EnglishEn febrero de 2014, se iniciaron protestas contra el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, manifestaciones que se tornaron violentas y registraron 3.306 detenidos; a raíz de ello, el gobierno venezolano, a través de los entes judiciales, ordenó la captura de cuatro líderes de la oposición: Leopoldo López, líder del partido Voluntad Popular; Daniel Ceballos, alcalde de San Cristóbal, Estado Táchira; Enzo Scarano, alcalde de San Diego, estado Carabobo, y el director de la policía de ese municipio, Salvatore Lucchese.
Lucchese, quien es abogado y comisario policial, fue enviado a la prisión militar de Ramo Verde durante diez meses y quince días por haber desacatado una sentencia del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) que ordenaba “emprender acciones necesarias para evitar la colocación de barricadas en la jurisdicción”.
A su llegada a la cárcel, fue enviado al piso dos del Anexo B, el área destinada para encerrar a los reclusos castigados por mal comportamiento. Era vecino de celda de López. Cuatro días más tarde, fue trasladado al primer piso, donde estaban los exalcaldes Scarano y Ceballos.
La noche del pasado miércoles 4 de febrero, luego de haber cumplido condena, el TSJ emitió las ordenes de excarcelación para Scarano y Lucchese.
En entrevista a PanAm Post desde su casa, el exdirector policial se denominó orgullosamente “ex preso político” del Gobierno venezolano, al tiempo que calificó su estadía en el recinto penitenciario como un “infierno”.
“Lo llevamos con mucha dignidad, fue un año de mucha meditación. Tú de la cárcel sales muy doblegado o muy fortalecido”
¿Cómo fue el día en que se enteró de que iba preso? ¿Qué pruebas lo incriminaban?
Me citaron al TSJ, que me imputaba el delito de desacato. Yo tenía claro que me iban a dejar detenido, pero siempre he dicho que uno tiene que enfrentar a la justicia y dar la cara.
Me presenté ante siete indignos magistrados que se invistieron inconstitucionalmente de autoridad penal. Yo tenía claro de que la justicia estaba y está arrodillada a un partido político —en referencia al PSUV, partido de Gobierno—.
La razón real por la que me apresaron fue que no autoricé el uso de armas de fuego en contra de mi pueblo. Yo no soy un asesino, nuestra arma principal es la palabra y por eso es que están presos Leopoldo, Daniel y los estudiantes; por protestar pacíficamente.
Ramo Verde es una cárcel a la cubana, manejada por militares, donde la tortura aplicada no es solo psicológica, sino física.
¿Qué tipo de torturas recibió?
Me castigaron tres veces por reclamar mis derechos, cada castigo representaba 15 días de encierro sin ver la luz del sol. Mi celda medía 12 metros cuadrados, en esos períodos de tiempo no me permitían visitas; la basura hasta la tenía que tirar por la ventana, nos servían la comida en recipientes y sin cubiertos, comíamos con las manos.
Una sola vez nos lanzaron excremento y orine en la madrugada y 13 veces fuimos objetos de requisas violentas donde fuimos golpeados, y en ocasiones nos quisieron desnudar.
Para mí eran delincuentes encapuchados, porque un funcionario debe estar correctamente uniformado y con su nombre visible como lo establecen nuestras leyes; entraban a nuestra celda con un plan preestablecido, tapados y sin hablar; pienso que no eran venezolanos.
Por lo menos dos veces a la semana nos ponían desde las tres hasta las seis de la mañana música a todo volumen, donde “te volvían loco”. Nos cortaban el agua para que no nos pudiéramos bañar durante una semana y también nos quitaban la luz.
Las torturas psicológicas fueron muy fuertes; en la madrugada nos despertaban, varias veces me amenazaron con trasladarme a Tocuyito (cárcel común de alta peligrosidad). Cuando ellos vieron que no tenían como doblegarnos, lo hicieron tres veces y ya no más.
Fuimos objeto de eso y hay pruebas; elevamos nuestras denuncias a la justicia internacional ya que aquí en Venezuela carecemos de justicia, es una justicia injusta.
¿Cuál era la rutina que llevaba en la cárcel?
Nosotros teníamos un régimen especial diferente a los otros 160 presos de Ramo Verde. Estábamos separados, éramos nosotros cuatro y no podíamos ver a nadie más; las visitas solo eran de nuestros familiares directos.
Los primeros tres meses y medio estuvimos totalmente aislados y nunca nos abrieron la celda; únicamente nos pasaban la comida y la ropa que traían nuestros familiares. Luego de ese tiempo, a las 5.30 de la mañana te abrían la celda para verificar si estabas vivo o no; a esa hora, Leopoldo, a través de los barrotes, se ponía a leer la palabra de Dios en voz alta para que pudiéramos escucharlo, había como un eco y podíamos comunicarnos.
A las 6.30 de la mañana comenzaba a hacer ejercicios y me bañaba con agua helada. Después de un mes y medio fue que nos permitieron tener un televisor en la celda.
A las ocho de la mañana más o menos comenzaba a leer; yo leí 108 libros, de historia de Venezuela, de Ghandi, Hitler, sobre Mandela, los próceres venezolanos y muchos libros de religión. Después de leer cuatro o cinco horas, almorzaba, volvía a leer, a hacer ejercicios y a bañarme nuevamente de ser posible. Ya en la noche, a las 7.30 p.m., las celdas estaban cerradas.
Después de los tres meses y medio nos permitieron vernos entre los cuatro —Scarano, López, Ceballos y Lucchese—, ya podíamos compartir físicamente. A la rutina, incorporamos la elaboración de un plan de Gobierno estructurado para ofrecerle al pueblo.
Yo te puedo asegurar que en ningún momento pasamos por ninguna depresión, nos preparábamos para una Venezuela mejor. Prometimos que el que saliera primero tenía que salir a convencer a ese pueblo que piensa distinto a nosotros y mostrarles la realidad de lo que sucede en este país. Explicarles que este Gobierno ha implantado un sistema totalmente fracasado.
¿Qué piensa de las sanciones por parte de Estados Unidos a funcionarios del Gobierno venezolano?
Yo quiero decirle a los pueblos de América que nosotros no necesitamos una intervención extranjera, necesitamos que las naciones democráticas se pronuncien en favor de nuestros derechos humanos, es lo único que pedimos. Los problemas de los venezolanos los resolvemos nosotros. de forma constitucional.
Nuestra Venezuela siempre ha sido solidaria con los pueblos del mundo, nosotros hoy les exigimos que se pronuncien; sabemos que allí está el interés económico y que está prevaleciendo sobre los derechos humanos, pero Dios no olvida.
Estados Unidos está sancionando a los corruptos que están dentro de este Gobierno, no es un secreto para nadie. Claro que apoyo las sanciones, vengan de donde vengan, contra quienes han saqueado a nuestra patria.
Este gobierno es un inmoral, no tiene dignidad para reclamar ni para tratar de convencer a nuestra gente de que nuestro enemigo es un país extranjero, nuestro enemigo es este gobierno venezolano corrupto y podrido.
Tarde o temprano las denuncias van a funcionar porque cuando se cometen delitos contra los derechos humanos eso no prescribe en ninguna parte del mundo.
¿Qué piensa del posible suicidio de Rodolfo “el Aviador” González en el Sebin (policía política)?
Yo lamento mucho si eso es verdad, que ese digno venezolano sea otro héroe caído y se haya suicidado; no aguantó la presión. Ese es el objetivo del Gobierno; como muchas veces no te pueden matar directamente, buscan inducir un suicidio. Así se vive en las cárceles políticas de Venezuela.