
Alan Gross, un contratista del Gobierno estadounidense encarcelado en Cuba, se encuentra gravemente enfermo y se teme por su vida, según informó este jueves su abogado Scott Gilbert a la BBC.
Gross está cumpliendo en una cárcel cubana 15 años de condena por llevar ilegalmente equipos de telecomunicación para la comunidad judía de la isla. Según el abogado, Gross sufre de dolores en la cadera y apenas puede ver por un ojo; ya se habría “despedido” de su familia.
Al ser detenido, Gross trabajaba para la Agencia para el Desarrollo Internacional de EE.UU. (USAID). Cuba ha ofrecido varias veces a EE.UU. intercambiar a Gross por tres agentes de inteligencia cubanos presos en suelo estadounidense bajo cargos de espionaje.
“Está extremadamente molesto con su Gobierno, que lo envió a Cuba sin advertencias o entrenamiento apropiados, y desde su encarcelamiento, hasta donde podemos ver, no ha hecho prácticamente nada para obtener su liberación”, añade Gilbert. Washington se ha negado siempre a esta posibilidad de intercambio de prisioneros, alegando que los casos son diferentes.
Su esposa, Judy Gross, aseguró que la última visita a su marido fue “traumática”, dado el fuerte deterioro físico de su marido y el hecho de que se despidiera de ella y su hija.
“Nuestra hija Nina no estaba preparada para ver a su padre tan demacrado y frágil físicamente. Imploro a los Gobiernos de Estados Unidos y Cuba hagan lo que es humano y permitan que Alan regrese a casa”, pidió.
Manifestando apoyo a Gross, el pasado lunes 300 rabinos enviaron una petición al presidente Barack Obama en la que solicitaron que se restauren las negociaciones para liberar al contratista, quien fue detenido en Cuba en 2009.
Los rabinos dicen estar muy preocupados por la salud de Gross y urgen al mandatario estadounidense dar “todos los pasos necesarios para terminar con la pesadilla continua de él y su familia”.
Fuente: BBC Mundo, El Universal.