A menos de siete días de las elecciones locales en Brasil, es probable que la derecha y los partidos de centro salgan fortalecidos. Serán electos aproximadamente 57000 concejales y 5570 alcaldes en todo el país. En las elecciones locales pasadas de 2020, el Partido Liberal (PL), en el cual hoy milita el expresidente Jair Bolsonaro, obtuvo aproximadamente 2700 concejales y alrededor de 300 alcaldes, lo que representa un aproximado de 4,7 % del total de concejales en todo el país y 5,3 % del total de alcaldes. En esta elección, esos números seguramente serán mayores, ya que el bolsonarismo milita en el PL desde 2021. Esta es una oportunidad en la que el enfoque de la derecha está en el fortalecimiento de las bases electorales para enfrentar a la izquierda en las elecciones presidenciales y regionales de 2026.
Recordemos que el tercer gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva es una coalición amplia de partidos, en la cual el manejo del presupuesto de gobierno no es propio del PT sino que tienen que administrarlo en conjunto con los partidos de la alianza. Esto ha tenido una repercusión en las campañas locales del Partido de los Trabajadores, las cuales parecen tener menos inversión de recursos que en campañas anteriores ¿Podrá la izquierda vencer a una derecha más fuerte en la cuarta reelección de Lula?
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Pensar en esto es ver también a un México más revolucionario y con mayor protagonismo en los próximos años donde es posible que en Brasil y en los Estados Unidos vuelva a gobernar la derecha. La presidente Claudia Sheinbaum ha llegado al poder en un contexto de reorganización del Estado mexicano, comenzando por el Poder Judicial. Ha continuado con la promoción de la leyenda negra hispana al punto que le faltó el respeto al rey español desconvocándolo a la toma de posesión del nuevo gobierno. Y, además, el gobierno saliente se desmarcó recientemente de la postura de Brasil y Colombia respecto a la situación de Venezuela, tomando una posición de no intervención cuando antes pedía la publicación de las actas con los resultados de la elección del 28 de julio.
En Colombia, aún es incierto el escenario para 2026 con un gobierno de izquierda que ha tenido un pésimo desempeño, pero que no querrá perder el poder. Pero en el escenario de que la oposición pueda ir unida para enfrentar al candidato de la izquierda y logre vencerlo, la izquierda regional no tendría otro referente político de peso del cual sostenerse que no sea México.
Los países del sur, liderados por Javier Milei, no estarían más solos. Una América liderada por Donald Trump en los Estados Unidos, el bolsonarismo en Brasil y el posible retorno de la derecha en Colombia, cambia el escenario para la narcodictadura chavista en Venezuela.
Si en Venezuela llegase a asumir Edmundo González Urrutia, seguramente comenzaría una etapa de reorganización interna de la sociedad venezolana, lo que apuntaría más adelante hacia una política exterior que tenga como prioridad el apoyo a la lucha de los cubanos y nicaragüenses en la recuperación de la libertad y la democracia en sus países, ya que esto serían asuntos de seguridad nacional para la nación venezolana.
Si el ocaso de la izquierda ocurre, es por la fuerza de una derecha que de manera organizada ha avanzado para enfrentar a la izquierda en procesos electorales. Pero este avance solo se puede conservar por la materialización de buenos gobiernos, pues mucho de este ocaso se debe también al obvio y esperado resultado del fracaso de gobiernos colectivistas.