Con la excusa del “bloqueo” de Estados Unidos, la dictadura comunista sigue castigando a los cubanos con una escasez que parece no tener fin. Esta vez, el pan y el azúcar pasaron de ser alimentos de la canasta básica a convertirse en pequeños tesoros por el que las personas en Cuba recorren kilómetros tratando de encontrar una ración decente para llevar a sus hogares.
Lo que sí es seguro es que en cuanto al pan “normado” (llamado así por estar regulado en la libreta de racionamiento) los cubanos recibirán uno mucho más pequeño. De 80 gramos pasa a pesar 60 gramos debido a la escasez de harina, producto del “recrudecimiento del bloqueo impuesto por el Gobierno de los Estados Unidos”, según la dictadura. Es un discurso repetido en el que pocos creen.
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Tampoco se puede esperar un pan de buena calidad debido a que se le aplican “extensores” para hacer rendir la mezcla. Pero además, hay problemas estructurales que el régimen omite en su anuncio, como el hecho de que para febrero de este año, de cinco molinos con los que cuenta el país, solo funcionaba uno: el que está ubicado en el municipio Cienfuegos, el cual tiene capacidad de procesar 250 toneladas diarias de trigo, de unas 700 que se requiere.
Por otro lado, hace menos de 10 días la comida de los cubanos estaba atrapada en cinco barcos frente a los puertos por falta de pago del régimen de Miguel Díaz-Canel. Bajo este contexto y una retórica poco fiable, los cubanos pagarán 75 centavos, en lugar de un peso, por el pan si es que lo consiguen luego de ser distribuidos en escuelas y hospitales, lugares considerados prioritarios.
Azúcar de remolacha para el agua
Como en todo régimen comunista, la propaganda se vuelve indispensable para ocultar la realidad. Siendo consecuente con eso, el castrismo realizó entre el 11 y 13 de septiembre el Festival Internacional “Varadero Gourmet”, ignorando a aquellas familias que no pueden alimentarse tres veces al día.
Algunas personas ni siquiera pueden agregar azúcar al café. Yosvany, de 42 años de edad y habitante de la ciudad de Holguín, cuenta a 14 y Medio cómo recorrió kilómetros para conseguir lo que pudiera comprar con un billete de 1000 pesos (3,1 dólares según el tipo de cambio informal) provenientes de la pensión mensual de su madre. Inició su búsqueda por sus dos hijos pequeños, que aguardan en la casa para “tomarse aunque sea un vaso de agua con azúcar”.
El mes pasado, las “mipymes” vendían azúcar a 650 pesos, pero ahora el producto brilla por su ausencia. Lo atribuye a que están “aguantadas”. “No quieren invertir en traer mucha mercancía porque de pronto les meten un sablazo y les regulan el precio de una cosa o de otra y tienen que cargar ellas con las pérdidas”, explica. Finalmente consiguió azúcar de remolacha a 700 pesos el kilo, que endulza menos, y por ende, se usa más. Una hora después de llegar a su hogar, ya se habían consumido la mitad de la bolsa.
La escasez de harina y de azúcar es solo otra muestra de la miseria que genera el comunismo, donde la distribución de la riqueza solo vuelve más pobres a los ciudadanos mientras la élite en el poder se enriquece. Detrás de la crisis cubana no está el “bloqueo” de EE. UU., ya que si así fuera, no aumentarían las compras de alimentos que la isla hace continuamente al país norteamericano.