Una reunión en Washington entre los titulares de Defensa de Estados Unidos y de Corea del Sur, Lloyd Austin y Kim Yong-hyun, respectivamente, pudo haber incomodado al régimen de Corea del Norte, que lanzó a seis días de las elecciones en Estados Unidos un ICBM (misil balístico intercontinental) hacia el mar de Japón (también conocido como mar del Este en las dos Coreas).
El misil norcoreano cayó a unos 300 kilómetros al oeste de la isla de Okushiri, al norte de Japón, luego de hacer una trayectoria parabólica o un ángulo casi vertical –lo que le permite alcanzar mayor altitud y recorrer más distancia de lo habitual– según la explicación del Estado Mayor Conjunto (JCS) surcoreano. Esto podría ser solo la antesala de lo que la dictadura de Pyongyang se propone.
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La hipótesis se sostiene en la advertencia que hacen legisladores surcoreanos sobre la instalación de un lanzador de misiles, el cual sería activado “con una fecha prevista para las elecciones presidenciales de Estados Unidos, ya sea antes o después, en noviembre”. No indicaron la ubicación, pero el diputado Lee Seong-kweun, citado por Reuters, dijo que “los preparativos de un lanzador transportador-erector (TEL) están completos”. Otro diputado, Park Sun-won, agregó que la inteligencia de su país “no creía que todavía se hubiera cargado un misil en el lanzador”.
Mensaje de Corea del Norte al próximo presidente de EEUU
En Corea del Norte parecen estar decididos a elevar las tensiones con Estados Unidos. Además, también envían un mensaje al próximo presidente, sea la demócrata Kamala Harris o el republicano Donald Trump. La alianza cada vez más estrecha con Rusia y el envío de unos 10000 soldados para respaldar a Vladímir Putin en la invasión a Ucrania terminan de dar forma a un contexto geopolítico cada vez más complejo que deberá saber manejar el próximo inquilino de la Casa Blanca.
Kim Jong-un dijo incluso este jueves que el nuevo lanzamiento de un misil balístico intercontinental demuestra la “determinación de contraataque” de Pyongyang, a través de un comunicado de la agencia estatal KCNA. Adicionalmente, el dictador Kim Jong-un viene de promocionar por todo lo alto la aceleración de su programa de armas nucleares, heredado de su abuelo Kim Il-sung, como una política para posicionar a Corea del Norte en las relaciones internacionales. Pasados los años, logró ese propósito al contar con 1822 ojivas desplegadas y 521 misiles norcoreanos ICBM, de acuerdo con el conteo de Nuclear Threat Initiative.
El encuentro entre los titulares de Defensa Lloyd Austin y Kim Yong-hyu se agendó precisamente para condenar el despliegue de tropas norcoreanas en Rusia. Según el funcionario estadounidense, dichos soldados ya se habrían acercado al frente en Ucrania “equipados con uniforme y material ruso”.
No hay solución a corto plazo para este asunto que genera tanta tensión internacional. La ONU, el Pentágono y la OTAN han hecho exhortos a Corea del Norte y Rusia que parecen quedar en la nada. Sin embargo, el candidato republicano Donald Trump dijo a finales de septiembre que si gana la Presidencia, la invasión a Ucrania se resolvería “rápidamente” por su buena relación con el presidente ucraniano, Volodímir Zelenski, y con su homólogo ruso, Vladímir Putin. Desde el principio de la guerra, aseveró que Moscú nunca habría invadido el país vecino si él fuera el presidente.
Por su parte, Kamala Harris declaró desde hace meses atrás que “se mantendrá firme junto a Ucrania” y los “aliados de la OTAN”, aunque esa posición –básicamente la misma que ha tenido la Administración Biden que ella también dirige– no ha contribuido a poner fin al conflicto. Lo cierto es que Corea del Norte observa atenta no solo por su alianza con Rusia, sino por su propio interés de desafiar a la mayor potencia mundial.