La biología se está imponiendo en las carreras deportivas de Lin Yu-ting, quien compitió con la bandera de Taiwán en los Juegos Olímpicos de París de este año, y también en la de Imane Khelif, representante de Argelia en la misma competencia. En menos de tres semanas han enfrentado escándalos que ponen en duda su participación en el boxeo femenino por estudios médicos que los califican como hombres biológicos.
Lin Yu-ting se retiró esta semana de las finales de la Copa Mundial de Boxeo, en Sheffield, Inglaterra, luego de que World Boxing, organización deportiva internacional que regula el boxeo amateur, cuestionara su elegibilidad. No hay mayores explicaciones sobre el asunto, pero lo que pasó en el año 2023 podría dar pistas. En ese momento, Lin quedó descalificado del mismo torneo porque la Asociación Internacional de Boxeo (IBA, por sus siglas en inglés), que entonces lo organizaba, hizo pruebas de laboratorio tanto al taiwanés como al argelino. Los resultados confirmaron que “no coincidían con los criterios de elegibilidad para los eventos femeninos de la IBA”.
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Es evidente que este tema sigue persiguiendo a ambos boxeadores, y no dejará de hacerlo. Las medallas de oro que ganaron en París y el sentimiento de desolación que cubrió a las boxeadoras mujeres –claramente derrotadas– fue tal que hasta la primera ministra de Italia, Georgia Meloni, protestó por el evidente sesgo ideológico. Pero el presidente del Comité Olímpico Internacional (COI), Thomas Bach, partidario de la agenda progresista, prefirió presentar excusas. A su juicio, aquellas críticas contra Lin y Khelif por permitirles competir contra mujeres escondieron “una guerra cultural” de los que quieren apropiarse “de la definición de lo que es una mujer”.
El revelador informe médico de Iman Khelif
Lin había llegado a Gran Bretaña y se retiró del evento este 26 de noviembre, de acuerdo con una reseña de la agencia AFP. Aunque World Boxing y England Boxing no ofrecieron mayores comentarios, la Administración de Deportes de Taiwán defiende que sí “es mujer” y responsabiliza a la falta de aplicación de “políticas regulatorias claras del COI que aseguren la protección de los derechos de los atletas”.
El organismo taiwanés omite que “la protección de los derechos de los atletas” sí ocurrió en los Juegos de París, cuando Lin ganó el oro en la categoría de 57 kilos al derrotar a sus rivales mujeres. La IBA había informado previamente al COI sobre las pruebas de género, pero este último ignoró los resultados. Desde entonces, ambos organismos deportivos remarcaron sus diferencias, sobre todo porque el doctor Ioannis Filippatos, expresidente del Comité Médico de la IBA, es enfático al asegurar que “la medicina es conocimiento, no opinión”.
La frase también calza a la perfección para lo último que ocurrió con Imane Khelif. El medio francés Le Correspondant sacó a la luz un informe médico que se le practicó donde se muestran niveles elevados de testosterona y de un cariotipo XY, típicamente masculino. No mostró presencia de útero pero sí de gónadas (testículos) y un micropene en forma de clítoris. Eso explicaría por qué en apenas 46 segundos derrotó a la boxeadora italiana Angela Carini en los Juegos Olímpicos, pues la atleta no puedo resistir a los golpes que recibió de Khelif.
El argelino denunció al portal francés por lo que llama un historial médico “no verificado” sobre su género. Aquí una vez más salió a relucir el COI afirmando que “está consternado por el abuso al que Imane Khelif está siendo sometida actualmente”.