El sábado 2 de junio la organización no gubernamental Sin Mordaza estrenó el primer corto documental de la campaña «Nunca Jamás en Venezuela». Dirigido por los comunicadores sociales de la Universidad Católica Andrés Bello, Claudia Smolansky y Juan Vicente Manrique, el corto busca “rescatar la sensibilidad de los venezolanos y encontrar la empatía de otras naciones con respecto a la crisis social y política que persiste en Venezuela”, según se lee en la página de Sin Mordaza.
Para lograr el trabajo, los directores entrevistaron a los familiares de diez asesinados por los funcionarios del Estado durante las manifestaciones en Venezuela en 2017. David Vallenilla, de 22 años; Rubén Darío González, de 16 años; Leonardo González, de 48 años; Neomar Lander, de 17; Luis Guillermo Espinoza, de 15; Augusto Puga, de 22; Jairo Ortiz, de 19; Fabián Urbina, de 17; Miguel Castillo, de 27 y Juan Pernalete, de 21 años, son las víctimas.
El estreno fue semi-privado. Asistieron, principalmente, los familiares de los asesinados. En una exhibición heroica de entereza y valentía, apreciaron el desgarrador corto de 14 minutos en el que ellos mismos aparecen retratados, farfullando, consumidos por las lágrimas y el dolor, sobre el asesinato de lo que fue lo más valioso que tenían.
Ya el corto circula con libertad por las redes. Sin Mordaza lo colgó en YouTube y merece, sin duda, toda la atención necesaria.
El trabajo de Smolansky y Manrique es un llamado de atención a una sociedad agria, ensimismada, que no reaccionó cuando ejecutaron en vivo a una quincena de rebeldes o cuando amenazaban con masacrar a unos presos políticos. Pero también es un emplazo a la comunidad internacional y a todos los actores que forman parte del sistema chavista.
Descorazonador y descarnado, el corto documental “Fallecidos por protestar” de la campaña «Nunca Jamás en Venezuela» ahonda en la dinámica familiar de quienes perdieron un hijo. Explora un terreno incómodo para todos los actores políticos.
A estos padres el régimen de Nicolás Maduro les arrebató lo más preciado. Y no ha habido justicia. No la hay. Impera la impunidad. Pero algo peor: el desdén. La abulia. Aquel necesario altar que se erigió en la Avenida Libertador en nombre de Neomar Lander, ya no existe por responsabilidad de la misma dirigencia que debía amistarse con los padres del valiente. Se ha decidido apartar el propósito de los mártires, optando por la cobardía de la pasividad y la docilidad.
El padre de Pernalete, al exponer quizá la muestra más sublime de coraje, habló frente a quienes asistieron al estreno del corto. Confesó, con la furia genuina de quien precisa justicia, que se despierta todos los días con la convicción de que quienes asesinaron a su hijo, pagarán.
Este debe ser precisamente el impulso que logre generar el trabajo de Claudia Smolansky y José Vicente Manrique. Que quienes vean el descorazonador testimonio de estos heroicos familiares, se comprometan con la causa del padre de Pernalete. De todos ellos. Que cada uno asuma la responsabilidad de hacer todo —¡todo!— lo posible, lo que esté a su alcance, para que se brinde justicia a cada uno de los miles de venezolanos a quienes el régimen de Maduro les ha arrebatado a alguien.