Lo que sucedió cuando se desmovilizaron las Autodefensas Unidas de Colombia en 2006 se repite una década después con los Acuerdos de Paz firmados entre el Gobierno colombiano y las FARC: Los restos de este grupos guerrilleros, negados a la desmovilización (porque han encontrado un modus vivendi en actividades ilícitas, como sucedió previamente con los paramilitares colombianos), se están desplazando a Venezuela y dedicándose a actividades propias del hampa común, manteniendo un brazo militar que contrasta con la fachada política a la que se dedican en su país de origen.
Esta es la afirmación que hace Javier Tarazona, docente universitario venezolano, residente en la ciudad de Rubio, estado Táchira, población fronteriza con Colombia, y quien desde hace al menos tres años viene denunciando la creciente injerencia que las FARC y el ELN tienen en la vida venezolana, ayudadas por “un Estado venezolano que ha abandonado la frontera y cuyo partido de Gobierno tiene además afinidad ideológica con estos grupos guerrilleros, los ve como un apoyo en la eventualidad de que pierda el poder”.
En conversación con PanAm Post, Tarazona, coordinador y fundador de la Red de Educadores en Defensa de los Derechos Humanos, además de presidente del Colegio de Profesores de Táchira, señala que “desde que se firmaron los acuerdos de Paz en Colombia se ha identificado el desplazamiento de guerrilleros hacia territorio venezolano”, pero que desde antes vienen haciendo actividades de “narcotráfico, microtráfico, trata de personas, contrabando” a lo largo de la frontera venezolana con Colombia en los estados Táchira, Zulia, Apure, Amazonas y actualmente, incluso, en el estado Bolívar, donde se han dedicado “fundamentalmente a la minería ilegal”.
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Pero señala el educador, que se ha convertido en experto en el fenómeno de la guerrilla a fuerza de lidiar con él, que “los grupos guerrilleros, tal como los paramilitares, han llegado incluso a Caracas (…) parte del fenómeno del secuestro que se vive en la capital tiene como organizadores y autores intelectuales a lo que quedó de las AUC y la guerrilla colombiana”.
La escuela, caldo de cultivo
Tarazona comenzó, con la desmovilización de las AUC, a observar el fenómeno creciente del desplazamiento de irregulares colombianos hacia el lado venezolano de la frontera, y por ello creó la Red de Educadores en Defensa de los Derechos Humanos. En los últimos años, señala, se contabilizan en más de mil los educadores venezolanos que han sido desplazados en los estados fronterizos como consecuencia de las amenazas de las FARC-EP y el ELN, así como de las Fuerzas Bolivarianas de Liberación (FBL) un grupo guerrillero local que opera en la frontera, y al cual, sorprendentemente (o no) ha organizado, o ha permitido organizarse, el propio Gobierno “chavista” en un fenómeno sin precedentes en el que un Gobierno monta su propia estructura subversiva.
Las amenazas a los profesores van desde la intimidación hasta hechos graves que provocan sus desplazamientos internos, indica el presidente del Colegio de Profesores de Táchira: “Yo puedo decir responsablemente que las FARC-EP y el ELN están reclutando niños en Venezuela, y lo hacen en los colegios, adonde van los guerrilleros a repartir su revista, Antorcha, y a ideologizar a los pequeños (…) además, puedo decir también que por informes de los propios niños, hay cultivo de drogas a todo lo largo de la frontera venezolana”.
Aunque Venezuela ha sido tradicionalmente un puente de las drogas que se cultivan en Colombia hacia el Caribe, Europa y Estados Unidos, hasta ahora no se conoce que sea un productor. Tarazona, sin embargo, señala que ya hay pequeños cultivos, principalmente de cannabis, a lo largo de la frontera.
La falta de oportunidades en la frontera, aunadas a la baja calidad educativa, han resultado una mina para los grupos irregulares. Un niño “garitero” (al que se le encomienda vigilar ciertos lugares) “de unos 9 o 10 años, gana 18 mil bolívares (unos COL$50 mil o US$18) diarios en la frontera. Dígame usted que venezolano, profesional, con pregrado o postgrado, gana eso hoy en Venezuela. Por eso es que hoy tienen tanta facilidad para reclutar gente. Además, las escuelas venezolanas en la frontera solo tienen la cara de (Hugo) Chávez y (Nicolás) Maduro por todos lados, pero no tienen libros, ni laboratorios ni comida. Los colegios venezolanos en la frontera solo son depósitos de niños”, señala el coordinador de la Red de Educadores en Defensa de los Derechos Humanos.
Voces guerrilleras a toda potencia
En esta semana Tarazona viajó a Caracas a denunciar, nuevamente (ya lo ha hecho en varias oportunidades) la presencia de las emisoras Antorcha 96.7 FM y La Voz de la Libertad, 95.5 FM, en territorio venezolano. Aunque emiten desde territorio colombiano, al menos La Voz de la Libertad, señala el profesor, tiene un transmisor en el Parque Nacional El Tamá, en Venezuela, un territorio de 13.900 hectáreas en la frontera con Colombia. Parte del Páramo de Tamá se encuentra en Norte de Santander.
La Comisión Nacional de Telecomunicaciones de Venezuela (Conatel) “tan celosa del cierre de emisoras privadas, simplemente porque emiten mensajes que no le gustan al Gobierno, no ha hecho nada con nuestras denuncias sobre el funcionamiento de esas emisoras, que son clandestinas”, indica Tarazona; de hecho, hace unas semanas, el director de Conatel, el periodista William Castillo, cerró en Ureña, el último pueblo de Táchira antes de la frontera con Cúcuta, capital de Norte de Santander, las emisoras Máxima 106.1 FM y WEPA 107.1 FM, supuestamente por uso indebido del espectro radioeléctrico.
Escuchar Antorcha o La Voz de la Libertad “es como ver Venezolana de Televisión (la principal televisora estatal venezolana) o Radio Nacional de Venezuela, es decir, la coincidencia ideológica es total”, señala Tarazona, quien indicó que esta semana presentó ante la Comisión de Desarrollo Social de la Asamblea Nacional un informe sobre el abandono en el que está la frontera del país, y como ese abandono, justamente, es caldo fértil para la actividad de grupos irregulares.
Las conexiones entre el Gobierno venezolano y las FARC, especialmente, son de vieja data, con decenas de reportes que van desde la presencia de tropas de las FARC del lado venezolano de la frontera, hasta el casi inminente conflicto bélico en 2008 entre Venezuela y Colombia cuando este último país bombardeó el campamento de Raúl Reyes en la frontera con Ecuador y abatió a este jefe guerrillero; sumado a esto existen reportes de cantidad de jefes de las FARC, incluyendo el actual negociador, Iván Márquez, que han vivido en Venezuela.
“En la frontera, cada vez más, la autoridad la ejercen las FARC y el ELN. El desplazamiento es agresivo: El gobernador de Amazonas, Liborio Guarulla, afirma que en el lado venezolano de esa frontera hay más de seis mil guerrilleros”, indicó el coordinador de la Red de Educadores en Defensa de los Derechos Humanos.
Esto, a pesar de que hace once meses, el presidente venezolano, Nicolás Maduro, cerró la frontera, provocando las avalanchas humanas que el mundo ha presenciado en las últimas dos semanas, por parte de miles de venezolanos que buscaban los alimentos escasos en el aledaño departamento de Norte de Santander.