Jaguar, la famosa marca de vehículos deportivos y de lujo, se equivocó con el rediseño de su imagen. El comercial que estrenaron hace pocos días para acompañar su rebranding no muestra ni un solo auto, pero sí promociona modelos andróginos que parecieran vender ropa. Incluso el multimillonario Elon Musk respondió a este relanzamiento dudando sobre el tipo de producto vende la compañía.
En los 30 segundos que dura el comercial con la nueva imagen de Jaguar se observa a los modelos vestidos con prendas de colores acompañados de frases como «no copies nada» o «elimina lo ordinario». Quien no conoce la marca, difícilmente pueda adivinar que se trate de vehículos. El resultado del nuevo concepto está tan divorciado de su público objetivo que ahora llueven las críticas y pedidos de boicot. Tantos que la marca británica ha salido a responder comentarios en la red social X.
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El comercial y las fotos en las cuentas de redes sociales de Jaguar revelan un nuevo logotipo y en general una nueva estética que recibe comentarios como “go woke, go broke” o que piden despedir a los publicistas que ejecutaron la campaña. La marca va dirigida a un público de alto poder adquisitivo, como empresarios y profesionales, quienes valoran el lujo, la sofisticación y el rendimiento en un vehículo, por lo que puede decirse que el caso de Jaguar se suma al listado de empresas que apelan a la agenda woke creyendo que eso garantiza mayores ventas. Sin embargo, al final terminan comprobando cómo la moda sobre la ideología de género y de raza solo provoca el efecto contrario entre los consumidores.
Do you sell cars?
— Elon Musk (@elonmusk) November 19, 2024
“Jag’s Bud light moment”
No faltan las comparaciones entre la nueva imagen de Jaguar y la situación que atravesó la marca de cerveza Bud Light el año pasado. Ambas marcas buscaron expandir su base de consumidores para incluir a audiencias más diversas utilizando estrategias publicitarias dirigidas a comunidades más jóvenes como la generación Z y los millennials, pero a la bebida alcohólica no le fue bien.
Bud Light —cuyos consumidores son jóvenes adultos, mayores de 21 años, hombres y conservadores— lanzó una campaña que involucró al influencer transgénero Dylan Mulvaney. La reacción de los compradores y el mal manejo posterior de la situación contribuyó a una crisis de confianza y lealtad hacia la marca. El resultado fue un boicot que provocó la pérdida de 1400 millones de dólares en ventas en Estados Unidos y más de 27000 millones de dólares en valor de marca, según Forbes. Más de un año después, Bud Light continúa experimentando pérdidas mientras que sus competidores consiguen aumentar sus ingresos.
La marca de cerveza tuvo que volver a sus raíces y hoy se le ve presente en eventos como las peleas de la UFC, liga cuyo presidente es Dana White, amigo cercano de Donald Trump; y aunque se desconoce si Jaguar pasará por lo mismo, el descontento crece por su nueva imagen.
En realidad, el rediseño responde al hecho de que Jaguar Cars (nombre completo de la marca) planea vender exclusivamente vehículos eléctricos a partir del año 2025. El objetivo entonces pasa por transformarse hacia una marca de lujo completamente eléctrica, dejando atrás los modelos de combustión interna y algunos híbridos.
Sin mencionar los comprobados daños ambientales que causa este tipo de automóviles defendidos por grupos progresistas, la fórmula que aplica la compañía es la misma que ha demostrado previamente su ineficacia.