Es muy claro que en una guerra tiene que haber algún canal de dialogo para que exista una negociación entre las partes. En este proceso, cada una de ellas se propone alcanzar sus objetivos, de tal manera que se consiga poner fin al conflicto y evitar más pérdidas. En estos procesos de negociación, es necesario ceder para avanzar y cuando se avanza, es porque se obtienen resultados.
De las partes, la que consiga la mayor cantidad de resultados es básicamente la más beneficiada. Esto puede ser por las capacidades de negociación que posea frente a las de la otra. Con ello, puede evaluar qué tanto le conviene o no que continúe el conflicto para ver si puede alcanzar más objetivos.
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Pero también puede ocurrir que ambas partes entiendan, tácitamente o no, que les conviene la permanencia del conflicto. Así, pueden prolongarlo indefinidamente mediante el posicionamiento de situaciones o agendas que no llevan a ningún lado.
Esto último es lo que parece que ocurre entre el chavismo y Voluntad Popular (VP).
El chavismo siempre ha sido duro contra Leopoldo López. Lo inhabilitaron, le sacaron el escandalo de PDVSA y los supuestos fondos para Primero Justicia (PJ), lo han encarcelado, han matado dirigentes de su partido, judicializó a VP y tienen presos políticos. Pero a pesar de todo esto, que se escribe fácil pero que sus militantes de base son los que más lo han sufrido, al escuchar las recientes declaraciones del excongresista norteamericano, David Rivera, y leer todo lo que ha salido a la luz pública al respecto, hacen pensar que para López el beneficio personal que obtiene de su antagonismo con el chavismo vale la pena de todo ese sufrimiento.
A pesar de que ya amenazó a Rivera con una demanda por difamación y se ha manifestado de manera escueta en contra de las acusaciones, las historias de López con el chavismo dificultan la credibilidad de su defensa.
Rivera confirma que Lilian Tintori le habría pedido a Raúl Gorrín un millón de dólares, y que éste solo le habría dado la mitad. Ella, la misma que confirmó que una vez se tomó un café con Diosdado Cabello en su casa negociando la cárcel de su esposo; la que una vez dijo que los venezolanos estamos decepcionados con Maduro porque no continuó el legado de Chávez; la misma a la que le encontraron cajas de dinero en su vehículo, para su abuelita. No olvidemos que su partido, el cual lidera lo que se llama gobierno interino, guarda importantes escándalos de corrupción —junto a otros partidos— respecto al manejo de los activos en el exterior. No olvidemos que fue VP quien se reunió con Diosdado Cabello en Caracas y nunca lo reconocieron a pesar del video del “encapuchado”. En fin…
Voy a citar a continuación lo que se consigue entre los más buscados de la ICE sobre Raúl Gorrín: “Fue acusado en una formulación de cargos presentada el 16 de agosto de 2017 en el distrito sur de Florida de un cargo de conspiración para violar la Ley de Prácticas Corruptas en el Extranjero (FCPA, por sus siglas en inglés), un cargo de conspiración para cometer lavado de dinero y nueve cargos de lavado de dinero”.
Este perseguido por la justicia norteamericana, frente a lo que dice Rivera, queda como un lobista que busca el dialogo y la concordia entre los venezolanos: el héroe empresario que quiere lo mejor para su país. ¿Qué persona en su sano juicio puede confiar en un acusado por lavado de dinero por el gobierno de los EEUU? Pero, además, ¿qué hay que tener en la cabeza para aceptar medio millón de dólares de los que se sospecha un origen ilícito?
En todo caso, pensemos en el funcionamiento del diálogo en el conflicto venezolano ¿Este liderazgo opositor ha logrado cosas significativas para los venezolanos o será que ha sido el chavismo el que ha logrado la mayor ventaja? ¿Esa oposición se encuentra más débil y más pobre que antes? ¿Podemos pensar que los antagonistas del fenómeno político venezolano quieren acabar con el conflicto, o les conviene mantenerlo a flote un poco más en el tiempo?
Estoy seguro de que usted, querido lector, ya sabe las respuestas.