En el palacio de La Moneda más de uno debe estar sin uñas. La tensión por la discusión de un quinto retiro de fondos de pensiones en la Cámara de Diputados determinará si la desaprobación de la gestión del presidente Gabriel Boric –que ya ronda el 50 %– mermó también el respaldo de la bancada oficialista en la plenaria.
Cada hora que transcurre es clave para el mandatario izquierdista, quien sometió a votación un proyecto de “retiro acotado” para impedir un desembolso sin condiciones que presione aún más a la creciente inflación que ya escaló en marzo a 1,9 % y provocó que los precios aumentaran 9,4 % en los últimos 12 meses.
- Lea también: A Boric ya no le cree ni su madre
- Lea también: JacksonGate: el escándalo de corrupción que complica a Boric
Boric tiene claro que cada voto pondrá a prueba su liderazgo dentro de su coalición. Sobre todo porque fue él quien gestionó las negociaciones para que oficialistas y opositores rechacen la reforma constitucional que impulsa un retiro sin restricciones y aprueben su propuesta alternativa que contempla un retiro de recursos previsionales sólo en el caso de deudas por servicios básicos, bancarias o pensiones alimenticias.
El nerviosismo es grande. Gabriel Boric jamás se imaginó estar en el lugar que hasta hace poco ocupó Sebastián Piñera y que él hostigó sin límite. La misma presión que ejerció sobre su antecesor hoy la enfrenta él. Y peor. Le toca medir su capacidad de mando cuando en la calle abunda un rechazo prematuro a su gobierno. Es su propio búmeran político.
Réplica del pasado
Todas las acciones –buenas y malas– regresan multiplicadas. Ninguna escapa. En política, el escenario actual en Chile comprueba la existencia de este efecto que la psicología social descubrió hace bastante tiempo.
Así como Piñera, Boric tiene en juego la credibilidad de su ministro de tendencia liberal, Mario Marcel, una de sus apuestas más arriesgadas en la configuración de su gabinete, considerando que durante su desempeño como presidente del Banco Central rechazó los retiros y ahora cedió ante la presión parlamentaria.
“Queda claro que, si Marcel iba a ser un dique de contención, a la primera crecida del río de demandas populistas el dique cedió y el país volvió a la misma dinámica de políticas económicas irresponsables y cortoplacistas que ha sido dominante desde, al menos, el estallido social de 2019”, asegura el sociólogo Patricio Navia en su columna de El Líbero.
Un termómetro real
El asunto es espinoso. Los retiros de fondos de pensiones arrastraron a ministros, impulsaron candidaturas y rompieron alianzas en los últimos dos años. A Boric le toca la paradoja de que no hay nadie que no reconozca que son una pésima política pública, pero, a la vez, son pocos los que se animan a enfrentar la ola y arriesgarse a que los arrastre con su voracidad.
El primer retiro abrió la puerta y nadie sabe cerrarla. Según reseñó La Tercera, todo inició en el Congreso durante el segundo trimestre de 2020, cuando varios parlamentarios admitieron estar “con las manos atadas” para enfrentar los efectos de una combinación explosiva (estallido social y pandemia) y comenzaron a presentar proyectos que buscaban entrar –de forma indebida– en áreas de exclusiva iniciativa presidencial (tributos, seguridad social y gasto fiscal).
La idea fue replicada en la Cámara con la presentación de una seguidilla de mociones para dar forma al mecanismo vigente hasta hoy que desata a otro fantasma: la posibilidad de una expropiación de los fondos como ocurrió en Argentina en 2008.
Estallido en redes
Las redes sociales son dinamita en potencia. En ellas destrozan a Gabriel Boric por las contradicciones de su discurso como presidente frente a los retiros que respaldó siendo diputado y candidato a La Moneda.
Giorgio Jackson, ministro de la Presidencia, intenta contener la desconfianza asegurando que “un quinto retiro tiene condiciones completamente distintas a cuando se discutió el primero”.
#HoyEsNoticiaCNN 🔴AHORA | Ministro Jackson: "Hoy día un quinto retiro tiene condiciones completamente distintas a cuando se discutió el primero. Estábamos confinados y sin vacunas". @nicopaut https://t.co/Ox6C5F6K3w pic.twitter.com/fi6hxQx7Mt
— CNN Chile (@CNNChile) April 18, 2022
Mercados en tensión
Los pasos de Boric generan incertidumbre y escasa liquidez. Por eso, emisores chilenos ya buscan refugio en el mercado internacional. Dos empresas que debutaron en el exterior son Compañía Cervecerías Unidas, con una oferta por 600 millones de dólares e Inversiones La Construcción, con la colocación de un bono a 10 años por 300 millones de dólares. A estas emisiones se suman la colocación internacional del primer bono verde de Sociedad de Transmisión Austral y dos colocaciones soberanas, la primera de Chile de un bono vinculado a la sostenibilidad, que sorteó el contexto internacional signado por la invasión de Rusia a Ucrania, y una oferta de bonos sostenibles.
Eso no es casual. El Índice de Confianza del Consumidor (CCI, por sus siglas en inglés) elaborado por Ipsos –multinacional de investigación de mercados– revela que Chile figura como el país donde más bajó la confianza en la economía entre las 28 naciones evaluadas.
En marzo, la confianza de los consumidores chilenos bajó 2,5 puntos respecto a febrero, llegando a 42,6 puntos, siendo la mayor baja de puntaje de todos los mercados analizados. Con este resultado, Chile se ubica en el lugar 19 entre las 28 economías medidas globalmente y en el tercer puesto en Latinoamérica con el puntaje más bajo solo por encima de Perú (42,2) y Argentina (38,5).
Los números comprueban que Chile entró al piso del pesimismo económico (menor a 50 puntos). De hecho se ubica por debajo tanto del promedio mundial (48,6 puntos) como del promedio de Latinoamérica (43,4 puntos). El futuro de la economía chilena dependerá de las decisiones de Boric.