No resulta extraño que California se pintara nuevamente de azul en las recientes elecciones de Estados Unidos al contar con una población que, en su mayoría, votó por la otrora candidata demócrata, Kamala Harris. El estado, gobernado por el progresista Gavin Newsom, le asignó sus 54 votos electorales a la actual vicepresidente sin que eso fuera suficiente para vencer a Donald Trump.
Tras la derrota, organizaciones civiles que promueven la ideología de raza y de género crearon un movimiento llamado “We are California” con el que pretenden luchar por “la libertad de todos” ante la victoria de Trump. Argumentan un supuesto “autoritarismo” de la segunda Administración republicana que ni siquiera ha comenzado y se basan –una vez más– en la retórica que congresistas, famosos y grandes medios apegados a la línea demócrata han repetido hasta el cansancio y sin fundamentos sobre la propuesta de gobierno del también expresidente.
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Sin embargo, lo más llamativo de todo este asunto no está en la creación de tal movimiento como una respuesta reaccionaria hacia “Trump y su alianza de multimillonarios corporativos” que “están dispuestos a castigar a los californianos y quitarles libertades”, como vociferan estas organizaciones. Lo más destacado es que el Partido Demócrata pierde cada vez más votos populares en ese estado, donde su gobernador permite que las escuelas promuevan libros sobre transexualidad a niños en edad preescolar o que los centros educativos oculten a los padres sobre hijos que dicen ser transgénero.
California apoya cada vez menos a los demócratas
Los números evidencian el declive en California que tuvo el Partido Demócrata, representado esta vez por Kamala Harris, en comparación con otros ciclos electorales. Si bien el conteo de votos va por 55,57 % hasta la noche del 7 de noviembre, según el registro de Fox News, la actual vicepresidente apenas tiene una ventaja de 17,2 % sobre Trump, tras conseguir 57,3 % de los votos frente a 40,1 % del republicano.
El declive es evidente. En el año 2020, Joe Biden consiguió 29,2 puntos porcentuales por encima de Donald Trump. En las elecciones de 2016, la entonces candidata Hillary Clinton sacó una ventaja de 30,1 % sobre Trump, a pesar de que el republicano terminó ganando la Presidencia. Para 2012 Barack Obama venció en California con 23,1 puntos por encima del exgobernador republicano Mitt Romney. Y en 2008, Obama ganó este estado con una ventaja de 24 %.
Kamala Harris no superó las expectativas de su partido en California, así como tampoco las superó entre los latinos en todo el país, a juzgar por el aumento de 8 puntos porcentuales que consiguió Trump entre los hombres latinos y 6 puntos entre las mujeres latinas, según la encuesta de salida de Fox News Voter Analysis. Sondeos previos ya avizoraban que la actual vicepresidente demócrata, aún en campaña, ostentaba la marca más baja de su partido dentro de ese segmento en cuatro ciclos electorales presidenciales cuando se superó el 60 % tanto con Barack Obama como con Hillary Clinton e incluso con Joe Biden.
De manera que las organizaciones civiles que promueven esta “resistencia” contra la próxima Administración Trump arrancan con el pie izquierdo. Tildan al mandatario republicano de “autoritario” cuando California se convirtió en un estado marcado por el éxodo de empresas –lo que termina afectando a los trabajadores– por las malas decisiones e imposiciones tributarias de Gavin Newsom. El resultado: 48 compañías se fueron del estado desde enero de 2023 hasta abril de este año, indica “The California Book of Exoduses”, elaborado por el California Policy Center.
Por otro lado, hasta julio California se clasificó como el estado con el gasto mensual medio de vivienda más alto en todo el país, según Forbes, además de ser el tercero con los precios de alimentos más caros. Como resultado, el desarrollo de empresas y de individuos se ve afectado por la intervención del gobierno local, sin mencionar la instauración de la agenda verde bajo la cual se prohibirá la venta de vehículos de combustión interna a partir del año 2035.