Se filtró el capítulo entero sobre Venezuela de las memorias de John Bolton y el PanAm Post tuvo acceso. En él queda registrado, en cada detalle, cómo los venezolanos perdieron la mejor oportunidad en veinte años para lograr la salida del régimen chavista: Trump quiso intervenir en Venezuela y ponerle fin al régimen de forma militar, pero sus asesores lo disuadieron.
«Trump me insistió que quería una opción militar para Venezuela», escribe John Bolton al principio del capítulo titulado Venezuela Libre de su libro de memorias, The Room Where It Happened. «Yo expliqué por qué la fuerza militar no era una opción, sobre todo por la oposición a la idea en el Congreso. Yo estaba convencido de que podíamos lograr los objetivos trabajando con los oponentes de Maduro».
En el capítulo, de más de veinte páginas, el exconsejero de seguridad de la Casa Blanca explica cómo se fue armando la política exterior ante Venezuela (sobre todo con la llegada de Juan Guaidó al tablero).
Según Bolton, Estados Unidos no jugó ningún rol en «asistir o alentar a la oposición a asumir la presidencia interina. Ellos vieron esto como su última oportunidad. Ya estaba todo listo y nosotros debíamos decidir cómo responderíamos. ¿Sentarnos y observar?». Dice el diplomático norteamericano que entonces instruyó a Mauricio Claver-Carone apoyar a Juan Guaidó.
En un principio, a Trump no le agradaba mucho el plan de que Guaidó se juramentara como presidente interino de Venezuela. Los asesores, encabezados por Bolton, le convencieron.
«Teníamos una muy buena oportunidad para derrocar a Maduro y era posible que no se repitiera si no se tomaban las medidas. Pompeo estuvo de acuerdo en que no podíamos permitir que se repitiera el error de Obama en 2009, cuando no hizo nada ante las protestas en Irán».
Aún con Venezuela tensa y en la víspera de la juramentación de Guaidó, Trump no veía posible que Maduro cayera, ya que lo consideraba un enemigo «inteligente y fuerte». Bolton reveló que a horas del 23 de enero, «el ministro Vladimir Padrino y el canciller Arreaza se habían acercado a la oposición, tentativamente explorando cuál era la propuesta de amnistía de la Asamblea Nacional».
«Trump acordó reconocer inequívocamente a Guaidó, para lo cual Pence, quien se encontraba en la reunión, estaba listo», escribe el ex consejero de Seguridad. «Luego, Trump nos dijo: ‘Quiero que Guaidó diga que será extremadamente leal a Estados Unidos y a nadie más’».
Bolton recalca en varias ocasiones que, pese a todo, el presidente Donald Trump seguía insistiendo en una opción militar para Venezuela y confirma que era él quien principalmente lo contenía. Escribe: «Y esa es la prueba de lo que algunas personas pensaron que era un chiste, cuando Trump luego comentó que yo lo estaba reteniendo. Él dijo la verdad sobre Venezuela».
Aunque a Trump le emocionó el reconocimiento a Guaidó y vio todo como un evento histórico, a las pocas horas se mostraba escéptico.
«La primera señal de problema de Trump llegó la noche luego del 23 de enero, cuando me llamó para decirme: ‘No me gusta donde estamos’, refiriéndose a Venezuela».
«Yo siempre he dicho que Maduro es duro. A este chico, Guaidó, nadie nunca ha escuchado de él», le dijo el presidente a John Bolton.
La estrategia de John Bolton y el resto de asesores se centró en aumentar la presión con sanciones a Maduro mientras atravesaba la crisis política de Juan Guaidó. Bolton se empecinó en lograr una sanción petrolera pero encontró reticencia y oposición en Washington DC.
Asimismo, Bolton reseña un episodio que generó una inmensa polémica en Estados Unidos y Latinoamérica: «Por fin íbamos a anunciar las sanciones en conferencia de prensa de la Casa Blanca, pero me llamaron de la Oficina Oval primero. Trump me preguntó que si podíamos enviar 5000 tropas a Colombia en caso de ser requeridas y anoté esto en mi bloc amarillo».
«Le dije a Trump que iba a chequear con el pentágono. ‘Ve y diviértete con la prensa’, me dijo. Y fue lo que hice cuando mi bloc fue captado por la cámara y generó miles de especulaciones. Semanas después, el canciller colombiano me regaló notas legales como las que tenía ese día para que no se me agotaran».
John Bolton escribe que, en general, el Washington DC, había un sentimiento de oposición a la postura férrea contra Caracas y que esto era, de alguna forma, herencia de la administración de Obama «que en 8 años no vio a Venezuela, Cuba o Nicaragua como adversarios».
En el capítulo, John Bolton habla sobre el intento de ingreso de ayuda humanitaria del 23 de febrero de 2019 y dice que en la víspera hubo rumores sobre la posibilidad de que el entonces comandante del Ejército, Jesús Suárez Chourio, se apartaría de Maduro.
Bolton asegura que no fue una buena idea que Guaidó cruzara la frontera a Colombia para el 23 de febrero y dice que esta operación fracasó por errores de la oposición venezolana.
«Para la noche del 23, pensé en que la oposición había hecho muy poco para tener éxito. Me decepcionó que los militares no respondieran como hubiera querido. Y me sorprendió que ni Guaidó ni Colombia tenían alternativa».
Para lo anterior, apunta una explicación: los colombianos se enfriaron porque temían un enfrentamiento militar para el que no estaban preparados. «¿Es que acaso a nadie se le ocurrió que eso podría ocurrir?», se pregunta Bolton.
En la medida en que avanza la lectura por el texto, se vuelven recurrente dos cosas: la desconfianza y escepticismo de Trump con Guaidó, y su voluntad de resolver la tragedia venezolana por la fuerza.
«El 3 de marzo, Trump me dijo: ‘Guaidó no tiene lo que se necesita… Aléjate un poco de eso, no te involucres tanto’».
«Trump pensaba que Guaidó era ‘débil’ en comparación a Maduro, quien era fuerte. Para primavera, Trump llamaba a Guaidó ‘el Beto O’Rourke de Venezuela’, difícilmente el tipo de halago que un aliado de los Estados Unidos esperaría», escribe Bolton.
Al final del capítulo, queda claro que John Bolton y varios asesores estaban convencidos de que la estrategia debía diseñarse basándose en la posibilidad de un quiebre militar en Venezuela. Un elemento en el que Bolton pudo haber basado su decisión de apegarse a la idea del quiebre, fue que la oposición venezolana le dijo a Estados Unidos que Guaidó contaba con un respaldo del 80% de los militares.
Bolton incluso vio con buenos ojos las negociaciones entre la oposición venezolana y el régimen, porque esto era muestra de que «las fisuras que buscábamos estaban emergiendo».
«Nosotros queríamos demostrar que hablábamos en serio sobre la amnistía. Esto era realpolitik. Había que tragarse unos sapos. Era mejor liberar a los venezolanos que mantenernos apegados a ‘principios’ que los mantuvieran oprimidos. Por eso fue que tuiteé que le deseaba a Maduro un retiro tranquilo en la playa. No me gusta la idea, pero era preferible a que siguieran en el poder», escribe el ex consejero de Seguridad Nacional de la Casa Blanca.
Quedó claro, dado los hechos, que fue la estrategia desacertada. El quiebre militar que tanto esperaba John Bolton nunca se dio. Trump, por su parte, queda retratado como un hombre al que le faltó carácter y la voluntad de imponerse sobre sus asesores. Dado su desconocimiento sobre Venezuela, se dejó llevar por los asesores que diseñaron la estrategia equivocada.