Durante bastante tiempo, el bien común estuvo por encima del individuo y su propiedad. Se hacían varias cosas en nombre del bien común; inclusive, violar la propiedad de terceros. Hoy en día, el individuo se va dando cuenta lo nefastas que pueden ser las cosas en nombre del bien común, y ya empezó a defender su propiedad privada.
Pero, ¿qué es la propiedad privada y el bien común?
La propiedad privada es el derecho de las personas y empresas de obtener, poseer, controlar, emplear, disponer de, y dejar en herencia tierra, capital, cosas y otras formas de propiedad.
Por su parte, el bien común es todo bien o servicio del que se benefician todos (o un grupo) de ciudadanos. Ahora veamos, ¿cómo el bien común perjudica a la propiedad privada?
Recientemente vimos un ejemplo claro en Santa Cruz de la Sierra, donde un grupo de empresarios —Centros Comerciales de Bolivia S.R.L.— mandó a talar una propiedad llena de árboles (aproximadamente 250) en el feriado de carnaval. Al enterarse del hecho, la población y organizaciones medioambientales inmediatamente comenzaron a protestar y pedir explicaciones de por qué un pequeño bosque en la ciudad había desaparecido.
[adrotate group=”7″]Al comienzo reclamaron a la Alcaldía, pero la misma aclaró que ellos no habían permitido tal acción y que empezarían a tomar acciones legales. Posteriormente, los representantes de los empresarios explicaron que en ese terreno iban a construir un centro comercial, beneficiando así a los vecinos.
Pero todos querían de vuelta a los árboles que se habían talado. Pedían justicia por estos árboles, y la alcaldía comunicó que habría una multa de aproximadamente BOL$1 millón, además de una posible expropiación del terreno en cuestión, para hacer un parque para los vecinos.
Entonces, toda la inversión que hicieron los socios para hacer un centro comercial en plena avenida, grande y provechosa para las personas del lugar y para quien quiera más variedad, se irá a la basura. Todo eso sin tomar en cuenta la multa que recibirán.
¿Acaso esa propiedad era de los vecinos? ¿O era del municipio?
No, el terreno era propiedad privada. Y uno, en teoría, puede disponer y hacer lo que quiera con su propiedad privada.
Muchos argumentan que sin árboles el aire es menos puro, que hace más calor, que sirven de sombra, etc. Pero, si quieren más árboles, plántenlos (como lo hacen varias ONG y movimientos ecológicos); o compren una propiedad y hagan un parque. Estoy seguro que sería un buen negocio, porque nada en la vida es gratis.
Vemos así entonces cómo el bien común atenta contra la propiedad privada y el individuo. En casos como este, si los individuos quieren árboles, deben sembrarlos en su propiedad. Estoy seguro que todo sería más fácil si se rigiera por el gobierno privado.