
El expresidente brasileño Jair Bolsonaro afirmó este domingo que la acusación por supuesto golpismo que enfrenta en el Supremo responde a que lo “quieren preso o muerto”, ratificando que no se irá del país y que bajo cualquiera de esas dos posibilidades será “un problema” para sus adversario, durante un acto realizado en la playa de Copacabana, en Río de Janeiro, al que acudieron miles de personas a acompañar su convocatoria contra el gobierno de Luiz Inácio Lula da Silva, específicamente contra la alta inflación en el país y para exigir una amnistía para los presos políticos.
“Inventaron esa historia del golpe y yo tengo que probar ahora que soy inocente”, declaró el líder de la derecha brasileña en alusión a una denuncia formulada por la Fiscalía, que le acusa de presuntamente haber sido el mentor del asalto a los tres poderes del Estado el 8 de enero de 2023.
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“Lo único que no les salió perfecto para ellos era que yo estaba en Estados Unidos. Si yo hubiese estado aquí, hoy todavía estaría en prisión o, quién sabe, asesinado por ellos. Seré un problema para ellos, preso o muerto. Pero dejo viva la llama de la esperanza, de la liberación de nuestro pueblo, después de todo, Brasil es un país fantástico”, agregó frente a miles de seguidores.
Bolsonaro y una treintena de sus más cercanos colaboradores han sido acusados de orquestar ese movimiento y también de haber conspirado antes para impedir la investidura de Lula, quien le había derrotado en las elecciones de octubre de 2022 por un estrecho margen.
La Corte Suprema, responsable del proceso, decidirá si acepta los cargos entre el 25 y 26 de marzo, cuando pudiera abrir un proceso penal. Un posible juicio en el que Bolsonaro declaró este domingo que, si a los implicados en el asalto a Brasilia del 8 de enero de 2023 les fueron aplicadas penas de hasta 17 años de prisión, él pudiera ser condenado a “28 años” para así frenar su carrera política en el futuro.
El expresidente Bolsonaro negó las acusaciones que enfrenta, así como los cargos de presunto abuso de poder político y económico durante el proceso electoral de 2022, por lo que la Justicia le impuso una inhabilitación hasta 2030. También aprovecho para ratificar su intención de ser candidato a la Presidencia en las próximas elecciones.
“Si soy tan malo así, que me derroten en las urnas”, desafió el líder de la derecha en Brasil, asegurando además que esa inhabilitación “puede ser revertida” y que si en 2026 se celebran “unas elecciones sin Bolsonaro, será una negación de la democracia”, una declaración que desató un grito de “presidente” entre la multitud, vestida mayoritariamente con los colores verde y amarillo de la bandera brasileña.
Con información de EFE y Gazeta Brasil