El Bronx en Bogotá es un sector reconocido en Colombia como una guarida de ilegalidades y miseria: es el sitio donde los grupos dedicados a expender drogas operan, además de centro de mandos de armas criminales y alojamiento de habitantes de la calle.
La situación en la zona cada vez se hacía más incontrolable. Era indignante que el Gobierno continuase a mirar hacia el otro lado, en vez de enfrentar la tragedia humanitaria que ocurría en una de las zonas más míseras de Latinoamérica, en el centro de Bogotá.
El sábado pasado el Alcalde de Bogotá, Enrique Peñalosa, decidió intervenir: llevó a cabo un operativo que involucró a más de 2.500 personas entre policías, militares, agentes del cuerpo técnico de inteligencia (CTI), funcionarios del Instituto Colombiano de Bienestar Familiar (ICBF), entre otros.
El operativo logró hallar la verdad que se escondía en el Bronx: un laboratorio para procesar droga, 21 lonas de monedas que pesaron 294 kilos, un millar de dosis de estupefacientes y 14 armas incautadas; al menos tres de fuego.
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Además, el presunto jefe de finanzas del Bronx, alias “Teo”, fue capturado y 287 menores de edad fueron rescatados (la mayoría consumidores de droga y explotados sexualmente). Por último, las autoridades encontraron una casa que presuntamente se utilizaba para asesinar y torturar personas.
Los horribles resultados del operativo son solo los primeros hallazgos de una realidad que se encuentra en pleno centro de la capital de Colombia. Sin embargo, esta no es la primera vez que ocurre algo así. De hecho, el Bronx tiene una explicación, que deriva de una antigua calle sin ley: el Cartucho.
En la década de los 90 Bogotá era una ciudad en decadencia. La miseria, la inseguridad, y las aberraciones se exhibían a plena luz del día.
Sin embargo, esto comenzó a cambiar rápidamente: a partir de 1994, nuevos líderes se erigieron para darle una nueva cara a la ciudad que era conocida como “la peor del planeta”.
En 1998 Enrique Peñalosa asume como Alcalde Mayor de Bogotá por primera vez y plantea una estricta política de “recuperación del espacio público”. Ataca al principal foco de violencia y droga de toda la ciudad: una pequeña calle ubicada en el antiguo barrio Santa Inés, donde reinaba la perdición.
En los años 80, el barrio comenzó a ser invadido por traficantes de drogas, indigentes, prostitutas y bandas delictivas; poco a poco se comenzó a transformar en una zona de actividades violentas y sin ningún tipo de control. Era una calle sin ley, donde las mutilacione y torturas estaban presentas en todo momento.
Peñalosa desarticuló a finales de los 90, pese a las dificultades, el crimen que imperaba en el Cartucho, y sobre la zona se alzó un monumento al gran logro de Peñalosa: el Parque Tercer Milenio.
En el momento, la completa demolición del barrio fue concebida como un gran logro de la administración del alcalde. Sin embargo, el problema solo migró.
Las pandillas, el tráfico de drogas, la prostitución, la indigencia, y la muerte se trasladaron a un par de cuadras: nació el Bronx.
Resulta que Peñalosa realizó el operativo del Cartucho de una forma bastante torpe: demolió completamente la zona sin hacerse responsable por los habitantes que ahí se encontraban, sin plantear realmente soluciones a la problemática; sin reubicarlos. Esto solo demostró la condición nómada de la ilegalidad.
Ahora, casi dos décadas después, Peñalosa vuelve a esgrimir su ‘mano dura’ para la recuperación de los espacios públicos.
La Alcaldía plantea un cronograma que aparenta ser sólido: apoyo a la población vulnerable que se encuentre en el Bronx, limpieza e iluminación del sector y un tercer punto que plantea brindar seguridad continua a la zona.
Hasta el momento, el primer punto de la Alcaldía se ha desarrollado con cierta efectividad: la Secretaría para la Integración Social ha atendido a 2.349 habitantes de la calle expulsados de el Bronx.
En el segundo, el secretario de Seguridad, Daniel Mejía, indicó que “con solo 30% de la limpieza, sacaron la cantidad de basura que produce un municipio de 10.000 habitantes en un mes”.
Aún el tercer punto no se ha podido desarrollar porque los operativos no han terminado. Es acá donde surge el punto más álgido que tendrá que enfrentar Peñalosa: la gestión de la zona a largo plazo.
El primer punto del plan del alcalde se puede haber desarrollado hasta el momento con ciertos logros; pero lo importante no será lo que se haga ahora, sino como se tratará de ahora en adelante a las personas para no cometer el abandono del pasado que derivó en el surgimiento del Bronx.
Estos recientes operativos sin duda son recibidos con gran satisfacción. Después de años de ignorar graves dificultades, se ha comenzado a tomar acciones contundentes. En un pasado ya se hizo y no terminó bien. Ahora lo importante será que se haya aprendido de los errores para así recuperar la zona con completa eficiencia.