Venezuela está en boca de todos y no por las razones que todos quisiéramos, la inestabilidad política que el régimen dictatorial de Maduro ha generado se está viendo reflejada negativamente en prácticamente todos los aspectos de la vida del venezolano común.
Pareciera que los únicos grandes beneficiados de las políticas socialistas de Maduro son los funcionarios públicos que se dedican a vivir a costa del pueblo, pero incluso a ellos los está alcanzando la realidad; la situación venezolana es insostenible y al pueblo ya no le alcanza para mantener al corrupto sistema.
El asalto a la razón que representa el esfuerzo de “la constituyente” de Maduro no tiene pies ni cabeza; en un intento desesperado por silenciar a la oposición y a la gran mayoría del pueblo venezolano el régimen ha optado por disfrazar de democracia a la represión a través de disolver el congreso y formar un nuevo colegio conformado solo por simpatizantes oficialistas.
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La presión internacional no se hizo esperar he incluso el órgano rector del Mercosur ha decidió suspender indefinidamente a Venezuela por las graves faltas a la democracia y por la práctica de medidas anticonstitucionales por parte de sus gobernantes.
Ante esta situación, el canciller mexicano Luis Videgaray, compartió un mensaje claro y certero con dedicatoria al dictador Nicolás Maduro: “Presidente @NicolasMaduro: cobarde es quien usa el poder del estado para desmantelar la democracia y arremeter contra su propio pueblo” tuiteaba desde su cuenta personal el día 3 de agosto.
Las reacciones no se hicieron esperar y mientras algunos celebramos la contundencia del mensaje y la correcta postura del gobierno mexicano hacia un régimen criminal como lo es el venezolano, algunos otros comenzaron a señalar que en realidad Venezuela está mucho mejor que México dando argumentos tan falaces y ambiguos como una supuesta “soberanía ante el imperialismo yanqui” o “el bajo precio de las gasolinas venezolanas”.
Aquellos que señalan estas supuestas realidades olvidan hacerse el más elemental de los razonamientos consecuentes: ¿de qué sirve tener “soberanía” y “gasolina barata” cuando salir a las calles es un acto de alto riesgo y cuando conseguir productos de necesidades básicas es toda una odisea en la gran mayoría de las regiones del país?
A México le falta mucho para ser un país libre y próspero como el que cualquier persona honesta y bien intencionada desearía y a sus gobernantes les falta mucho para entender que el mundo no gira en torno a ellos y distan mucho de ser personajes sensatos y coherentes, sin embargo, ni en México estamos peor que Venezuela ni el gobierno (deficiente, claro está) de Peña Nieto es equiparable ni de lejos con el gobierno de Maduro.
Datos duros para sostener esta afirmación:
1) Mientras que en México tenemos una inflación cercana al 6 % anual que termina por ser asfixiante para el grueso de la clase media y baja de nuestro país, en Venezuela las cifras más conservadoras hablan de un 720 % y hay quienes sostienen que esta llega hasta a 1000 %.
2) México es un país carcomido por el cáncer lacerante de la corrupción, no hay duda alguna, se encuentra instaurada en la idiosincrasia mexicana y esto afecta a todos los niveles socioeconómicos, desde el que administra los puestos en los pequeños mercados locales hasta el presidente de la República y esto lo lleva a ocupar el lugar 123 en el ranking mundial de corrupción. Venezuela ocupa el 166.
3) El dólar actualmente cotiza entre 18 y 20 pesos mexicanos, mientras que por la misma unidad tendrías que pagar cerca de 8,000 bolívares venezolanos.
4) En el ranking mundial de la libertad económica (estrechamente relacionada con el progreso y desarrollo de las naciones) México ocupa el lugar 59, mientras que Venezuela solo supera a Cuba y Corea del Norte ocupando el lugar 176.
No está de más señalar que los números sobran cuando se tiene oportunidad de hablar cara a cara con un venezolano expatriado por necesidad y te conversa de viva voz el dolor que implica tener que dejar su tierra y su familia en busca de un mejor futuro lejos de casa o cuando te comenta cómo algunos de sus amigos han sido asesinados a consecuencia de la terrible impunidad que reina en las calles venezolanas.
La situación del país sudamericano ha trascendido ya el plano ideológico y político; ahora no hay nada más urgente que solucionar la terrible crisis humanitaria que se vive día a día, sin embargo, es responsabilidad de todos señalar y asegurarnos de que no se olvide su origen para no cometer los mismos errores una y otra vez en diferentes latitudes; el problema fue, es y será el sobreempoderamiento gubernamental.
Las políticas socialistas con tintes comunistas que suenan tan bonitas dichas desde un estrado en un mitin político en realidad solo generan dolor, miseria y muerte; ignorar esta realidad sería pecar terriblemente de omisión y no hace falta experimentarlo en carne propia para darse cuenta de ello.
México dista mucho de atravesar por la dolorosa situación que nuestros hermanos venezolanos atraviesan, pero podría hacerlo dentro de poco si no cerramos tajantemente las puertas ideológicas al populismo, cinismo y la demagogia tan característica de la izquierda latinoamericana en nuestros días.