Hace casi dos años, en julio de 2014, Eric Garner, un hombre negro de 43 años y asmático, fue estrangulado por un oficial de la policía de Nueva York. El policía quería detener a Garner por vender cigarrillos sueltos por 50 centavos y, en vista de que se resistía, lo ahorcó hasta asesinarlo.
Un mes después, en agosto, Michael Brown, joven afroamericano de 18 años, fue asesinado de al menos seis disparos en Ferguson en el estado de Misuri, Estados Unidos. Brown estaba desarmado y un policía se acercó a él por la denuncia de que presuntamente había robado una tienda. Después de intensos forcejeos, Brown huyó y el agente Darren Wilson le disparó, asesinándolo.
Fue un crimen. Pese a ello, en noviembre de ese año el gran jurado del condado decidió no imputar a Darren Wilson. Surgieron protestas: los negros se sentían desprotegidos y con menores libertades que los blancos. Más tarde la situación se exacerbó aún más cuando el asesino de Garner fue también indultado por el jurado.
Walter Scott, Antonio Martin, Freddie Gray y Normal Cooper son algunas de las víctimas de casos que surgieron después, en los que negros desarmados fueron asesinados por oficiales de seguridad en Estados Unidos.
De hecho, en julio de 2015, un estudio de The Guardian reveló que los negros americanos tienen el doble de posibilidades de ser asesinados por la policía estando desarmados. De las 464 personas contadas por el estudio, 32% de los negros muertos por la policía en 2015 no portaban armas, mientras que solo 15% de los desarmados eran blancos.
Ahora, dos años después de Brown y Garner, la historia se repite y se vuelve a reabrir el debate sobre el racismo y la falta de libertades en Estados Unidos para los negros.
- Lea más: Asesinan a cinco oficiales en protesta contra violencia policial
- Lea más: ¿Volverá Estados Unidos a ser la tierra de los libres y valientes?
Alton Sterling, el vendedor de CDs
La madrugada del 5 de julio de este año, Alton Sterling, de 37 años y padre de cinco hijos, fue asesinado a quemarropa por un oficial de la policía, convirtiéndose en la persona negra 135 en ser asesinada en 2016.
Sterling vendía CDs y DVDs a las afuera de un local para ganarse la vida, tratando de rehabilitarse después de un largo historial criminal de agresiones y drogas. Todo iba bien hasta que un vecino de la zona llamó al 911 diciendo que “un hombre negro con camisa roja vociferaba amenazas mientras tenía una pistola”.
Frente a la llamada dos policías acudieron a la zona. Detuvieron a Sterling, se produjo un altercado y al final dispararon al vendedor de CDs. Sin embargo, la realidad que fue expuesta a través de un video que se hizo viral es mucho más dramática: los policías atacan a Sterling y lo tumban al suelo hasta tenerlo completamente inmóvil. Cuando están en esa posición, uno de los agentes apoya su rodilla sobre el hombre inhabilitado, desenfunda su pistola y le apunta a la frente para luego dispararle.
Según señala el dueño de la tienda frente a la que Sterling vendía CDs todas las noches, el sospechoso tenía una pistola. Sin embargo, nunca la sacó ni mostró resistencia a las órdenes de los policías, por lo que surge otro debate.
La Segunda Enmienda: libertad solo para los blancos
La Segunda Enmienda de la Constitución de los Estados Unidos aprobada en 1791 da, en síntesis, el derecho a la posesión de armas en ese país. No obstante, es un derecho al que no todos tienen el privilegio de acceder.
A menos de 24 horas de que Sterling fuera asesinado, cerca de Minneapolis (Minesota), sucedió otro hecho de violencia mucho más dramático.
Philando Castile tenía una luz del carro rota y un policía lo mandó a parar en plena vía. Cuando se acerca el policía y le pide los documentos a Castile, el hombre negro lo primero que le dice es que tiene una pistola con los permisos necesarios, con el fin de evitar mayores altercados en caso de ser requisado. Cuando Castile mete la mano en su bolsillo para sacar los documentos, el oficial comienza a dispararle hasta asesinarlo. A su lado estaba su novia y detrás, su hija de cuatro años.
https://www.youtube.com/watch?v=zgtvop59kRI
Castile murió desangrado y el hecho fue grabado y difundido en las redes por su novia, exponiendo la injusticia de la situación y la preocupación del policía que acababa de asesinar a un hombre negro solo por el hecho de tener la luz de un faro del carro rota.
Cuando llegaron otros policías, lo primero que hicieron fue darle apoyo al asesino desesperado, tratando de tranquilizarlo. Sin embargo, Castile, de 32 años y supervisor de una cafetería se desangró sin que nadie lo pudiera ayudar.
El hecho es completamente condenable. Una muestra más de la brutalidad policial y del racismo descontrolado en Estados Unidos; pero ahora hay otro elemento que es importante resaltar.
Se puede asumir que el policía disparó por temor a que Castile sacara su arma, pero se debe recordar que la Segunda Enmienda de los Estados Unidos aún existe, y no es solo un privilegio para los blancos.
En Minesota las personas aún pueden portar armas si tienen el permiso necesario. Castile lo tenía y estaba ejerciendo ese derecho. Él quiso informar al policía que tenía el arma, pero no tenía que hacerlo, a menos de que se lo hubieran preguntado.
De esta forma, y como bien esgrime Robby Soave en un artículo en el portal Reason, “Castile es, de alguna manera, un mártir de la Segunda Enmienda: fue asesinado por la policía por el simple hecho de ejercer sus derechos”.
No hay espacio para dudas: si Castile hubiera sido un joven blanco no lo habrían asesinado. Y si lo hubieran hecho, ya la indignación entre los conservadores se habría propagado.
Hasta el momento ninguna organización que defiende el derecho al porte de armas se ha pronunciado, ni siquiera la más importante en el movimiento a favor de las armas en Estados Unidos: la NRA.
Es hipócrita que una organización tan poderosa defienda el derecho al porte de armas a ultranza cuando solo los blancos se ven afectados, pero cuando es un negro quien en su completa libertad estaba ejerciendo el derecho a portar armas, previsto en la Segunda Enmienda, el silencio es ensordecedor.
Los recientes hechos lo han evidenciado, y es realmente preocupante, no importa ni siquiera si se muere ejerciendo una de las libertades más defendidas por los blancos. Si eres negro en Estados Unidos a pocos les importan tus derechos.