La llegada del nuevo presidente izquierdista de Chile, Gabriel Boric, a La Moneda será amarga. La toma de posesión prevista para este viernes, 11 de marzo, transcurrirá en tensión, signada por una ceremonia cargada de populismo que contrastará con las protestas a favor de la absolución de los detenidos del estallido social en 2020 del cuál formó parte.
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El comienzo promete conflicto. Los jóvenes que una vez lo respaldaron protagonizarán un “mochilazo estudiantil” en su contra porque “entra un traidor”. Así lo califican en las convocatorias que realizan a través de redes sociales. Exigen un indulto o el traspaso de mando arderá con sus peticiones.
Boric intentará contener la ola de manifestaciones con populismo. Por un lado, nombró como delegados presidenciales en distintas regiones a figuras claves en las revueltas para mitigar el caos. Por otro, este “feminista convencido, millennial, líder estudiantil devenido en diputado, adalid de la salud mental, alérgico a las corbatas, ecologista y sin casa propia” —definido por EFE— desplegará su sello de “gobierno cercano” antes y durante la investidura.
Otro protocolo
Quiere marcar diferencias con sus cinco antecesores. En su agenda está primero un desayuno con dirigentes sociales, un encuentro con los pueblos originarios y una actividad cultural en La Pintana, una de las comunidades más pobres de la Región Metropolitana. Después cumplirá con el resto.
Según La Tercera, luego de recibir la banda presidencial en el Congreso, Boric optará por evitar tradiciones demasiado “elitistas”. Por ejemplo, no se realizará la gala en La Moneda con los invitados de otros países y el líder del Frente Amplio encomendó la confección de su traje a un sastre local y su banda presidencial al Sindicato Revolucionario Textil, como un gesto a las mujeres trabajadoras.
La cultura de lo feo en todo su esplendor. pic.twitter.com/PZ4lCCcymW
— Juan Andrés Abarca C (@JuanoAbarca) March 9, 2022
Una imitación entre izquierdista
Boric emula a sus pares de la izquierda. El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, asumió su cargo con baja presencia de militares, rechazó residir en la casa oficial de Los Pinos, viajar en el avión privado de la jefatura de Estado y su esposa, Beatriz Gutiérrez, no sería primera dama sino “compañera”. Sin embargo, será ella quién asuma el liderazgo de la delegación que asistirá a la toma de Boric.
La política exterior de Mexico es un asunto de Estado. No es un tema familiar.
Respondo a voceros de la @SRE_mx para quienes es una “deferencia” que #AMLO envíe a su esposa a la toma de posesión de @gabrielboric.
La esposa del presidente no ocupa ningún cargo de Estado.
— Emilio Álvarez Icaza Longoria (@EmilioAlvarezI) March 9, 2022
El aforo permitido para esta cita será menos de la mitad que tuvo Sebastián Piñera cuando este asumió en 2008 con 1380 invitados. El primer ministro de Guyana, Mark Phillips; el presidente de Perú, Pedro Castillo; el Rey de España, Felipe VI; el presidente de Ecuador, Guillermo Lasso; así como el presidente de Paraguay, Mario Abdo; están en la lista de asistentes.
El protocolo incluirá —como en aquel entonces— la comunicación del secretario del Senado de la resolución del Tribunal calificador de elecciones, con respecto al triunfo de Boric. Posteriormente, el nuevo mandatario jurará desempeñar fielmente el cargo de presidente, consagrando la independencia de la nación y guardando la Constitución y las leyes.
El momento será clave considerando que una Convención Constitucional está en medio del proceso de elaboración de una nueva Carta Magna. Si sigue la tradición izquierdista quizá levante la mano y prometa como Hugo Chávez al tomar su primer mandato que lo haría “delante del pueblo y sobre una moribunda Constitución para impulsar las transformaciones democráticas necesarias para que la República nueva tenga una Carta Magna adecuada a los nuevos tiempos”. La expectativa es grande.
