Alberto Fernández siempre ha sido uno de los más cercanos amigos presidentes de la región que ha tenido Luiz Inácio Lula da Silva. Lo acompañó en sus momentos de mayor debilidad, aupó su campaña presidencial en los foros internacionales, lo visitó apenas ganó las elecciones siendo el primero en reconocerlo internacionalmente, y ahora honra a su camarada convocando a la Celac. Luego de permitir los acontecimientos en Brasilia el pasado 8 de enero para lograr reunir a la opinión internacional a su favor mediante la victimización, ahora consolida su liderazgo con la presencia en la Celac de la mano de Fernández y Gustavo Petro. Analicemos algunos aspectos de este hecho político.
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El reacomodo de las fuerzas políticas de la región que presenciamos en Buenos Aires fue el desmontaje del impacto regional que tuvo la política externa de Brasil encabezada por el excanciller Ernesto Araujo en los primeros años del gobierno de Jair Bolsonaro. Su política de acercamiento a los Estados Unidos y la aproximación con los países del sur, buscaba enfrentar a la izquierda desarticulando su influencia al mantener aisladas a las dictaduras del continente. Sin embargo, la decisión del presidente Bolsonaro de cambiar su política externa por presiones internas, puso fin a este esfuerzo que seguramente traería consecuencias positivas para los hispanoamericanos y su calidad de vida.
Siendo esto así y volviendo la izquierda ahora en mayoría, se proponen restaurar su agenda de normalización del totalitarismo y el desmontaje de las democracias en las Américas. En este esfuerzo, buscan incorporar al joven presidente de Chile que, a pesar de ser de izquierda y querer obligar a su población a una serie de cambios realmente radicales en su Constitución nacional, ha señalado a la dictadura de Nicolás Maduro como violadora de derechos humanos. Esto ha despertado las antipatías del chavismo públicamente, sin embargo, esto es algo que Fernández, Lula y Petro pueden resolver sin mayores obstáculos en función de unir sus propósitos continentales.
En este retorno de Lula a la Celac, lo más triste para él fueron las ausencias de los dictadores Nicolás Maduro y Daniel Ortega. Recordemos que el Poder Judicial en Brasil prohibió en la campaña presidencial asociar a Lula con los dictadores y persiguió a quienes lo hicieron. Por su parte, los exiliados se unieron en protesta junto a líderes opositores locales para rechazar la presencia de estos agentes del totalitarismo hispanoamericano. Maduro y Ortega recularon, pero si asistió el dictador cubano Miguel Diaz-Canel.
Y los que más perdieron con este esfuerzo fueron los norteamericanos. Con su política exterior enfocada en el debilitamiento de la influencia de los EE. UU. en el mundo, han propuesto hace poco, en voz de la jefe del Comando Sur, que estarían dispuestos a dar armamento norteamericano a las dictaduras de la región -aliados de Rusia- si les dan su armamento ruso a los ucranianos. En cualquier caso, es el Partido Comunista de China (PCCh) el que se proyecta con una mayor influencia en nuestra región con esta nueva etapa que comienza la Celac. Sobre esto reseña la agencia de noticias oficialista Xinhua, al director del Centro de Estudios y Formación Marxista Héctor P. Agosti, Marcelo Rodríguez, “la conexión entre China y los países de la región a través de la plataforma que ofrece la Celac es muy simbólica, pero va más allá porque también hay hechos concretos, con acuerdos y propuestas para profundizar la cooperación entre las partes.” Hay que ver que hasta el presidente de Uruguay está cuestionando el Mercosur con tal de hacer un tratado de libre comercio con China.
Con una moneda común que pueda sustituir el uso del dólar en transacciones comerciales y financieras ¿Serán los países Brics el eje que normalice a los totalitarismos como los sistemas de gobiernos preferidos para avanzar hacia el mayor control de los medios de producción a nivel global?