Ultraizquierdistas de América Latina y España presentan en México –el nuevo santuario rojo- el “Modelo Solidario de Desarrollo”, que no es sino el mismo socialismo atroz de siempre, pero con disfraz posmoderno, con lo que el Grupo de Puebla busca encubrir los destrozos que han causado quienes lo conforman y el gran desgaste que experimentan en todos sus países.
Fundado en 2019 con vocación internacionalista, a diferencia del Foro de Sao Paulo, el tal Grupo de Puebla reúne no a partidos políticos socialistas, sino que está conformado por personas, liderazgos todos de izquierda radical progresista, y no pocos de ellos, señalados por corrupción, entre otras cosas.
México es el nuevo paraíso de zurdos que cobija la 7ª cumbre socialista que tiene lugar entre este 30 de noviembre y 1º de diciembre de 2021.
Nada más para que nos demos una idea del calibre de marxistas posmodernos que visitan tierras cristeras, el Grupo de Puebla ha anunciado que asisten a su evento:
- El expresidente de España, José Luis Rodríguez Zapatero, cuyo embajador en Venezuela desvió junto con el gobierno de Hugo Chávez más de 38 millones de dólares de PDVSA.
- Dilma Rousseff, destituida como presidenta de Brasil en 2016 por graves irregularidades.
- El expresidente de Colombia, Ernesto Samper, señalado y procesado por su supuesto vínculo con el Cártel de Cali, del que habría recibido financiamiento.
- El expresidente de Ecuador, Rafael Correa, prófugo de la justicia, escondido en Bélgica, a quien las autoridades de su país le han embargado cuentas bancarias, y bienes muebles e inmuebles, por el caso de corrupción “Sobornos 2012-2016”.
- El expresidente de Paraguay, Fernando Lugo, destituido en 2012 por su responsabilidad en la muerte de 17 personas durante enfrentamientos entre fuerzas policíacas y campesinos.
Y a través de video-conferencia estarán también:
- Luis Arce, presidente de Bolivia y cómplice de Evo Morales, quien mantiene una persecución política contra sus opositores.
- El derrotado electoral Alberto Fernández, presidente de Argentina, donde mantiene un índice de pobreza de 40,6% en el primer trimestre de 2021.
No podía faltar igual por vía remota Lula Da Silva, exmandatario de Brasil, quien estuvo preso por corrupto 19 meses, y que ahora quiere ser candidato una vez más.
Asimismo, no se puede pasar por alto la significativa presencia del excandidato presidencial de Chile y coordinador ejecutivo del Grupo de Puebla, Marco Enríquez-Ominami, un progresista feroz que deja en claro que uno de los principales objetivos de esta oscura cumbre es apoyar la candidatura del ultraizquierdista Gabriel Boric en Chile.
Boric fue capaz de celebrar cuando le regalaron una playera con la cara del senador conservador asesinado Jaime Guzmán con un disparo en la frente, y además se reúne con terroristas.
Enríquez-Ominami es un globalista hincha del aborto libre, así como del supremacismo LGBT, y feminista, y es uno más de quienes confunde los verdaderos derechos humanos con los derechos fake, al considerar al aborto como un “derecho de la salud reproductiva”.
Entre sus propuestas para que Chile esté woke sin rienda, fue capaz de promover “como ejes de trabajo del Ministerio de Cultura, las Artes y el Patrimonio”, al feminismo, así como buscar darle dinero a los homosexuales sólo por serlo, al proponer: “Garantizar la inclusión de las personas LGBTIQ en las políticas de protección social y asistencia durante la crisis” causada por el Covid-19.
También el Grupo de Puebla busca a como dé lugar hacer ganar la presidencia de Colombia al exguerrillero Gustavo Petro, un amigo cercano de Hugo Chávez que hoy quiere confundir al electorado y se toma fotos con la Virgen María y orando muy misericordioso en un templo.
Por parte del anfitrión, de México, será infaltable la presencia del hiperactivo Secretario de Relaciones Exteriores y aspirante presidencial Marcelo Ebrard, para quien reunir a todos estos radicales es un éxito en su camino a la silla presidencial ya que con ello se granjea la simpatía de López Obrador.
