
La Met Gala es el evento más esperado en el mundo de la moda en Estados Unidos. Ni más, ni menos. La atención de las redes sociales y grandes medios se vuelca por completo a esta noche, donde los protagonistas son los looks que los famosos del mundo del espectáculo lucen en la alfombra del Museo Metropolitano de Nueva York.
Detrás de las pantallas están millones de espectadores, convertidos momentáneamente en críticos de moda. Pero otro asunto interesante surge en medio de los vestidos, la opulencia, el brillo y los flashes. Y es que la temática de este año “Superfine: Tailoring Black Style” supuestamente representó un mensaje contra el gobierno de Donald Trump.
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Dicha temática se inspiró en el libro Slaves to Fashion: Black Dandyism and the Styling of Black Diasporic Identity (Esclavos de la moda: el dandismo negro y el estilismo de la identidad diaspórica negra, en español). Su contexto está en la década de 1920, en un periodo llamado “Renacimiento de Harlem”, cuando un movimiento cultural de personas de raza negra surgió en Nueva York. Ahí se hicieron famosos los “dandis negros”, para quienes “la moda era un vehículo de expresión personal y una sutil forma de rebelión contra las normas sociales”, recueurda Vogue. Esto sirve para enmarcar qué ocurrió detrás de la edición de este año y su relación con el presidente republicano.
“Resistencia” vs. 75000 dólares por entrada
La victimización ligada a la ideología de raza y de género resultó ideal para que medios como The New York Times reseñaran la Met Gala. Un artículo titulado “La complicada política de la Met Gala de este año” remite a 2024, cuando Kamala Harris, la ex vicepresidente y excandidata demócrata, se encontraba en las últimas semanas de la campaña electoral contra Donald Trump.
El medio neoyorquino luego menciona que el evento, “parecido a la resistencia”, se enfrenta actualmente a otro escenario. “Uno en el que el gobierno federal ha declarado funcionalmente la guerra a la diversidad, la equidad y la inclusión, así como a la programación relacionada con la raza, especialmente en las instituciones culturales”. Hace referencia a marzo pasado, cuando la Administración republicana asumió el control del Centro Kennedy para las Artes Escénicas, ubicado en Washington DC, debido al progresismo impreso en su programación y que incluía eventos como una semana dedicada a la agenda LGBT.
Así se pretendió configurar la Met Gala como un frente de “resistencia”. Sin embargo, el contraste está a la vista: el precio de 75000 dólares por entrada no habla precisamente de la defensa de grupos marginados. Es la misma ironía que enfrentó en el año 2021 la progresista Alexandria Ocasio-Cortez por asistir a la costosa cena con un vestido que mostraba la frase “impuestos a los ricos”.
Elon Musk, el gran ausente
Si bien nada tiene de negativo la fastuosidad de la Met Gala, la ironía radica en relacionar el evento con una lucha racial o de clases. La propia organización revela que este 2025 recaudaron una cifra récord de 31 millones de dólares, destinados al Instituto de Moda del Museo de Arte Metropolitano de Nueva York.
La editora en jefe de Vogue y organizadora del evento, Anna Wintour, dijo en un comunicado que “el espectáculo nunca fue sobre política, ni en su concepción, ni ahora”. Sin embargo, a su afirmación la precede el hecho de que en 2017 dijo que la única persona a la que nunca invitaría a la fiesta sería al actual presidente Donald Trump.
Tampoco asistieron Elon Musk, dueño de X y de Tesla; ni Mark Zuckerberg, fundador de Meta; probablemente intuyendo que la Met Gala otra vez serviría de vitrina para una causa ideológica que cada vez tiene menos seguidores.