EnglishEl ministerio de Comercio Interior de Cuba declaró el pasado viernes que 9.000 restaurantes estatales pasarán a manos privadas. La medida implica un aumento sustancial en el sector, que hasta el momento suma 1.261 restaurantes de administración y propiedad de particulares.
El cambio llega como reacción a un incremento en el turismo internacional y en la demanda de una mayor diversidad en la oferta gastronómica. De acuerdo a la Oficina Nacional de Estadísticas de Cuba, la isla albergó a 2,8 millones de turistas en 2012 —una cifra que el Gobierno espera que continúe creciendo gracias a la privatización del sector de servicios.

La decisión de incrementar la privatización de los restaurantes puede ser rastreada a 1993, cuando el Gobierno cubano autorizó por primera vez la posesión legal de manera privada de pequeños comedores como una forma de promover el trabajo por cuenta propia.
Los emprendedores interesados ahora podrán negociar con el régimen el precio para comprar los restaurantes ya establecidos. Los dueños pagarán impuestos y tasas de seguridad social, mientras que los terrenos permanecerán bajo dominio del Estado.
El aparente movimiento hacia la liberalización, sin embargo, ha hecho muy poco para influir en los críticos de uno de los regímenes más opresivos del mundo. La Fundación Heritage ubica a Cuba en la posición número 177 en su índice de libertad económica, solo un lugar más arriba que Corea del Norte.
“Veo a estas transferencias como simples formas del Gobierno de deshacerse de actividades comerciales que dan pérdida, mientras retienen el control sobre las vías de abastecimiento y las ventas mayoristas”, dice José Azel, un investigador asociado en el Instituto de Estudios Cubanos y Cubano-Americanos.
“Hay que notar que estas empresas, todas del sector de servicio, no tienen acceso independientes a materias primas ni pueden importarlas”.
“Desafortunadamente, creo que mucha gente, incluyendo a los políticos estadounidenses, entenderán estas maniobras como demostraciones de verdaderos cambios y las apoyarán como si fuesen reformas genuinas. Sin embargo, no están diseñadas para acelerar la libertad del pueblo cubano”.

La economía cubana ha estado lentamente avanzando hacia la liberalización desde que el presidente Raúl Castro declaró la necesidad de un cambio en diciembre de 2010: “O cambiamos, o nos hundimos”, dijo Castro.
Desde 2011, más de 400.000 cubanos se han registrado como emprendedores. Por su parte, el Gobierno castrista ha renunciado a controlar más de 180 oficios que antes eran monopólicos , como en los casos de los lustradores de zapatos y peluqueros.
No obstante, las autoridades mantienen firmes los cimientos de la economía, que continua siendo profundamente intervencionista.
“No es correcto decir que en Cuba hoy está ocurriendo una transformación de la propiedad estatal en privada”, sostuvo el vicepresidente Marino Murillo dirigiéndose a la Asamblea Nacional de Cuba en 2013.
“La actualización del modelo económico cubano presupone, ante todo, la propiedad social sobre los medios fundamentales de producción. […] La planificación sigue siendo el método fundamental de conducción de nuestra economía […] En la actualización del modelo económico cubano el papel preponderante lo va a tener la empresa estatal socialista.”