Español“El ejército en legítima defensa abatió a los delincuentes”, dijo el gobernador del Estado de México, Eruviel Ávila, el pasado 30 de junio. Esta versión oficial informaba que un enfrentamiento entre el Ejército mexicano e integrantes del clan criminal La Familia Michoacana había dejado un saldo de 22 muertos, todos ellos pertenecientes a la organización criminal.
Sin embargo, una investigación de la publicación latinoamericana de Esquire, con fecha de este jueves, indica que los hechos se desarrollaron de manera diferente y que habría sido una verdadera masacre.
De acuerdo con las declaraciones de Julia, una testigo presencial del hecho que prefirió mantener su identidad reservada por temor a represalias, el ejército comenzó con los disparos y causó la muerte de uno de los delincuentes. Cuando el resto de los perseguidos se habían rendido, los militares procedieron a ejecutarlos.
“Ellos (los soldados) decían que se rindieran y los muchachos decían que les perdonaran la vida. Entonces (los soldados) dijeron ‘¿No que muy machitos, hijos de su p*** madre? ¿No que muy machitos?’. Así les decían los militares cuando ellos salieron (de la bodega). Todos salieron. Se rindieron, definitivamente se rindieron. (…) Entonces les preguntaban cómo se llamaban y los herían, no los mataban. Yo decía que no lo hicieran, que no lo hicieran, y ellos decían que ‘esos perros no merecen vivir’. (…) Luego los paraban así en hilera y los mataban. (…) Estaba un lamento muy grande en la bodega, se escuchaban los quejidos”, dijo Julia.
Durante el enfrentamiento, una joven de 15 años resultó herida con un impacto de bala en la pierna, y posteriormente las fuerzas mexicanas la habrían asesinado. “La mataron ahí mismo y también al muchacho que estaba al lado de ella. A él lo pararon de este lado y lo mataron, después se pusieron los guantes y lo volvieron a acomodar como estaba”, describió.
Según un informe publicado por la organización de derechos humanos Amnistía Internacional a comienzos de septiembre, los abusos de las fuerzas de seguridad son un problema generalizado en México, donde en la última década las denuncias por tortura registraron un incremento de 600%.
Fuente: Esquire Latinoamérica.