La violencia ejercida por el Estado para controlar las manifestaciones de la oposición venezolana en las calles, ha aumentado considerablemente. El último balance de la ONG Foro Penal señala que, hasta este 29 de junio, ha habido en Venezuela: 3529 detenciones, 1188 aún se encuentran detenidos, y el número de presos políticos ha aumentado a 404 —eso sin señalar los más de 80 asesinados.
No obstante, a pesar de la cruel represión, la sociedad venezolana sigue acudiendo a las calles. Cada vez el miedo está más latente, pero eso no impide a los ciudadanos salir a protestar. Siempre está el riesgo de ser agredido o asesinado; pero, lo que infunde más terror en la población es, sin duda, el riesgo a ser detenido por la Guardia Nacional Bolivariana o la Policía Nacional.
El terror a la detención surge luego de que la sociedad venezolana presenciara con asombro, durante las protestas de 2014 en el país, el grado de maldad de los funcionarios del Estado chavista. En ese momento también fueron miles las detenciones de jóvenes estudiantes que salían a la calle a ejercer un derecho cívico y, asimismo, fueron cientos los casos de torturas y maltratos.
En ese momento los que más llamaron la atención fueron, primero, un joven de Valencia, estado Carabobo, que fue violado con un fusil por la Guardia Nacional Bolivariana. A otros jóvenes los rociaban con gasolina y amenazaban. Sin embargo, ahora con las protestas de este 2017, parece que las torturas también han escalado.
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Violencia sexual, amenazas y golpes
En su cuenta de Twitter, la estudiante de la Universidad Simón Bolívar (USB), Mariana Fornerino, dice que ella fue detenida en 2014 por la Guardia Nacional Bolivariana —a pesar de que ella formaba parte de Primeros Auxilios de la USB. Fornerino confirma las agresiones, los maltratos y las amenazas. Dice que le sembraban pruebas. No obstante, señala que “el nivel de odio que hay entre las fuerzas del Estado es superior al que vivimos en 2014”, por lo tanto, es de esperar que, ahora, “los tratos sean inimaginables”.
Este jueves 29 de junio la sociedad venezolana presenció con horror como miembros de la Policía Nacional Bolivariana, luego de detener a más de 20 jóvenes, los obligaban a entrar en un camión cava de carga liviana sin ventanas con humo de bomba lacrimógena adentro. La agresión despertó la indignación y fue, incluso, comparada con prácticas Nazi.
Momento en q se llevan a cerca de 30 jóvenes en El Rosal. En una encava sin identificación.Les cierran puertas con el gas lacrimógeno #29Jun pic.twitter.com/IF6ypPb6Z3
— Gabriela Gonzalez (@GabyGabyGG) June 29, 2017
Ayer conocimos algo que ni siquiera se les ocurrió a los nazis: una cámara de gas portátil.
— Laureano Marquez (@laureanomar) June 30, 2017
Antes habíamos visto a los funcionarios del Estado asesinar manifestantes. Se presenció cómo robaban y agredían; pero las denuncias de torturas, aquellas que exponen el lado más retorcido de los efectivos, son cada vez más habituales.
En el estado Lara, al centro occidental del país, surgió una denuncia terrible. Dos manifestantes fueron detenidos y, luego, los obligaron a beber gasolina. A raíz de ello, los jóvenes se desmayaron.
“A los muchachos los hicieron tomar gasolina, por lo que se desmayaron y los dejaron tirados en el sitio”, señala el abogado de la ONG Foro Penal, Pedro Troconis, al medio El Nacional.
Luego de la dantesca acción, miembros paramédicos del grupo “Rescate Barquisimeto” los socorrieron, a verlos tirados en las calles. Asimismo, Troconis señala al medio venezolano que a otra mujer, en Lara, le rompieron la ropa y, luego, la detuvieron.
Por otra parte, en un reportaje del medio británico BBC, se exponen otros casos más desagradables de torturas en Venezuela.
“Los formaron en fila y obligaron a unos a tocarle las partes privadas a otros y a manipular sus miembros. Les pegaban, los pateaban y los golpeaban con los cascos de protección que usa la policía. Los forzaron a bailar La Macarena. Quienes no lo hacían recibían más golpes”, dice el abogado Martín Ríos a BBC sobre 10 jóvenes que fueron detenidos el 15 de mayo en el estado Aragua, a 80 kilómetros de Caracas.
A uno de esos jóvenes lo apartaron del grupo. A él, cuyo nombre no fue publicado por BBC, lo obligaron a arrodillarse: “Le pusieron gas pimienta y una capucha sobre su cabeza. Después le bajaron el short y le introdujeron un tubo en el recto“, dice el abogado Ríos sobre un joven de solo 19 años.