
Andrés Manuel López Obrador es un presidente socialista que tiene muy claro el plan que debe seguir para tomar el control político total de México, y así hacer posible, como sea, que su grupo ideológico se perpetúe en el poder.
Así las cosas, estamos viviendo ahora la etapa de cimentación de una dictadura progresista, y en tal camino una parada ineludible es destruir o tripular al Instituto Nacional Electoral (INE).
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Primero López Obrador intentó hacer reformas a la Constitución, para despojar al INE de su autonomía y dejarlo lobotomizado al servicio del gobierno federal, además de rasurarle presupuesto y personal, dejándolo en los huesos, inoperante.
Por fortuna, esas medidas, conocidas como “Plan A” de AMLO, fracasaron, ya que el partido Morena (suscrito al Foro de Sao Paulo), fundado por él, no pudo construir una mayoría suficiente en el Congreso, suficiente como para torcer la Carta Marga a su conveniencia.
Pero López no se quedó quieto en su afán irrefrenable de acabar con el pilar de la democracia electoral mexicana, el INE (antes Instituto Federal Electoral), que tanto esfuerzo y sudor ha causado a la ciudadanía edificar y mantener como una institución libre e independiente durante décadas.
Entonces López buscó hacer reformas ya no a la Constitución, sino a las leyes secundarias, pero cuyo resultado sería bastante parecido al de su Plan A, dejar inhabilitado al INE.
A este conjunto de ajustes legislativos se le conoce como “Plan B”, que dejaría un INE sin dinero, con graves recortes de personal, sin autonomía, vulnerable y sobre todo, a merced de los caprichos del poder central.
Así, el INE acabaría quebrado, en ruinas, pasando de ser un instituto fuerte, actuante, autónomo, vigoroso, no sometido, aunque siempre perfectible. con presupuesto y personal suficiente, a uno castrado, sin dinero, sin la gente necesaria, sin representaciones en los estados.
Tampoco le funcionó a AMLO esta jugada, porque fue suspendido el proyecto por la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que es bastante cercana al supremacismo progresista a nivel ideológico (léase pro aborto, feminista radical, impulsora de la ideología de género y del lobby del arcoiris), pero al mismo tiempo, su nueva presidente, Norma Piña, en algunos puntos está sabiendo ser un contrapeso del poder del tabasqueño socialista blando.
Y así es como hoy, los mexicanos hemos llegado al “Plan C” de López, que consiste en destruir desde adentro al INE, ya no con leyes, sino tripulándolo. Es decir, logrando colocar como directivos a perfiles totalmente leales a Morena. Más exactamente, al presidente de la República. Gente de su confianza, sus amigos de siempre, sus seguidores más bien, sus fanáticos.
Pero además, hay que poner el acento en el método propuesto para elegir a los nuevos directivos del INE: una “tómbola”, es decir, un sorteo, un juego de azar, en el que se van eligiendo sin aparente voluntad de nadie, quiénes quedarían al frente de tan importante instituto.
Las sospechas no se hicieron esperar y no hay quien conceda a esta “tómbola” alguna credibilidad como un método a la altura de las circunstancias y que no vaya a ser una vil manipulación de la gente cercana a Morena.
El excandidato a la presidencia por el Partido Acción Nacional (PAN), Ricardo Anaya, desde algún lugar fuera de México, porque tuvo que irse al verse perseguido por el poder de López que supuestamente quería ponerlo tras las rejas, hizo uno de sus videos que publica en Twitter, para explicar este “plan C”.
Es una muy buena noticia que la Suprema Corte haya suspendido la aplicación del antidemocrático Plan B de López Obrador; sin embargo, no debemos cantar victoria porque ya está en marcha el Plan C. Aquí mi video anterior para quien no lo vio. ¡Saludos! pic.twitter.com/4Zl8CbNXQG
— RicardoAnayaC (@RicardoAnayaC) March 26, 2023
Dice que Morena se está “robando al INE con una nueva triquiñuela”. Y que se trata, básicamente, de que Morena ponga a su gente en el Consejo General de ese instituto. Primero, dice Anaya vestido con playera negra, tomaron el control del “Comité técnico de evaluación”, de 7 personas, que hacen los exámenes para definir quiénes serán los nuevos consejeros.
Tal Comité filtró de 508 personas candidatas, y quien quedó con la mejor calificación fue nada menos que un representante de Morena, lo cual pone en tela de juicio la independencia de estos perfiles con respecto a los partidos, y en especial a del presidente. Así las cosas, de los 92 finalistas, 20 son totalmente cercanos a Morena.
Previsiblemente, entonces, serán escogidos tales 20 leales a Morena. Y serán divididos en 4 grupos de 5 integrantes cada uno. De cada grupo, o caja, saldrá un nombre “al azar”.
Y esa es la “tómbola”, el sorteo para escoger a los 4 finalistas. Podemos imaginar lo ridículo, ilegal e ilegítimo que es todo esto que está haciendo la izquierda en México para tomar el control del INE y aplastar de una buena vez a la democracia.
De ahí saldría también, claro, el nuevo presidente del Consejo General del INE, quien estará en tal puesto 9 años… Es decir, le tocaría llevar a cabo las elecciones de 2024, desde ahora mismo previsiblemente amañadas, y también, por su fuera poco, las de 2030.
¿Todo para Morena? Crónicas del subdesarrollo, del retraso, crónicas de la corrupción, del socialismo blando, experto en robarse elecciones, en trampas y mapacherías.
Sólo que en México, esta vez, la gente no se va a quedar callada. Y se volcará en las calles. Tenemos que sacar a los socialistas del poder. Es ahora o nunca.