En los últimos días de noviembre de 2017 los recuerdos de la guerra de Bosnia de 1994 revivieron. Dos criminales de guerra, Ratko Mladić y Slobodan Praljak fueron condenados por el Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia (TPIY) a varios años de cárcel.
El exgeneral serbobosnio Mladić recibió del citado tribunal una condena a cadena perpetua por crímenes de guerra y contra la humanidad. Por su parte, el excomandante bosniocroata Slobodan Praljak se suicidó al recibir una condena de 20 años también por crímenes de guerra.
En Colombia, algunos sectores políticos compararon la situación de los criminales bosnios con la actualidad colombiana. En el PanAm Post comparamos ambos casos y destacamos qué puede aprender Colombia del caso bosnio.
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Debilidad institucional e impunidad
Entre 1992 y 1994 unas 100.000 personas fueron asesinadas en Bosnia. Durante esa época civiles serbios, bosnios y croatas fueron víctimas de diversos ejércitos etno-nacionalistas.
En este conflicto unas 2.000.000 personas serían desplazadas. Esta cruel guerra también dejó entre 25.000 y 50.000 mujeres violadas, aunque según los expertos, las cifras pueden estar subestimadas. A pesar de la magnitud de esta guerra, las partes en conflicto decidieron firmar un acuerdo para finalizar la guerra.
Hacia 1994, las partes decidieron firmar los Acuerdos de Dayton para poner fin al conflicto bosnio.
Los acuerdos de Dayton implicaron un nuevo trazado de las fronteras internas de Bosnia. En estos acuerdos no se decidió amnistiar a los asesinos de guerra.
De hecho, debido a la debilidad institucional de la mayoría de países de la ex-Yugoslavia, la comunidad internacional decidió crear un tribunal internacional para crímenes de guerra: el Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia (TPIY). Fue por medio de ese tribunal que criminales como Ratko Mladić y Slobodan Praljak fueron juzgados.
¿A quién castigar?
Debido a que en esta guerra civil participó una considerable proporción de la población bosnia, era difícil castigar a todos los combatientes. Es así como el Tribunal Penal Internacional para la ex-Yugoslavia (TPIY) decidió centrar sus esfuerzos en castigar a aquellos que dirigieron actos contra la humanidad.
Gracias al TPIY unas 161 personas serían procesadas por su presunta responsabilidad en la realización de crímenes atroces. De esta forma una importante proporción de criminales de guerra terminó en la cárcel, mientras que los combatientes fueron acogidos en la vida civil.
Así las cosas en Bosnia se logró un balance entre justicia y desmovilización. En Colombia no ha sucedido así. Los responsables de crímenes de guerra ni siquiera han pasado por procesos de justicia transicional.
¿Escaños a dedo?
La mayor parte de los criminales de guerra de Bosnia apoyaban partidos políticos nacionalistas de su grupo étnico. Así los paramilitares serbios solían apoyar al Partido Democrático de Serbio en Bosnia. Estos partidos no fueron prohibidos y sus candidatos siguen participando en las elecciones bosnias. No obstante, después de la guerra ningún partido político recibió escaños a dedo.
La suerte electoral de partidos que defendieron genocidas y enjuiciados por crímenes de guerra en Bosnia varió con el tiempo. No obstante, en la actualidad la mayoría de estos partidos fue castigado en las urnas.
El Partido Democrático Serbio en Bosnia pasó de gobernar la región serbia de Bosnia durante la guerra a convertirse en una fuerza política marginal del país. Una de las causas de la debacle del Partido Democrático Serbio fue el funcionamiento del TPIY y la condena de algunos de los miembros de ese partido por crímenes contra la humanidad.
Vojislav Šešel: candidato a Primer Ministro, pero desde la cárcel
Algunos de los criminales de guerra en Bosnia no eran ciudadanos de ese país. Croatas, serbios, montenegrinos participaron de la guerra de Bosnia e incluso cometieron crímenes atroces.
Varios serbios que participaron en el genocidio bosnio fueron juzgados y condenados por el TPIY. Uno de ellos fue el líder político y paramilitar Vojislav Šešelj. Šešelj fue investigado por el TPIY por presuntos crímenes en contra de la humanidad. Mientras Šešelj fue investigado, fue encarcelado.
En 2008 Šešelj se presentó como candidato a Primer Ministro de Serbia. Para ese entonces Šešelj ya estaba en la cárcel mientras era investigado por el TPIY. Sin embargo, este líder nacionalista no tuvo impedimento para postularse como candidato, mientras estaba en la cárcel.
En Colombia, a diferencia de Bosnia y Serbia, Timochenko, máximo cabecilla de las FARC ni siquiera ha sido investigado por un tribunal de justicia transicional. Sin embargo, busca postularse como presidente del país, y estando en libertad.
Las ventajas de lo sucedido en Bosnia
Dada las magnitudes y traumas de las guerras de Yugoslavia, Bosnia debió perdonar los delitos de varios grupos armados ilegales. Soldados y oficiales de bajos rangos no fueron judicializados a pesar de cometer delitos serios.
Sin embargo, líderes de grupos nacionalistas acusados de crímenes atroces sí fueron investigados por un tribunal internacional. Y aunque algunos no resultaron castigados por el TPIY, otros líderes nacionalistas pagaron con cárcel sus delitos contra la humanidad.
Los castigos contra los criminales de guerra parecen haber afectado la popularidad de algunos partidos nacionalistas en la región. Y es que apoyar partidos políticos con líderes responsables de delitos atroces no debería ser motivo de orgullo. Ojalá en Colombia no olvidemos los crímenes de quienes tanto daño le hicieron al país llámense guerrilleros, paramilitares, narcotraficantes o sus simpatizantes.