Ozempic está de moda. Nadie puede negarlo, al menos en Estados Unidos. El medicamento destinado originalmente para paciente con diabetes tipo 2, se popularizó en los últimos meses porque también ayuda a bajar de peso. Se administra una vez por semana en dosis inyectadas y es un descubrimiento revolucionario entre quienes desean perder unos kilos, aunque de una manera no tan saludable.
La presentadora de televisión Oprah Winfrey, la cantante Kelly Clarkson, la celebridad de televisión Sharon Osbourne, son algunas que han tomado Ozempic o se sospecha que lo han hecho. Las fotos de antes y después son la evidencia del drástico cambio que han tenido. Pero lejos de caer en la idea de que “sobre cuerpos ajenos no se habla”, el consumo de Ozempic no se trata de eso, sino de los peligrosos efectos secundarios, su creciente uso y de cómo esto podría ser prioridad dentro de un eventual segunda Administración de Donald Trump.
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Náuseas, dolor de estómago, estreñimiento, diarrea y vómitos son algunos de los efectos comprobados científicamente. La esposa del músico Ozzy Osbourne confesó que dejó de tomar Ozempic porque perdió 19 kilos. Acá es donde podría entrar una nueva Administración Trump por la atención que le está dando a este tema Robert F. Kennedy Jr., otrora candidato independiente, recientemente alineado a la campaña republicana.
El artículo de la discordia de NYT
Kennedy Jr. negoció un acuerdo con el expresidente republicano para un cargo supervisando una cartera de temas médicos y de salud, según versiones que surgieron cuando anunciaron su alianza. El hijo de Robert F. Kennedy está avocado a estas cuestiones y ahora creó su propia versión del slogan “Make America great again”, adaptándolo a “Make our country healthy again” (haremos a nuestro país saludable de nuevo) para explicar cómo espera abordar la moda de Ozempic.
Una columna publicada por New York Times, donde su autor plasma la “imprecisión” en la comunidad médica sobre la definición de obesidad, y proponer el uso de medicamentos para abordarla, es lo que provocó la respuesta de Kennedy Jr. “En lugar de arreglar nuestro sistema alimentario y abordar la crisis de la obesidad desde su raíz, el autor se centra en un fármaco que puede paliar el síntoma y alegrar los bolsillos de los distantes ejecutivos de las grandes farmacéuticas”, escribió como respuesta.
Aunque su afirmación puede ir contra el concepto de libre mercado donde las empresas ofrecen sus productos sin interferencia del Estado, también es cierto que así como la corriente progresista ha normalizado —e incluso celebra la obesidad— el NYT plantea que la solución a la gordura mórbida está en una jeringa o en los quirófanos en lugar de un estilo de vida saludable. En ese sentido, Kennedy aseveró que “cuando trabaje en la próxima administración, abordaré nuestro enfermo sistema alimentario y las agencias gubernamentales corruptas para ayudar a que nuestro país vuelva a ser saludable”.
Ganancias de Novo Nordisk
Emily Simpson participa en un show de telerrealidad llamado “The Real Housewives of Orange County”. Tomó Ozempic durante un mes y perdió, dice, entre dos y tres kilos. Contó que lo dejó de tomar porque se sentía “letárgica y sin mucha energía”. Que figuras reconocidas sirvan como amplificador del medicamento, podría empeorar el panorama de quienes los siguen.
Novo Nordisk, el fabricante de Ozempic y Wegovy (otro medicamente similar) da garantías de seguridad a pesar de las advertencias. La compañía está valorada en 570.000 millones de dólares, mayor que el PIB de Dinamarca. “Con una cifra como esa, ¡por supuesto que este medicamento es la respuesta! Tiene que ser la respuesta”, respondió Kennedy Jr. Entonces, en temas de salud habrá otro tema pendiente para una eventual Administración republicana si finalmente el sobrino del expresidente John F. Kennedy consigue un puesto en la Casa Blanca a partir de enero de 2025.