EnglishEl presidente boliviano, Evo Morales, había señalado semanas atrás que no iba a dar recursos a las gobernaciones que quedaran en poder de la oposición; hace quince días, el Tribunal Supremo Electoral inhabilitó a más de 200 candidatos opositores en la región del Beni, por, supuestamente, haber publicado encuestas sin permiso.
Y aún así, lo sucedido el domingo en las elecciones bolivianas regionales, según los primeros análisis, solo puede calificarse como una derrota para el mandatario, pues la oposición conservó espacios claves y ganó otros, a pesar de que el Movimiento al Socialismo (MAS), partido del jefe de Estado, mantiene la mayoría en votos, gobernaciones y alcaldías.
Mientras la oposición celebraba el haber reconquistado la gobernación de La Paz, capital de la república, y la alcaldía de la llamada “ciudad rebelde” del MAS —el municipio de El Alto, en la propia capital, así como el municipio sede del Gobierno—, el presidente (que luego de votar se dedicó a su hobby favorito, jugar fútbol sala) guardó un discreto silencio.
Su segundo, el vicepresidente Álvaro García Linera, declaraba que el MAS “se consolidaba como la principal fuerza política del país, con presencia en sus nueve departamentos”.
En La Paz, el MAS sufrió una triple derrota: la de la gobernación, la de El Alto y la de la alcaldía del municipio La Paz, en la que ganó Luis Revilla, de Soberanía y Libertad Bolivia (Sol.bo), una escisión del MAS que es, sin duda, la gran sorpresa de los comicios por su avance. De las nueve gobernaciones del país, el MAS ganó cuatro, la oposición tres, y dos irán a segunda vuelta, según las primeras informaciones.
En los comicios se elegía a 4.975 autoridades, entre gobernadores, alcaldes, asambleístas, ejecutivos seccionales y corregidores.
La inhabilitación de 228 candidatos en el departamento del Beni, del partido de esa región Unidad Demócrata, ocurrida dos semanas antes de las elecciones, empañó las elecciones bolivianas; sin embargo, el MAS, de todos modos, se ve obligado a una segunda vuelta. La gobernación del departameno, en la que el MAS sacó 39% de los votos, queda en disputa; pero se anticipa que el partido de Gobierno sufrirá una derrota.
La inhabilitación, además, permitirá al partido Nacer disputar la segunda vuelta de los comicios regionales, luego de recibir el espaldarazo de UD para suplantarlo en las elecciones en Beni. Fue una concejala de Nacer, Vanessa Jiménez, la que realizó la denuncia que llevó a la inhabilitación de UD.
La concejala fue expulsada de su partido. Aunque la oposición calificó de inconstitucional la medida, permitida por la Ley Electoral de Bolivia, en su momento no la denunció en el Parlamento del país, como hubiera correspondido.
De las derrotas opositoras, la más sorprendente es la de Sucre, donde se esperaba el triunfo de Luis J. Barrón; la victoria más confirmada fue la de Santa Cruz, donde Rubén Costas permanecerá otros cinco años como gobernador.
Tras las elecciones presidenciales del año pasado, en las que Morales salió vencedor con 61% de los votos, estos comicios se presentaban para el MAS como la oportunidad para copar el poder político. Sin embargo, “la gente comenzó a cansarse del MAS, su arbitrariedad y su corrupción”, señaló Samuel Doria Medina, el empresario y candidato perdedor de las elecciones nacionales del año pasado.
Doria Medina es el padrino político de Soledad Chapetón, de Unidad Nacional, que ganó el municipio El Alto, mientras la alcaldía de La Paz fue ganada por Revilla con 55%, un duro revés para el MAS. Esto, “a pesar de las amenazas que hizo el Gobierno, señalando que no trabajaría con el municipio de El Alto si cayera en manos de ‘la derecha’”, indicó el excandidato presidencial.
Por su parte, Revilla, quien fue ministro de Educación entre 2006 y 2010 antes de distanciarse de Morales y el MAS, señaló que los paceños “han apostado. en estas elecciones bolivianas, por una nueva organización política, que es Soberanía y Libertad”, mientras Félix Patzi, nuevo gobernador del departamento capitalino (y de la misma tolda política), indicó que “logramos lo impensable, romper la hegemonía del MAS, al que enfrentamos con sencillez, fuerza e ideología”.
García Linera, mientras tanto, matizó los resultados señalando que “el país sigue apoyando al MAS”, pero reconoció que “la población acompaña el proyecto, pero no estuvo de acuerdo con los candidatos que propusimos”.
Agregó que en 2010, ya este partido sacó 1,5 millones de votos menos en las elecciones regionales que en las presidenciales, y eso no cambió el predominio político del MAS en Bolivia en el último lustro. Además, destacó la “fragmentación” de la oposición, “frente a la única fuerza política de carácter nacional, que es la que constituimos nosotros”.