Alepo, la ciudad más poblada de Siria, está sumergida en el caos. Por primera vez desde 2016 facciones armadas entraron en este territorio tomando incluso la sede de la policía, luego de intensos enfrentamientos entre el Ejército sirio —al servicio del dictador Bashar al-Assad, apoyado por fuerzas aéreas rusas— y grupos yihadistas, los cuales se extendieron por tres días antes de que los últimos lograran ingresar a esta zona de combate.
El conflicto que deja al menos 277 muertos puede parecer lejano hasta que se mira desde el punto de vista geopolítico. El mandatario sirio es un aliado cercano de Vladímir Putin. Su relación es clave desde el inicio del conflicto sirio en 2011 al punto de que Rusia intervino directamente en la guerra civil mediante bombardeos aéreos, apoyando al régimen contra grupos rebeldes y extremistas. La intervención terminó ayudando a Assad a recuperar gran parte del territorio perdido.
- Lea también: Quién es Keith Kellogg, la ficha de Trump para poner fin a la guerra de Ucrania
- Lea también: Rusia ha reclutado a cientos de mercenarios yemeníes para luchar en Ucrania
Ahora surge este nuevo revés para el dictador sirio y su aliado, un episodio que también incluye cuatro civiles muertos en la ciudad de Idlib (a 60 kilómetros de Alepo) por bombardeos sirios y rusos. Además cinco barrios de Alepo fueron tomados por la alianza islamista Organismo de Liberación del Levante y otras facciones opositoras apoyadas por Turquía, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos.
Absolutely historic footage from #Aleppo tonight.
Rebel forces reached the statue of Bashar’s deceased brother Bassel al-Assad at the eastern edge of the New Aleppo district, taking down the regime flag.#Syria. pic.twitter.com/oacvTCwIZM
— Thomas van Linge (@ThomasVLinge) November 29, 2024
Siria complica el tablero geopolítico para Rusia e Irán
El gobierno turco de Recep Tayyip Erdogan, mantiene una posición compleja sobre la situación. Si bien apoya a las facciones rebeldes sirias en el norte del país para contrarrestar la dictadura de Bashar al-Assad, también ha mostrado su disposición para dialogar en pro de la estabilidad regional y acabar con la crisis de los refugiados, considerada una de las más grandes de la actualidad y con 5,2 millones de personas exiliadas en países vecinos, según ACNUR.
Lo que está claro en medio de todo el caos, es que este nuevo conflicto en Siria representa un problema no solo para Putin en términos internacionales, también lo es para el régimen de Irán. El motivo radica en que Bashar al-Assad tiene el apoyo de la República islámica y de los grupos terroristas que esta financia como Hezbolá en el Líbano.
Por ejemplo, el director del Observatorio, Rami Abdel Rahman, aseguró a la agencia AFP en las últimas horas que las fuerzas gubernamentales “no estaban en absoluto preparadas” para el ataque que propinaron los rebeldes en Siria.
Ola de disturbios y detenciones en Georgia
Mientras las cosas se tensan aún más en el país ubicado en Oriente Próximo, dentro del continente asiático, hay otra revuelta que tampoco parece ser beneficiosa para los aliados antioccidentales en esa parte del mundo. En Georgia hay disturbios contra el gobierno pro ruso del partido Georgian Dream (GD) luego de que este decidiera congelar hasta el año 2028 las negociaciones para entrar a la Unión Europea (UE).
Los georgianos exigen entrar al bloque con la idea de adoptar mecanismos democráticos. También lo ven como oportunidad para alejarse de influencias externas, especialmente de Rusia. Es algo que no le conviene al primer ministro, Irakli Kobajidze. En una muestra de autoritarismo, declaró “ilegales” las protestas opositoras y ordenó el inicio de detenciones. Hasta ahora, hay al menos 32 policías heridos y más de 40 manifestantes detenidos.
Georgia había solicitado en 2022 la adhesión a la UE y un año más tarde le fue concedido el estatus de país candidato, pero las cosas cambiaron con la llegada al poder de GD y su retórica anti Occidente.