Inglés.— El millón de dólares pagado a la presentadora de televisión, Oprah Winfrey, por parte de la campaña demócrata de Kamala Harris —hoy derrotada— solo es el comienzo de un abismo sin fondo en términos económicos. A pesar de haber recaudado más que la campaña republicana de Donald Trump, muchos se preguntan cómo ocurrió tal despilfarro del dinero que recibió la actual vicepresidente para impulsar su postulación.
Y es que Winfrey forma parte de un largo desfile de celebridades que promocionaron la candidatura de Harris, sin mencionar los conciertos en los siete estados claves con la participación de Lady Gaga, Katy Perry, Jon Bon Jovi o Christina Aguilera en los que se habrían gastado 20 millones de dólares. Todos los estados péndulos los terminó perdiendo la demócrata frente al Trump. Eso demuestra que más allá del dinero, la efectividad reside en el mensaje enviado a los votantes.
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Detrás está Jen O’Malley Dillon, la directora de la campaña de Harris, quien según una fuente que habló para Breitbart, “gastó 1000 millones de dólares en unos pocos meses”. Ella habría presionado para que la campaña “tuviera conciertos con celebridades como Katy Perry, Lizzo, Eminem y Bruce Springsteen”. No es todo, “varias personas” que habían trabajado con los demócratas “todavía están esperando varios pagos atrasados que se les prometió por su trabajo”.
Campaña demócrata pide donaciones
Tanto bombo mediático no funcionó para Kamala Harris, eso está claro. Seguramente este derroche de dinero será estudiado por los demócratas a futuro, si se tiene en cuenta que entre enero de 2023 y el 16 de octubre de 2024 su campaña recaudó 997,2 millones de dólares en comparación con los 388 millones de dólares de la campaña de Donald Trump, de acuerdo con datos de la Comisión Federal Electoral (FEC).
El escenario es tan caótico que incluso después de su derrota del 5 de noviembre, “la campaña electoral de la vicepresidente Kamala Harris sigue buscando donantes de dinero”, indica un reporte de Daily Caller. Usan la frase el “Fondo de Lucha de Harris” para justificar —en correos electrónicos enviados a sus votantes— nuevas recaudaciones para “financiar esfuerzos legales e iniciativas de recuento para ayudar a los demócratas en las reñidas contiendas por el Congreso”.
A la súplica la acompaña además una deuda por 20 millones de dólares, según palabras de Christopher Cadelago, jefe de la oficina de California de Politico, escritas en una publicación en X. Solamente en publicidad los demócratas gastaron 654 millones de dólares desde el 22 de julio hasta el día de las elecciones, mientras que Trump gastó 378 millones de dólares, o 57 % menos, en la misma categoría, según datos de AdImpact que menciona Washington Examiner.
Trump le hace una oferta a Harris
Además de lo que recaudó la campaña de Harris, otros grupos demócratas también sumaron aportes alcanzando los 1200 millones de dólares en este ciclo electoral. ¿Cómo se dilapidó ese dinero? Se sabrá en los próximos días, ya que la FEC exige que los candidatos presenten informes posteriores a las elecciones generales en un plazo de 30 días.
En todo caso, si la extinta campaña de Kamala Harris no alcanza a cancelar sus deudas, el presidente electo Donald Trump “se ofreció” a pagarlas. Haber hecho una campaña estratégica, aprovechando los errores demócratas para impulsar su imagen, le permitió al equipo del expresidente mantener saldo a favor. “Nos queda mucho dinero, ya que nuestro mayor activo en la campaña fueron los “medios ganados”, y eso no cuesta mucho. ¡HAGAMOS A ESTADOS UNIDOS GRANDE OTRA VEZ!”, fue parte de su mensaje en Truth Social.
Una vez más se comprueba que hacer más ruido no significa que sea efectivo. Lo importante es dirigir el mensaje correcto ante necesidades urgentes, como la deteriorada economía que erosiona el bolsillo de los electores en lugar de crear filtros de Snapchat.