Hubo un atentado contra el dictador Nicolás Maduro. Al menos esa es la versión oficial y lo que demuestran los audiovisuales.
“Las explosiones causaron pandemónium en una ceremonia militar en la que el presidente Nicolás Maduro de Venezuela habló el sábado. La primera dama se estremeció y tropas de la Guardia Nacional salieron corriendo en lo que funcionarios del Gobierno llamaron un intento de asesinato usando drones”, se lee en The New York Times.
Por ahí corre un video esclarecedor. Se escucha que hubo dos estallidos. El primero cerca de la tarima. Todos miran al cielo. Los ministros Jorge Rodríguez y Vladimir Padrino López se escudan tras los chalecos. Luego suena el otro estallido, mucho más lejos.
En el otro video —el que se difundió de primero; la cadena de radio y televisión—, además de verse las reacciones de Maduro, Padrino López y Cilia Flores, quedaron retratados los funcionarios de la Guardia Nacional Bolivariana, huyendo. Rompieron filas luego del primero estallido. Una exposición vergonzosa de cobardía de los que corrieron, que son los asesinos de estudiantes del año pasado.
Así terminó de manera abrupta la cadena de yo de @NicolasMaduro. Atención a la expresión de Cilia Flores y la reacción de los guardias formados pic.twitter.com/RrUq5BIhJq
— Víctor Amaya (@victoramaya) August 4, 2018
Hay varias versiones. Por las redes se comparten especulaciones. Dicen que fue un «autoatentado» o que ni siquiera fue un atentado, sino una bombona de gas que explotó en un apartamento adyacente.
Pero es claro que hubo drones. O algo en el aire. Lo demuestran los videos y también las reacciones.
La versión de que el atentado fue orquestado por ellos mismos, carece de sentido. Maduro jamás ha necesitado motivos —llegando hasta simular una arriesgada conjura— para reprimir. Él ha detenido y perseguido a militares disidentes —como la última cruzada en contra de los uniformados que ha dejado más de 200 tras las rejas— y a civiles —intento de vincular a María Corina Machado a un plan de magnicidio o las decenas de presos políticos—, sin que nada se haya concretado. Sin que ninguno de nosotros haya visto materializadas algunas de sus surrealistas denuncias.
El atentado de este sábado 4 de agosto genera más costos que beneficios. Quedó como alguien vulnerable; y se demostró cuán desleal puede ser la Fuerza Armada Nacional Bolivariana.
Si lo orquestaron, fue una torpeza. El costo de una purga habría sido demasiado alto —cuando ellos ya han llevado a cabo persecuciones basadas en delirios—.
Como bien dice el exgobernador de Venezuela ante la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Elie Habalian: “A propósito del atentado de hoy, este, sea auténtico o falso positivo, lo que pone en evidencia es la fisura que existe entre las dos alas del chavismo. Maduro querrá prevenir a toda costa que dicha fisura se convierta en fractura, lo cual sería letal para el régimen”.
“Si algo se ha hecho público y notorio es que vitales valores de nuestra Fuerza Armada lucen mermados y bien vulnerables. De tener que hacerle frente a una eventual situación bélica para proteger su régimen, Maduro tendría que contar con factores beligerantes más allá de la Fuerza Armada Nacional”, agrega Habalian.
Asimismo, puntualiza el periodista y escritor Carlos Alberto Montaner: “La reciente reacción de Maduro y sus militares es una muestra de la naturaleza esencial del régimen. Ante el menor síntoma de violencia corren a esconderse. Una cosa es la prudencia y otra muy diferente la cobardía”.
Y, por último, también escribe el filósofo Erik Del Bufalo: “La estampida fue genuina. El país lo vio, la casa de Nariño lo vio, la Casa Blanca lo vio, el mundo entero lo vio. Si fue un dron o una bombona de gas lo que reveló la disposición de la tropa para defender a Maduro es otro tema que trataremos después”.
Por ahora, sin tener certeza sobre qué fue lo que ocurrió, hay conclusiones esenciales: no hay quien, rodilla en tierra, dé la vida por la Revolución. No lo hay. No existe ese respaldo de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana. Y, Maduro es vulnerable. Bastante. Esto es lo importante.