Uno más en la lista
Resuelta la ceremonia que será en Valparaíso —a una hora y media de la capital— Boric volverá a Santiago. Allí emitirá desde el balcón de La Moneda su primer discurso oficial.
Quizás emule a su primera intervención luego de ser elegido. En aquella oportunidad, saludó en lengua mapuche, rapanui y aymara, habló del poder de las mujeres y de las “disidencias”, del consenso y la nueva Constitución.
Con ello, calificaría en lo sucesivo en el índice de populismo retórico del periódico británico The Guardian, cuya última edición donde examinó a 140 líderes políticos que gobernaron en 40 países en los últimos 20 años en una escala que va de 0 (no populista) a 2 (muy populista).
Una de las conclusiones de la investigación es que Hugo Chávez figura como el mandatario con el discurso más populista en esta etapa, con un puntaje de 1,9. En segundo lugar está su sucesor, Nicolás Maduro, con 1,6 y compartiendo el tercer puesto con 1,5 destacan Evo Morales de Bolivia y Recep Erdogan de Turquía.
Su nombre junto a esto no sorprendería, cuando el populismo aumenta sin frenos. Dos décadas atrás el puntaje promedio en los 40 países analizados era 0,2. Ahora es 0,4; el doble.
La cantidad de Estados presididos por líderes considerados populistas trepó en ese lapso de siete a 14. Al mismo tiempo, el número de personas gobernadas por este tipo de dirigentes pasó de 120 millones a más de 2000 millones.
Una gestión con espinas
Con un discurso o no en ese terreno, lo seguro es que “la situación que vivirá este nuevo gobierno, independiente de cuales sean sus intenciones, es la más difícil desde el retorno a la democracia”, dijo a la AP el académico Gonzalo Valdés, director del Centro de Políticas Públicas de la Universidad Andrés Bello.
Su opinión coincide con la del doctor en estudios americanos, Marcelo Mella, quien prevé que a Boric lo espera una “tormenta perfecta, de altísima complejidad”.
La inmigración descontrolada que registra Chile en su frontera norte con Bolivia y Perú, sumado a la violencia y los ataques incendiarios casi a diario en las sureñas regiones del Biobío y La Araucanía, donde grupos de indígenas mapuches presionan por la devolución de sus tierras ancestrales, también vuelven complejo el inicio de su gestión.
El populismo puede ayudarlo. Ya decidió que ocupará una casa de 500 metros cuadrados con su novia y próxima primera dama, Irina Karamanos; en el Barrio Yungay ubicado en el centro de Santiago, una de las zonas de alta marginación en la capital y que fijará fijará topes de sueldos para los trabajadores del Ejecutivo. El problema es que “el populismo no decapita, desangra”, según el documental El pueblo soy yo. Venezuela en populismo, del intelectual mexicano Enrique Krauze.
Un escenario difícil
A Boric, además, lo recibe un Chile con malestar, desconfianza e informalidad económica, una inflación desatada de 7,2 % no vista en más de 15 años, el alza del dólar y el fuerte incremento en el precio del petróleo empujado por la invasión de Rusia a Ucrania que lo afecta de manera directa por ser el tercer país con mayor consumo de crudo en la región, que importa casi en su totalidad.
Hay que agregar que su coalición electoral será minoría en el Congreso, con 37 de los 155 diputados y cinco de los 50 senadores. Esto lo obligó a nombrar a varios ministros y viceministros de la centroizquierda para obtener su apoyo en el Congreso. Sin embargo, aún le faltan tres votos para lograr la mayoría simple.
La aprobación de una reforma tributaria para recaudar cinco puntos del PIB durante los cuatro años de su gobierno será prioridad. Sin embargo, si fracasa, no podrá financiar la mayoría de sus propuestas, que incluyen derechos sociales universales, una reforma estructural para hacer un sistema de salud igualitario, crear 500.000 puestos de trabajo femeninos, subir las pensiones y una jornada de 40 horas semanales.