Según señala el medio español ABC, extremistas islámicos están utilizando a Venezuela para transitar desde Brasil hasta Centroamérica.
La denuncia la hacen varias autoridades de países suramericanos; no obstante, la primera advertencia la ofreció, en 2014, la exdirectora de la Oficina Nacional Contra la Delincuencia Organizada y el Financiamiento al Terrorismo de Venezuela, Gyoris Guzmán.
“En Venezuela hay una falta total de compromiso del Gobierno para una lucha franca, sincera y acertada contra la criminalidad”, señala Guzmán, quien actualmente se encuentra asilada en España.
“El régimen chavista ni siquiera cumple con compromisos internacionales adquiridos con la ONU o con organismos regionales como UNASUR o MERCOSUR. Es la ausencia por completo de un Estado”, espeta la exdirectora de la Oficina Nacional Contra la Delincuencia.
De acuerdo con ABC, el paso de los terroristas islámicos a través de Venezuela ha quedado documentado: “Llegan a los aeropuertos internacionales de Brasil; después de un tiempo se desplazan a la frontera con Venezuela, país que intenta atravesar para alcanzar Colombia y luego probablemente seguir su itinerario hacia Centroamérica y, quizá, Estados Unidos”.
Asimismo, señala el medio español que “acuerdos secretos del chavismo para acoger en territorio venezolano células de Hezbolá, el grupo radical chií de origen libanés, ya han sido revelados con anterioridad”.
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“También han trascendido operaciones encubiertas desde embajadas de Venezuela en Oriente Medio para facilitar pasaportes a elementos extremistas islámicos. Ahora, queda al descubierto otro elemento de esa ayuda chavista al radicalismo musulmán: una ruta a través del territorio nacional”, apunta ABC.
La ruta, de acuerdo con la investigaciones de Guzmán, es la siguiente: los extremistas llegan a Brasil; luego, se desplazan hacia Manos, en el Amazonas. De ahí, siguen su camino por carretera hasta Santa Elena de Uairén, en el estado Bolívar.
La siguiente parada es Ciudad Guayana; de ahí pasan a Araure, Portuguesa; y Mérida hasta llegar a Cúcuta, Colombia.
Esta ruta fue seguida tal cual por, al menos, cuarenta personas.
“Todos eran musulmanes y pudimos constatar su radicalismo; aunque no fue posible establecer ninguna vinculación directa con grupos terroristas concretos, concluimos que algunos provenían de zonas en las que podían haber estado en contacto con Daesh o franquicias de Al Qaeda”, recalca Guzmán.
Por último, agrega la especialista: “Lo que detectamos muy posiblemente era el ensayo de una ruta, que con el tiempo podía funcionar a mayor escala, para enviar yihadistas hacia Norteamérica, porque en Colombia no se iban a quedar”.
Fuente: ABC