Investigadores chinos están aprovechando vacíos legales en el modelo de lenguaje por inteligencia artificial lanzado por Meta, bautizado como Llama, para crear una herramienta militar. Su objetivo pasa por recopilar, procesar inteligencia, así como ofrecer información precisa y confiable para la toma de decisiones operativas, según documentos a los que tuvo acceso Reuters.
Llama, creado por la empresa fundada por Mark Zuckerberg, es de código abierto. Quiere decir que su código fuente está disponible para que cualquiera lo revise o modifique. Científicos ligados al Ejército Popular de Liberación (EPL) al servicio del Partido Comunista Chino (PCCh) vieron la oportunidad y la aprovecharon.
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Los desarrollos tecnológicos de China se convirtieron en el pan nuestro de cada día por la urgencia que tiene el régimen de Xi Jinping de reforzar su papel como potencia mundial y de superar en este sentido a Estados Unidos. Usar a Llama solo es una muestra de lo que pueden hacer desde los laboratorios del gigantes asiático, ya que desde hace meses se habla de inventos como un “comandante virtual” creado con inteligencia artificial o el entrenamiento de perros robot en ejercicios militares.
La IA “podría reconfigurar el equilibrio de poder”
Aunque Meta prohíbe el uso de sus modelos de inteligencia artificial para “actividades militares, de guerra, industrias o aplicaciones nucleares, o espionaje”, aparecen vacíos legales por su propia modalidad de código abierto. Luego de que la agencia de noticias publicara la información, la compañía de Mark Zuckerberg dijo que tomó medidas al respecto. “Cualquier uso de nuestros modelos por parte del Ejército Popular de Liberación no está autorizado y es contrario a nuestra política de uso aceptable”, afirmó un vocero.
Sin embargo, esas medidas podrían no ser tan eficaces para frenar las ambiciones chinas. La evidencia: desde la Casa Blanca prohibieron las inversiones en tecnologías clave en el gigante asiático por amenazar la “seguridad nacional”. Aunque el episodio con Meta no había salido aún a la luz, el nuevo decreto demuestra que hay preocupaciones en Washington por los avances del comunismo que dirige Xi Jinping. Como consecuencia, el capital estadounidense no podrá ser invertido en empresas de ese país ligadas a semiconductores y microelectrónica, información cuántica o inteligencia artificial.
Volviendo a la herramienta militar creada por China, el reporte detalla que ChatBIT (apodado así) fue perfeccionado y “optimizado para tareas de diálogo y respuesta a preguntas en el ámbito militar”. Se descubrió que su rendimiento “era superior al de otros modelos de IA que tenían aproximadamente 90 % de la capacidad del potente ChatGPT-4 de OpenAI”.
En el caso de Meta, también busca matizar su responsabilidad al afirmar que “en la competencia global en IA, el supuesto papel de una versión única y obsoleta de un modelo estadounidense de código abierto es irrelevante cuando sabemos que China ya está invirtiendo más de un billón de dólares para superar a Estados Unidos en IA”.
La explicación también tiene algo de razón. Pekín busca la supremacía tecnológica no solo para enarbolar la bandera de la superioridad frente a Estados Unidos. También lo hace porque la inteligencia artificial “podría reconfigurar el equilibrio de poder”, un argumento con el que están de acuerdo Rusia y EE. UU., tal como explica la firma Goldman Sachs.