En Argentina, el secretario de Estado de Estados Unidos, Rex Tillerson, planteó la posibilidad de imponer sanciones petroleras a Venezuela con el fin de presionar al régimen dictatorial chavista y forzar un retorno a la democracia.
Maduro respondió y aseguró que su país, Venezuela, está preparado para cualquier asedio.
“Por ahí Rex Tillerson, visitando Argentina, nos acaba de amenazar con un embargo petrolero. Estamos preparados, Venezuela. Trabajadores de la industria petrolera, nos amenaza el imperio. Estamos preparados para ser libres y nada ni nadie nos va a detener”, espetó Maduro en una transmisión en su cuenta de Facebook.
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Fue todo lo que dijo al respecto. Maduro, aunque responsabiliza a la nación norteamericana de la crisis que impera en Venezuela, ahora asegura la nación que rige tiene la capacidad de enfrentar un inminente embargo petrolero, que consistiría en la mayor amonestación a un país cuyo soporte económico depende de la industria del petróleo.
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El domingo cuatro de febrero, en medio de la gira por Latinoamérica enfocada en Venezuela, Rex Tillerson se reunió con Mauricio Macri y con el canciller de Argentina, Jorge Faurie.
En una rueda de prensa junto al canciller, Tillerson dijo: “Uno de los aspectos que se considera al sancionar el petróleo, es cuáles serían las consecuencias sobre el pueblo venezolano. Al no hacer nada, es también dejar que el pueblo venezolano siga sufriendo”.
Tanto el secretario de Estado de EE. UU. como el ministro Faurie, coinciden en que ambas naciones deben unir esfuerzos para detener la “deriva autoritaria” que ha asumido el régimen de Nicolás Maduro.
Una de las acciones podría ser la de prohibir la venta del petróleo en Estados Unidos o impedir que se refine algún producto que provenga de Venezuela. Es importante señalar que el país de Norteamérica es el principal consumidor de la materia prima venezolana.
Si bien la mayor parte del petróleo venezolano va para Asia (China e India reciben el 60 % de la producción); esto no implica necesariamente que se trate de la venta (los envíos a China son mayormente por créditos). En cambio, el 20 % que es destinado a Estados Unidos se convierte en ingreso para Venezuela.
Venezuela es actualmente un país sumido en la peor crisis de su historia contemporánea. Aunque los ingresos fuesen altos (que no lo son), el venezolano no los percibe. Los índices de escasez en diferentes rubros son alarmantes y el salario en bolívares se convierte en polvo. Todo por una economía completamente estatizada y la destrucción del aparato productivo del país.
“No podemos permitir la destrucción de Venezuela”, dijo Tillerson, quien además insistió en que el “desacuerdo” de Argentina y su país es con la dictadura chavista y no con la sociedad venezolana.
Faurie está de acuerdo. También piensa que “controlar el financiamiento” de Venezuela podría ser una alternativa importante para presionar a Maduro.
“El compromiso de Argentina con la recuperación de la democracia y la plena vigencia de las instituciones y estructuras en las que asienta un régimen democrático e indeclinable”, dijo Jorge Faurie.