Por años, las agencias internacionales de policía han vigilado y evaluado a Tareck El Aissami, el ministro de Industria venezolano, por sus lazos con Hezbollah y su presunta participación en narcotráfico. La noticia es, ahora, que también los organismos venezolanos lo han hecho, según un reporte del periodista Nick Casey en el New York Times.
Al menos tres informes que se le han enviado tanto a Hugo Chávez como a Nicolás Maduro, refiere Casey, refieren que “El Aissami y sus familiares han ayudado a colar a militantes de Hezbollah en el país, han hecho negocios con un narcotraficante y han resguardado 140 toneladas de químicos que se cree fueron usados para la producción de cocaína, lo que ha contribuido a convertirlo en un hombre rico mientras el país se ha sumido en el caos”.
El New York Times cita, principalmente, a Samark López, testaferro de El Aissami y como este, sancionado por EEUU; a su hermano Feraz El Aissami; a Haisam Alaisami, un primo de este funcionario; y a, por supuesto, Walid Makled, quien no solo, según la inteligencia venezolana, era socio de Alaisami, sino también el financista de las operaciones de El Aissami.
“Durante años, Tareck El Aissami, uno de los confidentes más cercanos de Maduro, también ha sido objeto de amplias investigaciones por parte del servicio venezolano de inteligencia sobre sus vínculos con el submundo criminal”, señala la nota, que puede leerse en inglés y en español en el portal de The New York Times, que señala que hace dos meses, el ministro fue acusado por narcotráfico en Estados Unidos.
“Según un archivo secreto recopilado por agentes venezolanos, El Aissami y sus familiares han ayudado a colar a militantes de Hezbollah en el país, han hecho negocios con un narcotraficante (Walid Makled, condenado a 14 años y purgando condena en el Sebin de El Helicoide) y han resguardado 140 toneladas de químicos que se cree fueron usados para la producción de cocaína”, indica la nota.
Makled, detenido en Colombia, fue solicitado en extradición por Estados Unidos, pero finalmente fue enviado meses después de su arresto a Venezuela, a solicitud de Nicolás Maduro, diligencia que fue aprobada por Juan Manuel Santos. Todo esto ocurrió en 2011.
“De acuerdo con el expediente, El Aissami y su padre, Carlos Zaidan El Aissami (…) buscaron cómo introducir a Hezbollah en Venezuela”, señala la nota del NYT. “Los informantes les dijeron a agentes de inteligencia que el padre de El Aissami estaba involucrado en un plan para capacitar a miembros de Hezbollah en Venezuela ‘con miras a expandir las redes de inteligencia en toda América Latina y al mismo tiempo trabajar en narcotráfico'”, según los documentos”.
El punto central de la investigación venezolana son los negocios que hizo el hermano de Tareck, Feraz El Aissami, con Makled, y cómo Feraz El Aissami tenía 45 millones de dólares en cuentas en bancos suizos, que fueron congeladas cuando el narcotraficante fue detenido en Colombia.
“Los documentos también muestran que El Aissami tenía vínculos con el narcotraficante, al señalar que emitió grandes contratos públicos a una empresa vinculada a Makled”, indica el New York Times.
Tanto Tareck como Feraz están involucrados en el almacenamiento -según los informes de inteligencia- de 140 toneladas métricas de urea, un precursor que se utiliza para hacer cocaína, según los documentos. Esto ocurrió en 2004, antes de que El Aissami obtuviera su primer cargo de importancia en el régimen chavista, pero ya con la fama de dirigente estudiantil en su nativa Mérida, al suroesete de Venezuela.
Alaisami, en tanto, dijo a los investigadores de este caso, que significó “el comienzo del fin” para Makled, que era el representante legal de Makled Investments.
Los documentos de los investigadores parecen mostrar que la urea incluso fue devuelta a Makled, quien aceleró su negocio de tráfico de drogas en Venezuela y en Colombia.
“En algún momento antes de 2010, Makled fue buscado por el hermano de El Aissami, Feraz, para que diera una suma considerable de dinero a una compañía de importaciones basada en Panamá, según el informe de inteligencia. El dinero sería usado para adquirir un tanque petrolero para usarlo como parte de un contrato con Pdvsa”, señala el New York Times.
“Los hermanos El Aissami parecen haber estado muy involucrados en ese emprendimiento, según el informe. Feraz y un socio de negocios eran la imagen pública de la empresa, mientras que Tareck, quien era ministro del Interior en ese entonces, firmó contratos públicos lucrativos con la empresa; entre ellos, uno que fue otorgado sin licitación para dar suministros al sistema carcelario de Venezuela, según el informe de inteligencia”.
A pesar de que las investigaciones fueron hechas de manera tan sistemática, El Aissami continúa siendo un hombre poderoso dentro del chavismo, lo que da a entender que el compromiso del régimen de Nicolás Maduro con la protección del narcotráfico es total.
Otra razón para que la comunidad internacional tome cartas con el régimen fallido y delincuencial de la “narcocúpula chavista”. El Aissami, según otras fuentes, también es un objetivo de la inteligencia israelí, que lo quiere como trofeo cuando caiga el régimen de Maduro por sus vínculos con radicales del medio Oriente.