El conservadurismo no es una ideología más, ni un conservador es un enamorado del pasado. Es una persona que se define por la prudencia, que se opone de entrada a todo proceso revolucionario, y es una persona realista. Esto piensa Horacio Giusto, quien es Co-Fundador de la Fundación LIBRE, junto con el escritor Agustín Laje.
Oriundo de Córdoba, Argentina, donde reside, es director de La Resistencia Radio, en PlayFM, y está estrenando un libro intitulado “El conservadurismo en 10 reflexiones“, que por ahora solo está a la venta en su país, pero que pronto podrá conseguirse a nivel continental.
La clave del conservador es los ojos en el cielo pero los pies en la tierra, dice Horacio. Y no todo proyecto de vida ajeno es igualmente respetable, porque si no, caemos en el relativismo.
Su reciente trabajo aborda importantes tópicos en relación con el conservadurismo, al que asocia en cierta forma a la cultura y la lucha provida, y al cual contrasta con el feminismo, el control de natalidad, el globalismo, y el ecologismo. También analiza en otros capítulos el dogma de la democracia y la “sociedad infantilizada”.
Sostuvimos una conversación sobre algunos de los puntos que analiza.
Cuando se adentra en el fondo del ecologismo y su relación con el socialismo, Horacio Giusto encuentra que “todo ecologismo es en primer orden abolicionista de la propiedad privada”, un ángulo sumamente importante y pocas veces dilucidado.
Los animalistas, que asignan categorías ontológicas de hombre a un animal, incurren en un “relativismo moral”, propio del “subjetivismo de la posmodernidad”, dice el autor.