Difundir mensajes contradictorios –relacionados con la guerra entre Israel y el grupo terrorista Hamás– termina por desenmascarar a la candidata demócrata Kamala Harris a pocas horas de las elecciones presidenciales en Estados Unidos. Es algo que podría darle la estocada final a su postulación, considerando lo reñidas que van las encuestas frente a su contrincante republicano, Donald Trump. Y es que ella cuenta con 47,7 % de favoritismo frente a 48,5 % de su contendiente, según el promedio de sondeos que hace Real Clear Pollling. Es decir, Trump tendría una ventaja de 0,8 % a pocas horas de las votaciones.
En dichos mensajes las palabras de la actual vicepresidente varían dependiendo de quién lo recibe. Por ejemplo, a los votantes judíos en Pensilvania les dijo que si ella gana “defenderá el derecho de Israel a defenderse”. Pero a los votantes árabes en Michigan les dice que “no guardará silencio sobre el sufrimiento humano que ocurre en Gaza”. Incluso la cadena progresista CNN decidió informar sobre esta contradicción a medida que otros grandes medios también dejan sola a la abanderada demócrata.
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Cualquier paso en falso puede costarle la Presidencia a cualquiera de los dos candidatos, sobre todo si se aplica a estados clave por el poder que tienen de definir el resultado. En el caso de Pensilvania, es el estado bisagra que más votos electorales aporta (19), mientras que Michigan otorga 10. Tanto Trump como Harris hacen por estas horas sus cierres de campaña recorriendo varias ciudades para tratar de inclinar la balanza a su favor.
Harris is running pro Palestine ads in Michigan
While simultaneously running pro Israel ads in Pennsylvania?
How can we tell what she actually believes?
Kudos to @CNN for the honest reporting
— Shaun Maguire (@shaunmmaguire) November 2, 2024
Kamala Harris se aparta de la agenda woke
Coquetear con mensajes contradictorios con los votantes judíos y los árabes no ha sido el único problema reciente de la campaña demócrata, urgida por darle forma al discurso de Harris para separarla de los fracasos del gobierno de Joe Biden que ella también dirige. La hoy moribunda agenda “woke” ha quedado de lado a medida que la vicepresidente ha hablado de proteger su casa con una Glock o hacer campaña con republicanos como Liz Cheney.
Incluso The New York Times lo admite en un artículo titulado “A partir de 2020, la política de identidad pierde su control sobre el país”. Ahí se lee cómo la ideología “woke”, que alcanzó su punto máximo después de la muerte de George Floyd en 2020, se disipó “en gran medida” en este ciclo electoral. “La breve era de su dominio incuestionable está llegando a su fin”, confiesa el politólogo de la Universidad Johns Hopkins, Yascha Mounk.
¿Qué cambió? Según la deducción del autor, la gente “ahora reconoce que ciertas soluciones progresistas a la injusticia, centradas en la identidad, nunca fueron ampliamente populares”. De hecho, cuando le preguntaron a la candidata demócrata sobre cirugías de género para prisioneros o migrantes detenidos, ella solo respondió “creo que deberíamos cumplir la ley”.
Más de 77 millones de estadounidenses ya votaron
Lo cierto es que ya no hay mucho por hacer para cambiar la decisión de los electores. Kamala Harris agendó tres actos de campaña en Pensilvania, el estado más disputado, mientras Trump recorre el mismo estado y cierra la suya en la ciudad Grand Rapids, en Míchigan, que fue uno de los que le dio la victoria en 2016.
Los votos anticipados también hablaron: hasta la tarde de este 4 de noviembre más de 77,3 millones de estadounidenses ya habían votado, de acuerdo con el monitoreo de NBC News. El 41 % de estos correspondería a demócratas registrados y 39 % a republicanos. Sin embargo, la última palabra de los electores se conocerá este 5 de noviembre.