EnglishEs común escuchar que “los ricos son cada vez más ricos, y los pobres más pobres”. Sin embargo, un estudio que pronto será publicado por el Instituto Fraser desmiente la sabiduría convencional con respecto a la distribución de los ingresos en Canadá.
Los resultados son llamativos. El estudio no solo demuestra que un número importante de la población más pobre de Canadá fue capaz de escapar del grupo con ingresos más bajos entre 1991 y 2011, sino que además, refleja que aquellos con menores ingresos vieron aumentar su sueldo en un 280%, superando con creces el aumento de los ingresos de aquellos asalariados con ingresos medios y altos.
En un contexto de importantes privatizaciones y de recorte de déficit durante la década de 1990, la afirmación de que en Canadá los ricos son cada vez más ricos a costa de los pobres contradice la evidencia. El autor del estudio, Herbert Grubel, investigador senior del Instituto Fraser con sede en Vancouver, Columbia Británica, y exmiembro del Parlamento, quiere difundir esta información para que las personas puedan evaluar mejor los efectos de las políticas en pro de la igualdad y determinen si son realmente necesarias en Canadá.
Los pobres no son más pobres
El informe de 88 páginas, titulado “Distribución de los ingresos, movilidad de ingresos, y los súper ricos en Canadá” —presentado en una conferencia privada y al que accedió PanAm Post— está basado en información recolectada por Statistics Canada.
Parte de la investigación de Grubel se enfoca en la distribución de ingresos y se basa en índices comunes de igualdad, incluyendo el coeficiente de Gini y la proporción de ingresos promedios entre el quintil más alto frente al más bajo. Posteriormente, compara dos periodos de información: el primero, entre 1976 y 1996, y el segundo entre 1999 y el 2011.
En el primer período, el Gobierno federal canadiense adoptó políticas con el objetivo de hacer más equitativos los ingresos de toda la población, como la implementación un seguro de desempleo más generoso. Sin embargo, la información de Statistics Canada no solo sugiere que estas políticas fracasaron en igualar los ingresos, sino que iniciaron una era de estancamiento para los ingresos tanto de los ricos, como de la clase media y de los pobres.
Poco antes del segundo período, Canadá cambió sus políticas con el fin de eliminar el insostenible déficit fiscal. Los legisladores del país optaron por desregular y privatizar industrias, medidas que “se esperaban que incrementen ampliamente la desigualdad de los ingresos”, señala Grubel.
En lugar de ello, ocurrió lo contrario, y la igualdad se aumentó (ver gráfico). No solo crecieron los ingresos en todos los ámbitos, sino que aquellos con menores recursos pudieron observar un aumento más rápido, y un número significativo fue capaz de unirse al grupo de los mejor pagados. Los canadienses que se encontraban en el quintil más bajo en 1990, con un ingreso anual promedio de US$19.000, registraron un aumento del 280%, ganando hasta $54.000 en el 2009. Durante el mismo período, aquellos que comenzaron con ingresos dentro de los quintiles medio y alto, obtuvieron incrementos del 151% y 112%, respectivamente.
“Estos resultados son especialmente notables”, según Grubel, “dado que durante los 19 años evaluados, el Gobierno federal en la década de 1990 se dedicó a hacer recortes de gastos drásticos, y las recesiones de 2001 y 2008 tuvieron importantes efectos negativos en el empleo y el crecimiento económico”.
Movilidad de ingresos versus la “trampa de la pobreza”
En el segundo capítulo del documento, Grubel derriba dos mitos populares en el debate sobre la desigualdad: que los pobres están atrapados en la pobreza, y que los ingresos de los ricos han aumentado a expensas del estancamiento de las clases más bajas.
La investigación en cambio sugiere que no existe tal cosa como una trampa de pobreza, y que la movilidad de ingresos de los canadienses es muy alta. Solo entre el 2003 y 2004, 22,3% de los canadienses que se encontraban en los quintiles más bajos ascendieron a quintiles más altos.
Además,”el 19,8% de aquellos con ingresos más altos en el 2003 se movieron hacia quintiles más bajos en el 2004, y los individuos del resto de los quintiles también experimentaron ingresos menores”, indica Grubel. En otras palabras, los más pobres pudieron mejorar drásticamente su situación en el transcurso de un año, mientras que el resto lejos estuvo estuvieron de tener asegurada sus posiciones de ingresos altos.
Al analizar la movilidad en 19 años —entre 1990 y 2009— los datos muestran que solo el 13% de las personas que se encontraban en los quintiles más bajos en 1990, se mantuvieron en la misma categoría 19 años después. “El resto se ha movido prácticamente en proporciones iguales a cada uno de los cuatro quintiles más altos, incluyendo el máximo”, añade el autor.
Grubel, además, señala que la movilidad descendente también fue significativa, pues solo el 64% de aquellos que se encontraban en el quintil más alto en 1990 continuaban en esa posición en 2009.
De este modo, Grubel demuestra que los canadienses más pudientes no se han vuelto más ricos a expensas de la clase media y de la clase baja.
De acuerdo con el exlegislador, estos resultados son distintos a aquellos presentados en los estudios tradicionales sobre el ingreso, porque estos últimos ignoran los cambios en la composición de los diferentes quintiles.
En una entrevista con el periódico chileno Pulso, Grubel explica que el problema con medir la desigualdad del ingreso es que las estadísticas normalmente son recogidas por el Gobierno, por lo cual solo se considera la distribución de los ingresos en un año determinado.
“El problema es que esto muestra que la gente que en 1990 era pobre, sigue siendo pobre en 2009. Pero resulta que la gente que es considerada pobre en 2009, es gente totalmente distinta que la que se consideraba pobre en 1990”, argumentó.
“¿Qué le pasó a la gente que ya no es pobre? Tuvieron ingresos más altos. Sólo 13% seguía siendo pobre en 2009. El 87% restante se había vuelto más rico. Las razones son variadas, pero sólo eran pobres temporalmente, entonces es engañoso decir que los pobres siguen siendo pobres y que los ricos se han vuelto más ricos. Eso no es cierto”, concluyó Grubel.
Traducido por Orlando Avendaño y Rebeca Morla. Editado por Adam Dubove.