El presidente mexicano gusta mucho de proyectar la imagen de máximo líder de la izquierda latinoamericana, de ser la cabeza de un nuevo eje rojo latinoamericano, que supuestamente busca unificar a América Latina con Estados unidos, contra la hegemonía china… pero que de facto parece más bien ser lo contrario, en virtud de que los países socialistas que se agrupan en la CELAC, están endeudados hasta las manitas con el Dragón Rojo, que los tiene agarrados del cuello.
Como era previsible, el “Modelo Solidario de Desarrollo” que presentan ahora, es sólo una reelaboración de la propuesta de Andrés Manuel López Obrador anunciada en la ONU el 9 de noviembre pasado, donde lanzó su “Plan Mundial de Fraternidad y Bienestar”, es decir, la creación de un “Estado Mundial” y de subsidios universales.
En otras palabras, el mexicano, globalista por conveniencia, quiere construir un sistema internacional asistencialista, que se financie de donativos de millonarios, empresas y gobiernos, para otorgar dádivas a la gente.
Justo como lo hace en México, con lo que no resuelve la pobreza de nadie, pero sí ha creado una gran base electorera, que le ayuda a permanecer en el poder, y de la que, a la usanza de Chávez, incluso puede echar mano para tomar las calles, y usarla como grupos de choque contra disidentes.
Acaso si el asistencialismo socialista de AMLO sirviera de algo, y paliara la pobreza y por ende inyectara confianza en los mercados, el Banco de México no hubiera reconocido hace unos días que en el tercer trimestre de 2021 ha ocurrido una fuga de capitales en México, por la friolera de 14 mil 596.3 millones de dólares.
López Obrador ya había planteado desde el 18 de septiembre de 2021, en la VI Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC), sus planes globalistas rojos, en donde entregaba simbólicamente las riendas a la ONU, nunca dijo a cambio de qué, pero es de suponerse -es obvio-, que a cambio de que le respalden perpetuarse en el poder, lo mismo que pasa con Maduro en Venezuela, con el castrismo en Cuba y con el sandinismo en Nicaragua.
“Que las controversias sobre democracia y derechos humanos se diriman a petición de las partes en instancias verdaderamente neutrales creadas por los países de América y que la última palabra la tengan las agencias especializadas de la Organización de las Naciones Unidas”, confesó López Obrador en aquella ocasión, sin empacho.
(Ojo cuando dice “controversias sobre democracia”, porque con ello quiere decir que la pérdida de libertades y la incipiente tiranía siga siendo calificada por consenso de naciones Unidas como algo “democrático”).
Los asistentes a esta cumbre roja son tan carentes de vergüenza que en la página web del Grupo reconocen que van a analizar, textual: “La utilización del poder judicial como arma de persecución política”, estrategia que sin duda deben haber tomado de Brasil, donde el Supremo Tribunal Federal se la ha pasado metiendo a la cárcel a disidentes del socialismo de Lula, a quien le despejan el camino para su reelección en 2022.
Ahí está el caso del periodista Oswaldo Eustaquio -a quien los agentes que lo detuvieron por órdenes del ministro Alexandre de Moraes le causaron a golpes inmovilidad en las piernas-, y otros ejemplos, como el del diputado David Silveira, y el de Roberto Jefferson del PTB.
Pero como hemos escrito, el plato fuerte de este encuentro zurdo es presentar una versión maquillada del socialismo más destructivo, al que llamarán ahora: “Modelo Solidario de Desarrollo” y estará basado en los conceptos de López Obrador, el nuevo gran tlatoani, gran jefe de la familia marxista posmoderna hispanoamericana.
López busca integrar un bloque estilo Unión Europea, en América, para que con el voto latino el Partido Demócrata de Estados Unidos se quede en el poder muchos años más, y a su vez, los sátrapas socialistas latinoamericanos sean tolerados y hagan lo mismo, con la venia del globalista Biden y quien quiera que le suceda en el trono (posiblemente Michelle Obama o Kamala Harris).
La connivencia zurda se hace evidente cuando Biden está ayudando a ganar a Gustavo Petro en Colombia, al retirar a las FARC la clasificación de “grupo terrorista”. Las izquierdas se alinean a nivel continental, y el Gran Dragón Rojo acecha. Urge la unidad de las derechas.