Nadie sabe si fue astucia o suerte, pero el rechazo al proyecto del retiro de fondo de pensiones propuesto al Congreso por el presidente de Chile, Gabriel Boric, resultó darle oxígeno a su maltrecho gobierno porque el rebote de la iniciativa coincide con el objetivo central del mandatario: frenar un nuevo desembolso que dispare la inflación e impida sus reformas.
Boric debe estar en shock con el desenlace. Aún no debe creer lo que ocurrió en la plenaria porque después de haberse resignado a presentar un proyecto de “retiro acotado” debido a la presión de distintos sectores –aliados y adversarios– en medio del aumento de su desaprobación, la sala voto en contra.
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Eso le deja lecciones. Sabe que enfrenta una situación similar a la de su antecesor: un parlamentarismo de facto, donde es extremadamente difícil manejar a los partidos de su base de apoyo. El presidente de Perú, Pedro Castillo, lo vive. Ya se salvó de dos mociones de vacancia. Pero en el caso de Boric está el agravante de que con los fondos previsionales tiene que pedir a los diputados que hagan lo contrario de lo que hicieron en los últimos años, considerando que su bancada apoyó los tres retiros anteriores con los argumentos que hoy cuestionan.
Todos recuerdan que con el voto de Gabriel Boric como diputado se aprobaron en el Congreso los tres retiros anteriores que representaron la circulación de 55.000 millones de dólares, una cifra que desató el consumo e impactó en la inflación.
Aquello desbarata las solicitudes de Boric en el presente pero le permite anotarse su “primer gol” al dividir los votos en el Congreso y desordenar las fuerzas. “Es lo que siempre quisieron”, apunta en Twitter Fabián Padilla, fundador de fastcheckcl .
https://twitter.com/fabianpadillar/status/1516253877959639041
Tiempo a favor
Sin embargo, el mandatario izquierdista ahora puede respirar. Hasta el Partido Republicano (PR) y la Unión Demócrata Independiente (UDI) –organizaciones opositoras– rechazaron el proyecto, alegando que actuaban con la responsabilidad que a la izquierda le faltó cuando Sebastián Piñera estaba en La Moneda.
Es casi una cátedra para Boric sobre los errores del populismo. Si la entendió, entonces le toca intentar retomar la agenda de su gobierno que la discusión del asunto hundió. Necesitará maniobrar porque Mario Marcel, su ministro de Hacienda, tiene desde ahora menos credibilidad como garante de una política económica seria por haber avalado su proyecto de retiro cuando hasta hace poco, siendo presidente del Banco Central, negaba el apoyo.
“El balance final es que no obtuvo el apoyo del presidente Boric para jugarse por el rechazo al proyecto y tuvo que hacer concesiones en un proyecto alternativo que decepcionaron a sectores que lo han visto como un baluarte de políticas fiscales responsables”, se lee en un análisis del portal chileno Ex-Ante.
Sin expectativas
Las dudas sobre el futuro de Gabriel Boric pululan. El exprecandidato presidencial del Partido Comunista y alcalde de Recoleta, Daniel Jadue, no esconde las suyas, al contrario, las vocifera. Asegura que “el programa de gobierno no tiene viabilidad política” porque “con un Congreso empatado entre las fuerzas progresistas de izquierda y las conservadoras se ve difícil poder implementar a cabalidad el programa de gobierno porque se ha tenido que ampliar la coalición que venció, incorporando a otros actores para darle más sustento político al Gobierno”.
Y eso provoca un traspiés tras otro. Uno de ellos –el último– es que las dos funcionarias designadas para liderar las Secretarías Regionales Ministeriales (Seremis) de Economía y Minería en Magallanes –la región de donde es oriundo Boric– no pueden ejercer sus cargos. Ruth Elena Saieh no puede instalarse en la cartera de Economía porque su predecesora, Natalia Easton, está con fuero maternal, lo cual convierte el nombramiento en una designación fuera de derecho. En el caso de Bélgica Arizmendy, su arribo a Minería está en jaque porque su carrera profesional no cumpliría con los diez semestres exigidos por la ley.
No hay tiempo para más equivocaciones. El Fondo Monetario Internacional (FMI) redujo de nuevo la proyección de crecimiento para Chile este año y prevé una fuerte desaceleración en 2023. El organismo pronostica una expansión de 1,5 % en 2022, frente al 1,9 % estimado en enero. Así el desempeño del país se ubicaría por debajo del promedio de la región, para la cual se proyecta un aumento de 2,5 %. Eso no es todo. Para el próximo año prevé que la economía chilena sólo aumente 0,5 %, cifra mucho menor al 1,9 % que se anticipaba en enero.