María de los Ángeles Pineda Villa, esposa del exalcalde de Iguala, se negó a declarar este martes 6 de diciembre luego de ser trasladada a una prisión Federal de máxima seguridad, El Rincón, en el Estado de Nayarit, al oeste del país, por su responsabilidad en la desaparición de 43 estudiantes de una escuela de Ayotzinapa.
Pineda Villa, junto con su esposo y exalcalde de Iguala, José Luis Abarca, son señalados por las autoridades como los “posibles autores intelectuales” detrás de los hechos del 26 de septiembre; según la versión oficial, el matrimonio Abarca-Pineda habría ordenado a la policía atacar los autobuses que trasladaban a los estudiantes y luego entregarlos al grupo criminal Guerreros Unidos —dirigido por dos hermanos de Pineda Villa— que presuntamente se encargó del asesinato e incineración de los estudiantes.
La esposa de Abarca, quien permanecía arrestada en su domicilio, fue imputada este lunes de los delitos de delincuencia organizada y operación con recursos de procedencia ilícita, y fue trasladada al penal federal. La exprimera dama de Iguala está acusada de mantener presuntos vínculos con el cártel de los Beltrán Leyva, e incluso fue señalada como responsable de administrar los hilos financieros de Guerreros Unidos.
Los Abarca-Pineda Villa escaparon de Iguala el 30 de septiembre de 2014, cuatro días después de los enfrentamientos desatados los pasados 26 y 27 de septiembre, en medio de las protestas que exigían su renuncia.
En noviembre, las autoridades mexicanas aprehendieron a la pareja en una casa cerca de Ciudad de México. Desde entonces, Abarca está detenido en la prisión de Altiplano y enfrenta cargos por secuestro, crimen organizado y homicidio.
Hasta el momento los peritos que investigan los hechos de septiembre solo han identificado los restos de uno de los estudiantes, Alexander Mora Venancio, de 19 años, encontrados dentro de un basurero de Cocula, en el Estado de Guerrero.
Durante la búsqueda de los estudiantes desaparecidos, los investigadores han hallado numerosas fosas comunes en los alrededores de Iguala, aunque los restos allí encontrados no pertenecen a los estudiantes desaparecidos.
Fuentes: El Universal, El País.