Parece pronto, pero las posturas que sobre el chavismo comienza a plantear el presidente izquierdista electo en Chile, Gabriel Boric, definirán lo convulsa o no que será la política exterior de su mandato frente a la descarga de presión pública de los defensores del régimen de Nicolás Maduro. Mantenerse o rendirse será el desafío para la falsa moderación del líder de la coalición Apruebo Dignidad.
El expresidente socialista de Ecuador, Rafael Correa, le impuso el primer reto al refutarle en Twitter que la migración de seis millones de venezolanos no es consecuencia del fracaso del modelo sino del “bloqueo” de Estados Unidos. En una entrevista con la BBC, Boric señaló que “Venezuela es una experiencia que más bien ha fracasado y la principal demostración de su fracaso son los seis millones de venezolanos en diáspora”.
“¡A Venezuela le impiden vender su petróleo!”. Con ese ahínco, le preguntó a Boric: ¿Cuántos chilenos estarían en la ‘diáspora’ si se le impidiera vender el cobre a Chile? Es como encontrar un ahogado encadenado, y decir que murió por no saber nadar”.
Gabriel:
¿Se te olvida el criminal bloqueo a Venezuela?
¡A Venezuela le impiden vender su petróleo!
¿Cuántos chilenos estarían en la “diáspora” si se le impidiera vender el cobre a Chile?
Es como encontrar un ahogado encadenado, y decir que murió por no saber nadar. https://t.co/0KcDKhPOBP— Rafael Correa (@MashiRafael) January 22, 2022
Rafael Correa, quien permanece prófugo de la justicia ecuatoriana, salió en defensa de Maduro, olvidando que la diáspora venezolana comenzó mucho antes de que Estados Unidos impusiera sanciones a Venezuela durante la administración de Donald Trump.
La presión que se avecina
El exmandatario ecuatoriano presiona a Gabriel Boric en la cuenta regresiva para su toma de posesión prevista para el 11 de marzo, al actuar como vocero del sector que respalda al chavismo y detrás de él vendrá el resto. Vale destacar que Correa fue uno de los primeros en celebrar el triunfo de Boric y felicitarlo, pero el recién electo presidente de Chile busca distanciarse del régimen chavista, aunque en su círculo cercano abundan los defensores de la dictadura bolivariana.
Ya aparecerá el expresidente boliviano, Evo Morales, con Runasur para instarlo a formar parte de esta coalición “anticolonialista, antiimperialista, anticapitalista, complementaria, soberana y articuladora” que lanzó en abril del año pasado para propiciar una “América Plurinacional» con sede central en Bolivia pero que busca la adhesión de los países de la región.
También es predecible que el Foro de Sao Paulo los sume a sus filas, considerando que buena parte de las organizaciones que lo ayudaron a ganar las elecciones –Izquierda Ciudadana, Movimiento Amplio, Movimiento de Izquierda Revolucionaria, Partido Comunista, Partido Humanista, Partido Socialista, Partido del Socialismo Allendista, Revolución Democrática, Partido Igualdad, Poder Ciudadano, Partido País Progresista e Izquierda Libertaria– forman parte de este bloque.
Frágil fachada diplomática
Boric juega al equilibrio diplomático. Sin embargo, esta maniobra cae ante el peso de la corriente izquierdista. Argentina es la prueba. Menos de un año en la Casa Rosada bastó para que el presidente Alberto Fernández terminara del lado del chavismo al retirar una demanda conjunta en La Haya por los presuntos crímenes de lesa humanidad cometidos por el régimen que había impulsado el expresidente Mauricio Macri.
Un gesto de clara cercanía que selló con el retiro de Argentina del Grupo de Lima, el conglomerado de 14 países conformado en 2017 para buscar una salida democrática a la crisis social, política y económica de Venezuela con el argumento de diferencias con la región sobre la política de “aislamiento”.
La presidente electa de Honduras, Xiomara Castro, anda por la misma senda de Boric. Descartó asistir a la toma de posesión del quinto mandato del dictador Daniel Ortega en Nicaragua para no coincidir con Maduro y los representantes de China, Rusia e Irán. Le interesa más asegurar el respaldo de la vicepresidente de EE. UU., Kamala Harris, en su asunción este 26 de enero en Tegucigalpa.
Ella sostiene que “quienes están con el pueblo no están con dictadores”, pero “con el aumento de la inflación y el estancamiento de las economías, los nuevos líderes de América Latina tendrán dificultades para lograr un cambio real en los problemas profundos”, vaticina el New York Times. Boric y Castro no escapan a ese pronóstico, donde China y Estados Unidos mantendrán sus disputas por la influencia en la región y los obligará a negociar.
Los retos para la Cancillería
Sobre Antonia Urrejola, la futura canciller del Gabriel Boric, cercana al Partido Socialista, recae lidiar con estas tempestades que retarán a partir del 11 de marzo su trayectoria, tras haber sido la primera chilena en presidir la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
El cargo lo dejó en diciembre después de cuatro años. Ahora, desde el palacio de La Moneda estará a prueba la experiencia que además obtuvo del desempeño durante una década como asesora del socialista José Miguel Insulza, en los dos periodos en la Secretaría General de la Organización de Estados Americanos (OEA) y luego de haber ejercido como relatora para Ecuador, Guyana, Colombia y Nicaragua.
Con el fogueo tendrá clara ya la magnitud de la convulsión geopolítica que enfrentará para sostener la imagen de Boric en un panorama donde la radicalización ideológica de la izquierda no da tregua.