EnglishLa semana pasada, Erwin Sperisen —quien estuvo al frente de la Policía Nacional Civil (PNC) de Guatemala entre 2004 y 2007—, fue sentenciado a cadena perpetua en Suiza por la ejecución extrajudicial de reos en Pavón, en 2006.
Hijo del diplomático Eduardo Sperisen Yurt, el exdirector de la PNC es un hombre alto y fornido, de cabello rubio y rostro duro. Tiene doble nacionalidad; es suizo-guatemalteco, razón por la cual intentó radicarse en el país europeo en el que finalmente lo alcanzó la justicia. En Suiza, su padre ha sido representante de Guatemala ante la Organización Mundial del Comercio (OMC).
Desde que llegó a la mayoría de edad comenzó a trabajar en la municipalidad de la capital, como asistente de seguridad. Esto lo llevó a ser consejero municipal en 2003, junto con el alcalde Álvaro Arzú, y liderar (en dos ocasiones) las juventudes del Partido Unionista, del cual Arzú es fundador y secretario general. Pero el 1 de agosto de 2004, el recién electo presidente Óscar Berger lo nombró director de la PNC.
Erwin Sperisen renunció a su cargo el 20 de marzo de 2007. Como director de la PNC, este hombre, calificado por muchos como alguien “tosco”, fue comisionado para recuperar los centros carcelarios de Guatemala. Esta asignación, se ha señalado en diversas ocasiones, se convirtió en un caso de “limpieza social”, y conllevó atentados contra los derechos humanos.
Ejecuciones
De acuerdo con las investigaciones que realizó el Ministerio Público (MP) y la Comisión Internacional contra la Impunidad en Guatemala (Cicig), entre 2005 y 2007, dentro del mismo Gobierno para el que trabajaba Sperisen surgió una estructura conformada por Carlos Vielmann Montes, ministro de Gobernación; Javier Figueroa Díaz, subdirector de Investigaciones de la PNC; Víctor Rivera, asesor de Vielmann y de la Presidencia; Víctor Soto Dieguez, de la División de Investigaciones Criminal de la PNC y Erwin Sperisen.
Tenían un objetivo claro: “limpieza social“. También se les ha señalado de otros delitos, tales como tráfico de drogas, lavado de dinero y secuestros. Este grupo también era apoyado por los hermanos Benítez Barrios, José Luis y José Danilo, así como varios fiscales del MP.
No obstante, en la página de Facebook “Erwin Sperisen“, se ha publicado que que las acusaciones en contra del exjefe policial son en realidad “un vergonzoso linchamiento político por cuenta de todo el conglomerado de aves de rapiña de las ONG que supuestamente procuran justicia y defienden los derechos humanos”.
Entre 2003 y 2006, los homicidios aumentaron en el país. Las investigaciones realizadas han señalado que muchos de estos pudieron ser cometidos bajo las órdenes de las mismas autoridades guatemaltecas. Algunos de los casos a los que se vincula a Sperisen no se han investigado a profundidad, señala una de las organizaciones que presentó denuncias en contra del exfuncionario.
Su objetivo de cero tolerancia ante los delincuentes, de acuerdo con las acusaciones, llevaría a Sperisen y a todo el grupo citado a cometer varios crímenes.
A quien muchos han llamado “el Vikingo” por su aspecto físico, se caracterizó por presentarse fuertemente armado en los operativos que realizaba la institución que dirigía.
Luego de que en octubre de 2005 escaparan 19 reos de la prisión conocida como El Infiernito, se acusó a esta estructura de haber orquestado el asesinato de siete de ellos; otros nueve fueron capturados.
Asimismo, el 25 de septiembre de 2006 se realizó la operación “Pavo Real”, que consistía en recuperar el control de la Granja Penal de Pavón.
De acuerdo con declaraciones de Luis Alfredo Linares Pérez, exsubdirector de Presidios, el plan original consistía “originalmente en reunir de forma pacífica, en un sector determinado, a los reos y conducirlos en orden hacia Pavoncito, sin embargo, lo que hicieron fue irrumpir violentamente en la cárcel, sacaron a los presos de manera desordenada, corriendo, desnudos, hacia la otra cárcel y ahí perdieron el control de la situación”.
