Trump regaló un discurso contundente, lúcido e hipercrítico sobre la actualidad en Estados Unidos. Que se opone lo mismo al progresismo que al socialismo, los dos brazos ideológicos de los radicales del Partido Demócrata en el gobierno. Expresiones del marxismo posmoderno: el socialismo blando y la agenda del globalismo woke.
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No cabe duda que el presidente 45 de los EUA tiene el pulso de los ciudadanos muy presente, y sabe a fondo lo que les está afectando, en lo económico, en lo sanitario, en lo social, en lo moral.
25 millas de vehículos de los asistentes en ruta al rally de Donald Trump, en Arizona, este sábado 15 de enero de 2021, y algunas fotos de la mainstream media mostraron un paraje solitario. Tal vez las tomaron otro día, no hoy, dice quien es un ícono de la defensa de Occidente, y no sólo un gran expresidente de Estados Unidos, que bien puede regresar en 2024.
Sólo un día después de que el canal de televisión -cercano al movimiento MAGA- One American News (OAN) fuera dejado fuera por su distribuidor, este sábado 15 Trump logró reunir miles de asistentes a su evento en la localidad de Florence donde aborda temas sensibles. Lo acompaña Kari Lake, la candidata republicana a la gubernatura estatal. Y atrás de él, aparece en el público un grupo nutrido de afroamericanos con sudaderas que dicen: “Negros por Trump”.
Los radicales demócratas quieren convertir a los Estados Unidos en un país comunista, dijo Trump. Es una afirmación dura y que no deja espacio a interpretaciones. El marxismo americano descrito por el brillante Mark R. Levin, es una realidad en cuya construcción colaboran con los demócratas, los medios gordos globalistas, las empresas del Big Tech y sus delirantes “normas comunitarias”, y cientos de colectivos supremacistas de izquierdas, entre los cuales están los conocidos Black Lives Matter y Antifa.
Bernie Sanders, Alexandria Ocasio-Cortez luchan por el socialismo, pero no se queda atrás el clan de los Clinton y el de los Obama, y sus amigos globalistas, George Soros y otros grupos de poder, como los Bilderberg, los Rockefeller, y hasta un ala de la ONU, la misma que ha convaliado a Nicolás Maduro como un gobernante “legítimo”. Todos demoliendo la cabeza del mundo libre, los EUA, poniéndola de rodillas para que China se corone lo más pronto posible como hegemonía mundial, económica y militar. Tontos útiles del Dragón Rojo.
Dijo Trump que como había advertido en campaña, si ganaban los demócratas, iban a convertir al país en una Venezuela en gran escala. Y está sucediendo ya eso. Venezuela, recordó, fue un país exitoso -antes de Hugo Chávez-. “Pero hoy no hay comida, no hay agua, todos se están muriendo, está dirigida por un grupo de asesinos”. Y es verdad. Basta ver la acusación de la DEA contra el sátrapa de Nicolás Maduro, por quien ofrece una recompensa de 15 millones de dólares, por “narco-terrorismo, corrupción, tráfico de drogas y otros cargos criminales”.
La gente pregunta a Trump a menudo cuál es el país con el que le es más difícil lidiar. Si China, Rusia, o quizá Corea del Norte. Pero no. El más difícil es los Estados Unidos, comenta el neoyorkino. “Tenemos aquí gente muy loca que ha creado mentiras”, como lo de Rusia y lo de Ucrania.
“Ya no hablamos de grandeza, ahora hablamos de medio ambiente, Covid, raza”. La izquierda está denigrando y discriminando ahora a la gente con un criterio basado en la raza.
Es tiempo de que los radicales demócratas dejen a las familias en paz, a nuestros viejos en paz, a nuestros niños en paz, nuestros negocios en paz. Tiempo de decirle a Joe Biden que las elecciones sobre salud del pueblo americano no son de su incumbencia. Que el pueblo puede decidir por sí mismo, expresó Trump.
Es una defensa de los fundamentos de su país. De los planteamientos de los Padres Fundadores. La libertad. El esquema del liberalismo clásico, según el cual el Estado no puede, no debe, intervenir en la vida de las familias, ni de los individuos, no puede sustituirlos, imponerles decisiones, decidir por ellos. Cuando el Estado decide por el individuo, eso es comunismo, estalinismo, totalitarismo.
Respecto al manejo de la pandemia, Trump dijo que Biden es un incapaz y un incompetente, que ha sumergido a EU en un caos, en un desastre. La pandemia muestra sus peores cifras al tiempo que se endurecen las medidas sanitarias draconianas.
Dijo que quieren a la gente encerrada, y destruyen la vida de los niños al no dejarlos ir a la escuela. Han crecido con cubrebocas y encerrados. Nueva York y California, dos estados demócratas, tienen pésimos resultados en combate a la pandemia.
Criticó el expresidente al Big Pharma, que está haciendo una gran fortuna. Y a los demócratas por estar poniendo las ganancias de las corporaciones por encima de los derechos de los estadounidenses. Ese poder corrupto, de “hambrientos lunáticos”, necesitan escucharnos fuerte y claro: estamos hartos de tener nuestras vidas controladas por los políticos y por burócratas de Washington. Estamos hartos de la obligatoriedad sanitaria, advirtió Trump.
A unos días del lanzamiento formal de su nueva red “Truth Social”, también atacó la ideología de género y sus mentiras, cuentos que se quieren imponer totalitariamente. Tiene razón cuando dice Trump que la gente está cansada de que se les den lecciones “científicas”, del partido que dice que los hombres son mujeres y las mujeres son hombres, y que los bebés pueden ser asesinados aun cuando ya hayan nacido. Como diría Chesterton, llegará el día en que habrá que sacar la espada para defender que el pasto es verde. Bueno, ese día es hoy, y las derechas deben estar bien articuladas. En toda América, en el continente, en todo Occidente.