Jorge Castañeda apenas necesita introducción. Es un intelectal respetadísimo que se desempeñó como ministro de Relaciones Exteriores durante la presidencia de Vicente Fox. Editor, escritor e historiador egresado de la prestigiosa universidad de La Sorbona, Castañeda ha dedicado su vida a la búsqueda de la verdad; o, al menos, a lo que más se le acerque. Tanto es así que, a pesar de haberse declarado de izquierda, ha sido en incontables ocasiones vilipendiado por los comunistas, que lo acusan de haber hecho un “giro hacia la derecha” y de estar “en la vereda ideológica y políticamente conservadora” – un camino similar al del peruano Mario Vargas Llosa.
Es en parte debido a este impecable currículum que a medio Uruguay se le cayó la mandíbula al piso cuando Castañeda afirmara, en “Es la hora de opinar” (periodístico emitido por Televisa), que la razón por la cual el gobierno uruguayo no endurece su posición frente a la crisis venezolana es la relación comercial entre Javier Vázquez, hijo del presidente Tabaré Vázquez, y el régimen dictatorial de Nicolás Maduro.
Jorge Castañeda reconoció una “gran legitimidad” de Uruguay, otrora llamado “la Suiza de América”, pero marcó salvedades.
“El único país más o menos grande que está por este diálogo (con Maduro) es México. Uruguay, en este caso, sí hay un problema personal muy complicado y es que el hijo del presidente Tabaré ha hecho una enorme cantidad de negocios en Venezuela en asuntos de cibernética y está embarrado hasta el cuello con las tranzas venezolanas. Los venezolanos y los cubanos lo saben, y cada vez que Uruguay se aleja un poquito, le da un apretón”, sentenció.
Uruguay, siendo un país pequeño que ostenta poco más de tres millones de habitantes, está acostumbrado a los rumores de pasillo, y el de Javier Vázquez es uno que se niega a morir.
Estas especulaciones cobraron incluso más fuerza cuando, en el marco de la investigación internacional conocida como “Panama Papers” (en Uruguay, publicada por el semanario Búsqueda), se dio a conocer que Vázquez (hijo) viajaba frecuentemente a Venezuela a causa de los negocios que mantenía con el gobierno del país caribeño. Tal como se publicó en el mencionado semanario, “a comienzo de la década del 2000, había viajado mucho a Venezuela como consecuencia de su trabajo en empresas de software uruguayas. En 2005, con su padre ya en la Presidencia, Vázquez detectó una ‘oportunidad’, dijo, porque el gobierno de Hugo Chávez había decidido que la administración pública usara software libre. En ese momento le comunicó de la posibilidad al titular de Artech, Nicolás Jodal, y después se armó un grupo de empresas que viajaban ‘sistemáticamente’ a Caracas para concretar negocios”.
El entonces diputado de la oposición Washington Abdala realizó una denuncia formal por “irregularidades” en las susodichas relaciones comerciales, pero su testigo clave, Eduardo Javier Gómez Canon, aparecería muerto en una playa de Punta del Este, conocido balneario uruguayo. En ausencia de indicios de violencia física, la muerte de Gómez Canon fue archivada como suicidio.
La denuncia de Abdala correría el mismo destino.
Por su parte, el periodista venezolano Joseph Poliszuk, tres veces finalista del Premio Latinoamericano de Periodismo de Investigación, se alineó con Castañeda a través de un tweet en el que expresó que “los negocios del hijo del presidente de Uruguay con el chavismo suman 63 600 000 de dólares, para una empresa de software que nunca concretó sus servicios en Venezuela”.
En esta nueva entrega del rumor inmortal, el diario “El País” de Uruguay intentó comunicarse con Javier Vázquez, pero el hijo del presidente se negó a hacer comentarios sobre las declaraciones de Castañeda.