En dicha prisión, un supuesto “Comité de Orden y Disciplina”, dirigido por el reo Luis Zepeda, tenía el control. A Linares se le encargó que realizara una lista de quiénes lo integraban. Dijo que preparó una inicial con 18 nombres, pero el director de seguridad del Sistema Penitenciario, Mario García Frech, añadió otros siete. Cinco de ellos fueron ejecutados durante la operación, entre ellos Zepeda, quien, según relató Alejandro Giammattei, director del Sistema Penitenciario en aquella época en una entrevista realizada por República Gt, incluso “escogía a la mujer que se le tenía que entregar el día de las visitas; no le importaba si era la esposa, hermana, cuñada, o tía de un preso. Si se resistía, el preso lo pagaba después en una cárcel denominada ‘El Polo’, que era un lugar donde torturaban y castigaban a los desafectos al Comité”. Giammattei justificó así la acción policial.
Linares, en tanto, aseguró a la justicia guatemalteca que “todo fue un plan, a través del cual pretendían eliminar a todas estas personas; no les dio tiempo de asesinarlos a todos”.
La defensa de Sperisen, por otro lado, ha asegurado que los reclusos atacaron a las autoridades cuando ingresaron al penal.
Ante los tribunales, su amigo, y exalcalde de la ciudad capital y exministro de Comunicacions, Fritz García Gallont, dijo: “conozco a Erwin Sperisen demasiado bien. Es un hombre de sentimientos nobles, con valores y principios bien fundamentados, y es incapaz de hacerle daño a nadie. Mucho menos de matar a alguien”.
Condena en Suiza
En febrero de 2007, tres diputados parlamentarios del partido Alianza Republicana Nacionalista (Arena) de El Salvador y su conductor fueron asesinados. Por el hecho, se capturó a cuatro policías guatemaltecos.
Los policías capturados fueron luego asesinados en la cárcel de máxima seguridad El Boquerón, supuestamente por pandilleros. Varios reportes, además, señalaron que fueron visitantes que ingresaron armados al centro quienes cometieron el crimen.
Luego de estos hechos, Sperisen renunció a su cargo el 26 de marzo, junto con Carlos Vielmann.
Aprovechando su doble nacionalidad y la condición como diplomático de su padre en Suiza, viajó a dicho país tras su renuncia. Su familia ya llevaba seis meses allí, por cuestiones de seguridad.
Pero las investigaciones de la Cicig y el MP derivaron que en agosto de 2010 se emitiera una orden de captura en su contra. Protegido por su doble nacionalidad, Sperinsen se mantuvo en el país europeo; en Guatemala sus allegados y otros sectores defendían su inocencia, mientras que ambas instituciones y algunas organizaciones clamaban su extradición.
Varias Organizaciones No Gubernamentales habían realizado desde 2007 denuncias contra Sperinsen, pues de acuerdo con la ley suiza, aunque los crímenes hubieran sido cometidos en Guatemala, podía ser juzgado allí, sin la necesidad de la extradición, pues la Constitución suiza permite juzgar a sus connacionales por crímenes cometidos en otros países.
En agosto de 2012, fue detenido en Ginebra por la policía judicial. El juicio se abrió en mayo de 2014.
Desde esa fecha, a través de varios testimonios, entre ellos el de la madre de una de las víctimas, han sido utilizados por el Tribunal de Ginebra.
Cadena perpetua
Aunque los abogados defensores han denunciado [y aún lo hacen] a uno de los jueces que ha llevado el caso [Yves Bertossa] por tener lazos con una de las organizaciones que han procurado que se procese a Sperisen, éste fue sentenciado la semana pasada por el Tribunal de Ginebra por ordenar la muerte extraoficial de seis reos. Y se la culpó del asesinato directo de un séptimo.
Al respecto, la presidente del Tribunal, Alexandra Cambi Favre-Bulle, dijo: “Tomó parte activamente, participó, planificó, y permitió que las escenas de los crímenes fueran maquilladas… En los momentos claves estuvo en el lugar de los hechos”.
La condena es de segunda instancia, pues el exjefe policial había sido ya condenado en junio de 2014; no prosperó la solicitud de “absolución y reparación de daños” que habían exigido los abogados del exfuncionario policial guatemalteco.