Argentina es el único país calificado como “libre” en cuanto a las comunicaciones por Internet en América Latina, mientras Cuba es el único “no libre”; Venezuela ocupa la última posición entre los “parcialmente libres”, lista que encabeza Brasil, que perdió su grado máximo el año pasado por las prohibiciones de tribunales federales al uso de Whatsapp.
El Índice “Libertad en la Red 2016”, de Freedom House, subtitulado “Silenciando al Mensajero: las aplicaciones de comunicaciones bajo presión”, señala que la mayor parte de la humanidad (88 %) vive en entornos digitales “no libres”, sin duda, por el gigantesco peso demográfico de China, calificado como “el peor abusador de la Libertad en Internet”, según la ONG.
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El Índice publicado este fin de semana, no evalúa todos los países latinoamericanos: quedan fuera todos los centroamericanos y caribeños, salvo Cuba; así como Bolivia, Chile, Ecuador, Paraguay, Perú y Uruguay en Sudamérica. El país más libre del mundo para los internautas es Estonia, y la precitada República Popular China, el menos libre.
Herramientas de comunicación en la mira
El informe destaca principalmente el creciente bloqueo de herramientas como Whatsapp, Skype, Google Hangouts o Facebook Live, estas últimas por motivos económicos: Evitar que las empresas nacionales de telecomunicaciones pierdan influencia e ingresos como consecuencia de métodos de comunicación internacionales mucho más baratos y libres. Pero también porque muchas de ellas (u otras como Telegram o Snapchat) permiten encriptar contenidos, lo que las pone fuera del acceso del espionaje de los Gobiernos.
Destaca Freedom House que en general, la libertad en Internet está en retroceso en todas partes, y muy particularmente, que las amenazas a los usuarios de las redes sociales están en aumento globalmente. Brasil es, justamente, uno de los países con un mayor descenso en el índice de Libertad en Internet no solamente por el caso de Whatsapp, sino por el asesinato de un bloguero que denunciaba hechos de corrupción: es el caso de Joao Miranda Do Carmo, en el estado de Goiás, en el centro del país. Es al menos el tercer asesinato desde 2011 de periodistas que usaban formatos digitales y que murieron, aparentemente, por combatir la corrupción en el poder.
El primer país americano en la lista es Canadá, con 3 % de restricciones, seguido de Estados Unidos, con 4 % (en el índice, 0 es totalmente libre y 100 totalmente reprimido); el primer país latinoamericano en aparecer es Argentina, con 14 % de restricciones; Colombia tiene 36 sobre 100, es el segundo país en la clasificación de “parcialmente libre”; México 38 sobre 100 y Venezuela 60 sobre 100.
Sobre este país, a un solo escalafón de ingresar a la lista de los “no libres”, destaca Freedom House que “la infraestructura de telecomunicaciones del país se ha continuado deteriorando al mismo ritmo que la crisis económica”; y señala la condena a Leopoldo López por los análisis sesgados de sus mensajes electrónicos “subliminales”. Además, señala las constantes fallas del principal proveedor de Internet en el país, la telefónica nacionalizada Cantv; condena los miles de bloqueos a páginas en el país (la última, la del portal DólarToday, producida la semana pasada, que obviamente no está en el informe) y la detención por dos años de varios tuiteros, por sus burlas hacia el Gobierno.
Venezuela, además, es el segundo país entre los evaluados (luego de Ucrania), por su caída en libertad en Internet en los últimos cinco años.
En cuanto a Cuba, el informe destaca sus lentas mejoras en cuanto a accesibilidad a Internet, pero indica que los blogueros independientes continúan siendo objetos de amenazas y arrestos, y que portales como 14yMedio, de Yoani Sánchez, o Cubanet, siguen siendo bloqueados por el único servicio de Internet de la isla, el que provee Cubacel, que también, según una investigación de 14yMedio, está constantemente filtrando, incluso, SMS que tienen palabras claves, como “democracia” o “derechos humanos”. Freedom House destaca a Facebook como la red social de mayor penetración en la isla.
Al igual que los portales críticos independientes, los principales movimientos disidentes de la isla, como el de Unpacu o el Movimiento Cristiano de Liberación (MCL) permanecen permanentemente bloqueados.
En América Latina, con la excepción de Argentina, hay restricciones a la crítica a las autoridades; igualmente, a las denuncias contra la corrupción. Solo Venezuela y Cuba limitan las convocatorias a movilizaciones por causas políticas, según el reporte de Freedom House.
Turquía y China, casos extremos
El informe destaca también el enorme retroceso mostrado por Turquía el año pasado, especialmente luego del frustrado golpe de Estado contra su presidente Tayyip Reccep Erdogan. Indica que “los usuarios de redes sociales han sufrido penas sin precedentes”, no solo en Turquía, pero especialmente en ese país, incluyendo una pena de cárcel de un año (en suspenso) contra un tuitero que realizó un meme en el que se ridiculiza al mandatario.
Señala Freedom House que está en marcha un creciente proceso de control de las imágenes, especialmente contra Facebook e Instagram, y que también, en forma ascendente, se está deteniendo a periodistas y activistas ciudadanos por las fotos que divulgan a través de las redes sociales, con la conciencia de que una imagen es un documento gráfico incontestable.
Además indica que la guerra contra el terrorismo está llevando a mayores niveles de espionaje en el mundo entero, especialmente en los países desarrollados, y que los Gobiernos están hallando “puertas traseras”, sobre todo con mensajes no codificados, como los SMS, para vigilar a sus ciudadanos. “En Rusia, por ejemplo, una legislación antiterrorismo draconiana requiere de todos los proveedores de acceso a Internet y empresas de redes sociales a proveer al Servicio Federal de Seguridad (FSB, heredero de la KGB), herramientas para desencriptar cualquier información que transmita; esencialmente, ordenando el acceso por puertas traseras”, señala el informe.
Este caso es similar en China, donde el informe destaca que una ley antiterrorismo aprobada en 2015 exige a las compañías de Internet colaborar en el proceso de desencriptación de datos, y otra ley condena a hasta siete años de cárcel a quienes “publiquen información falsa” en redes sociales; “las duras restricciones a la expresión, y un marco legal deteriorado, están afectando el activismo social en Internet”, indica Freedom House, que señala también que la estrategia de “Soberanía en el Ciberespacio”, aplicada por el Partido Comunista chino, bajo el mando de Xi Jinping, ha hecho que se haya desvanecido en los últimos años lo que era una floreciente disidencia al mandato del partido único.
Aún son más libres
Como única relativamente buena noticia, hay que señalar que el entorno digital no solo provee contenido más rápidamente que los medios tradicionales, sino que en todos los países del mundo continúa teniendo mayor libertad que estos. Y que la gente, en todo el mundo, está peleando por mayor libertad en Internet, y no por un incremento en los controles.