EnglishEl viernes 12 de junio miles de ecuatorianos cerraron su semana en la calle. Los nuevos impuestos a la herencia y a la plusvalía impulsados por el presidente Rafael Correa, días antes, parecen haber sido las gotas que derramaron el vaso y generaron tal descontento social en la población.
Los anuncios del Ejecutivo hicieron que la gente se volcara a las calles, a protestar por cinco días consecutivos.
En la ciudad de Guayaquil, la convocatoria para la marcha de oposición —realizada principalmente en las redes sociales— fue en la Plaza del Centenario a las 5:00pm. El anuncio de una modificación al impuesto a las herencias, hecho por parte de autoridades del oficialismo, momentos antes de la protesta, no fue suficiente para calmar el enojo ciudadano. Poco a poco, varios grupos de personas (en su mayoría vestidas de color negro) llegaron al lugar con pancartas, banderas y pitos.
Durante dos horas el ensordecedor “¡Fuera Correa, fuera!” de la multitud fue lo único que se escuchó por la Avenida 9 de Octubre. A pocas calles de distancia, otra concentración, organizada por el partido de Gobierno, presentaba la contraparte a esta movilización.
Fui a la marcha opositora del viernes, no sólo para demostrar mi rechazo a estas políticas del gobierno, sino además, con la intención de descubrir otras razones por las que tantos ecuatorianos han salido a protestar. Los mensajes escritos en los carteles expresaban el repudio a los impuestos, al despilfarro en el gasto público, al “Estado Gallinazo“.
“Estoy en contra de la tiranía y de la opresión de este Gobierno. A Correa lo elegimos para que gobierne este país, no queremos un sátrapa, sino el hombre pensante que suponíamos que él era. El país está jodido por todas las políticas económicas de este infeliz,” me dijo un manifestante que prefirió no revelar su nombre.
Para el constitucionalista Roberto López, también presente en la protesta, la ciudadanía “al fin se pronuncia al rechazar todos los abusos de este Gobierno tiránico y dictatorial”.
La lista de estos “abusos”, aseguró, empieza con las violaciones a la libertad de expresión de la ciudadanía. “Un Gobierno que cree que existe un derecho del Estado a la comunicación, cuando lo que existe es la libertad de prensa y de expresión … Los impuestos a la herencia y a la plusvalía son leyes confiscatorias. Eso no es impuesto, es robar lo que te ganaste o lo que heredaste por el trabajo de tus antepasados. Eso es inadmisible en una sociedad democrática”, sostuvo.
Para los representantes del colectivo Resistencia Ecuador, “el propósito de las marchas es manifestar el rechazo a una cadena interminable de violaciones perpetradas por el régimen correísta”.
Así fue el “cacerolazo” de #Guayaquil a la dictadura, ayer. http://t.co/73uhEVcbYp#EcuadorProtesta #ResistenciaEC #FueraCorreaFuera
— #ResistenciaEC (@ResistenciaEC1) June 13, 2015
“Es claro que la suma de 9 años de abusos, corrupción e impunidad han copado la paciencia de los mandantes, quienes, al ver que no hay separación de Poderes, y por tanto, no existe autoridad alguna que controle los atropellos del Ejecutivo, han optado por ejercer su derecho constitucional de resistencia”.
Varias figuras políticas participaron en la marcha. “Quiero denunciar que eso de quitarle un artículo a la Ley de Herencias no soluciona el abuso de poder … nosotros nos vamos a mantener en las protestas y en pie de lucha, porque queremos respeto a los ecuatorianos”, señaló a los medios presentes el asambleísta opositor Andrés Páez.
“Queremos que esas leyes sean retiradas íntegramente; que se le entreguen los dineros al Seguro Social, que se acabe con el límite a las utilidades de los trabajadores, que les devuelvan los fondos a los maestros, y que se encarcele a Pedro Delgado, primo del presidente Correa”, continuó.
El candidato presidencial Guillermo Lasso, uno de los principales promotores de la manifestación, ofreció un discurso al finalizar la protesta. Señaló que es tiempo de que el Gobierno de Correa “respete el trabajo de la familia ecuatoriana. Nuestro trabajo es para nuestros hijos”, dijo.
¡Iniciamos el recorrido de la marcha! Vamos a decirle NO al #EstadoGallinazo. pic.twitter.com/HapM4Ibrzj
— Guillermo Lasso (@LassoGuillermo) June 12, 2015
En mi intento de determinar las razones que llevaron a la protesta, y luego de consultar con varios ciudadanos de a pie que se encontraban en el lugar, encontré una respuesta común: “Estamos hartos de tanto abuso”. Y eso es lo que yo vi en la calle. Cientos de personas, de todas las edades y clases sociales, gritando enérgicamente frases como “Abajo el dictador”, y “Esto no es pagado, el pueblo está cansado”.
A algunos les molestó que los políticos aprovechen el espacio para “hacer campaña”, pero esta serie de manifestaciones, que se han llevado a cabo en todo el país, demuestran, a mi parecer, algunos puntos que vale la pena tomar en cuenta.
Primero, que a muchos ecuatorianos, el Gobierno de las “manos limpias y corazones ardientes” ya los cansó, o los decepcionó. Que ya no quieren un nuevo impuesto o traba comercial cada semana. Que ya no quieren que el Gobierno “meta mano” a diestra y siniestra, haciendo lo que ordena el Ejecutivo, sin respetar ningún tipo de proceso o ley.
Segundo, que los impuestos a la herencia y a la plusvalía no son la causa de las protestas, sino dos de las tantas razones que han llevado a la ciudadanía a decirle “basta” a la administración del presidente Correa.
Tercero, que los simpatizantes de Alianza País ya no son “más, muchísimos más“. La cantidad de gente que se ha unido contra del régimen va en aumento, y como ya se ha anunciado por varios medios, las protestas van a continuar.
Cuarto, que estamos en un punto de quiebre político y económico importantísimo, que la oposición —en mi opinión, demasiado fragmentada todavía— debe aprovechar.
Con una muy probable aprobación de la enmienda constitucional, a favor de la reelección indefinida, al único que le favorece esta fragmentación y falta de liderazgo opositor para las elecciones presidenciales del 2017, es a Correa. Ciertamente tiene una popularidad decaída, pero el mandatario es un líder fuerte, que posiblemente terminará una vez más como el vencedor en los próximos comicios electorales, a no ser que exista una opción de peso que logre llevarlo al menos a una segunda vuelta.
Miles de ecuatorianos ya se levantaron de ese sueño de color verde flex llamado “Revolución Ciudadana” y para ellos no hay vuelta atrás. Es momento de que el presidente Correa cambie ese discurso —tan tradicional en los promotores del Socialismo del Siglo 21—, sobre las “conspiraciones desestabilizadoras en su contra”, con miras al 2017. Es hora de que acepte que sus políticas económicas han fracasado, y que la gente pide un cambio.
Por lo pronto, a los ciudadanos solo nos queda seguir ejerciendo nuestro derecho a la resistencia civil, manifestándonos pacíficamente en contra de los abusos de cualquier Gobierno que atente contra las libertades de los ciudadanos. La libertad no se defiende sola. Por tanto, necesitamos involucrarnos desde el comienzo, y no esperar a que —como en esta ocasión— los vasos se derramen para protestar en contra de un Ejecutivo que ya ha absorbido todos los poderes del Estado bajo su manga.