La excandidata a las elecciones presidenciales de Estados Unidos (EE. UU.) por el Partido Verde, Jill Stein, estaba a punto de lograr impulsar un recuento del acto electoral del pasado 9 de noviembre, sin embargo, sufrió un revés. Un juez federal juzgó el histórico recuento del estado de Michigan y, luego de eso, el estado decidió devolverle a Stein una porción de los USD$ 973.000 que la candidata pagó.
Ya el recuento había comenzado. Por tres días varios condados habían estado contando las papeletas; pero este miércoles 7 de diciembre el juez federal Mark Goldsmith dictaminó que Stein carecía de legitimidad para solicitar el cómputo.
Frente al reembolso, anunciado por el estado de Michigan, la campaña de Stein aseguró que ese dinero se iba a aplicar para en los recuentos que ya están en curso en Wisconsin y Pennsylvania, que, con Michigan, son los tres estados que lograron revertir las elecciones a favor de Donald Trump y, en los cuales el magnate ganó por un margen pequeño.
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Los argumentos para imputar las elecciones en esos estados son las de un presunto hackeo estatal de los resultados y alguna vulnerabilidad encontrada en el proceso; no obstante, la primera opción fue descartada.
Por otra parte, varios legisladores de Michigan introdujeron una legislación que desaliente esfuerzos de recuentos de candidatos que pierden firmemente y, además, los obligaría a pagar el coste del recuento.
El proyecto de ley, el cual fue introducido por la senadora estatal republicana Lisa Lyons, estaría buscando que un candidato que perdió por más de 5 % pague por el costo total del recuento por cada recinto que es imputado en su petición (en Michigan, por ejemplo, hay 6.300 recintos).
Ya este proyecto fue aprobado por cinco votos contra tres en el Comité de Elecciones de la Cámara de Representantes de Michigan y, ahora, pasará a la Cámara de Representantes del estado para ser considerado.
De esta manera, en el caso de que se apruebe la legislación, Jill Stein podría ser forzada a pagar la monumental suma de hasta USD$ 12 millones.
Fuente: Conservative Review, Patch