En más de un artículo he manifestado que la capacidad de asombro que Uruguay despierta es inagotable. Quizás el pasmo no alcance a los intelectos extranjeros, pero como uruguaya, hay aspectos de Uruguay que me parecen lisa y llanamente incomprensibles.
El pasado lunes 17 de abril, la periodista y escritora María Urruzola (también política por el partido de gobierno, la coalición de izquierda Frente Amplio) fue entrevistada por Daniel Figares, en su programa radial “Rompkbzas” a efectos de presentar su último libro “Eleuterio Fernández Huidobro, sin remordimientos”, en el que describe datos del fallecido líder tupamaro sino que también detalla la financiación del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros, antes y después de la dictadura.
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Es pertinente, en una primera instancia, hacer algunas puntualizaciones sobre María Urruzola. Participó, a principios de los años 1990, en una investigación sobre trata de blancas desde Uruguay hacia Europa, más específicamente Italia. Como resultado de la misma, algunos empresarios y jerarcas de Interpol fueron encarcelados.
Al culminar dicha investigación, escribió el libro “El huevo de la serpiente”, en el cual relata el caso. La directora uruguaya Beatriz Flores Silva se inspiraría en este libro para su película “En la puta vida”.
Urruzola sería más tarde jefa de campaña de la candidata del Partido Comunista Ana Olivera para las elecciones municipales (en Montevideo) y tras el triunfo de la última, Urruzola fue nombrada Directora de Información y Comunicación del Ministerio de Desarrollo Social durante el primer período de gobierno del Frente Amplio, con Vázquez como presidente.
Estas aclaraciones son necesarias para que el lector entienda que no citaré en los siguientes párrafos a ningún opositor que “le hace el juego a la derecha” o forma parte de algún complot de los medios para hundir al actual gobierno. Las sensibilidades suelen exacerbarse cuando se toca la figura del expresidente José “Pepe” Mujica, sobre todo fuera de Uruguay, donde se lo desconoce por completo – y, como resultado, se lo idolatra.
Para escribir “Eleuterio Fernández Huidobro, sin remordimientos” Urruzola contó con las declaraciones de tres integrantes del Movimiento de Liberación Nacional – Tupamaros, ya que otros dos (comprensiblemente, no facilitó nombres) se negaron a participar en el mismo.
La autora relata el desconcierto dentro del Frente Amplio tras el regreso a la democracia y afirma que cada grupo (recordemos que el Frente Amplio es un conglomerado que va desde la izquierda de “centro”, como si tal cosa existiera, pasa por el socialismo y el comunismo, y se extiende a ramas radicales como el Movimiento de Participación Popular, ex Tupamaros, partido de Mujica y Huidobro) tomó su postura “predictadura”. Eso, para los Tupamaros, derivó en un “sistema de retaguardia” cuya finalidad era “conseguir armas y dinero”.
“Ellos necesitaban mantener Radio Panamericana, Mate Amargo. Esa historia la cuenta no sólo un integrante. Yo hablé con tres personas del MLN que participaron en asaltos de diferentes grupos” afirmó Urruzola
En la página oficial de “Rompkbezas”, se transcribió parte de la polémica entrevista:
“Financiaron al MPP con asaltos hasta 1998 ya dentro de la estructura del Frente Amplio. La banda era ‘orgánica’ y se creó a propuesta de José Mujica y Eleuterio Fernández Huidobro. Con los asaltos obtuvieron entre 25 y 30 millones de dólares para financiar los medios de comunicación y las campañas electorales del sector”.
Algunos integrantes de las denominadas “polibandas” fueron capturados en la segunda mitad de la década de 1990. Al respecto, Urruzola señala “lo que me sorprendió es que a ese grupo lo torturaron salvajemente en el Uruguay del ‘98, y están las pruebas (fue procesado un comisario). Y esa gente venía todo del Movimiento de Participación Popular y nadie dijo nada. Ni Huidobro, ni Pepe Mujica. Eso me impactó. Torturaron a sus compañeros y callaron la boca”.
Para los no uruguayos, Fernández Huidobro fue senador del Uruguay desde 2000 a 2011. El 26 de julio de ese mismo año se convirtió en Ministro de Defensa Nacional; él, que había robado, secuestrado, asesinado y planeado tomas de ciudades en los 1960 al lado de José Mujica.
Mientras estuvo preso, realizó pactos con la cúpula militar en lo que él llamó “La Tregua Armada”. Escribiría luego un libro homónimo al respecto.
Comencé hablando del inacabable asombro que causa Uruguay, pero quiero ser bien clara esto: no me asombra que el Movimiento de Participación Popular se haya financiado a fuerza de robos en plena democracia. Lo mismo hicieron en los 1960.
No me asombra tampoco que Mujica o Huidobro sean traidores. No me causa un sentimiento ni siquiera remotamente parecido a la perplejidad que “el presidente más pobre del mundo” y secuaces hayan contado millones. Para nada.
Lo que me asombra, lector, es que el libro sea visto como revelador. En otras palabras, lo que me asombra y desespera es que muchos uruguayos se asombren.