La agenda progresista sigue presionando desde Estados Unidos a pesar de muchos episodios que demuestran el hartazgo de sus ciudadanos con temas enmarcados en la ideología de género y de raza. Si el presidente Joe Biden, defensor de esta nefasta moda, puso a personas como Rachel Levine al frente de instancias como la Subsecretaría de Salud, entonces no es de extrañar que el movimiento que sigue infiltrado en las instituciones del país pretenda imponer una nueva “verdad” con la única intención de destruir el concepto de familia.
Levine, hombre de nacimiento y quien se identifica como mujer, visitó esta semana Identity Alaska, un centro comunitario que atiende a personas de la denominada “comunidad ‘LGBTQIA2S+'” (acrónimo de los términos lesbiana, gay, bisexual, transgénero, queer, intersexual, asexual, de dos espíritus y otras tantas “identidades”). Desde allí lanzó directrices de lo que a su juicio deberían ser las discusiones sobre los géneros.
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El funcionario no solo promueve borrar el papel de la educación familiar y los valores inculcados en el hogar, sino que también tiene la intención de desdibujar completamente los géneros biológicos hombre y mujer. Desde ese lugar dijo que los niños desde edad preescolar “deben” aprender cómo los médicos “asignan” el género a los bebés haciendo “suposiciones” y también instó a promover el uso de la “biología inclusiva de género”.
No es aceptado decir “madre”
Pero lo más delirante es que según el manual que propone, se debería eliminar la palabra “madre” de las discusiones sobre reproducción, refiriéndose a ellas como “productor de óvulos” o “portador”. Este episodio se une a muchos otros que llegan incluso al mundo del deporte, con atletas femeninas alertando sobre cómo quedan desplazadas ante competidores hombres que se declaran mujeres.
Levine ignora las voces críticas a su agenda, como el hecho de que promover infancias trans “no permite a los niños y adolescentes comprender y apreciar las transiciones naturales en sus cuerpos”, como explicó tiempo atrás Chloe Cole, activista y quien en su preadolescencia fue sometida a un tratamiento hormonal y extirpación de sus senos por médicos a los que demandó por mala praxis.
Volviendo al tema de las mujeres —el único género biológico humano capaz de concebir y gestar—, otra propuesta que defiende el funcionario de Biden es que en lugar de decir “cuando la mamá dé a luz”, los términos deberían ser “cuando el bebé salga del útero”. Es decir, pretende darle la vuelta a la realidad para borrar a la mujer de la ecuación.
El dilema de las grandes marcas
El manual que respalda Levine, a disposición del público —y promovido previamente por el sindicato de maestros de la Asociación Nacional de Educación— sugiere que si se habla de la zona íntima masculina, habría que reemplazar expresiones como “los hombres deben revisarse los testículos con regularidad en busca de bultos” por “las personas que tienen testículos deben revisarse con regularidad en busca de bultos”.
Rachel Levine es insistente con sus argumentos, como lo son numerosos grupos progresistas que esconden objetivos económicos y partidistas detrás del supuesto interés por determinadas comunidades. Además, desde la Casa Blanca y medios afines se permite la exposición de estas ideas “woke”, cuando en contraste se silencia o cancela a figuras públicas que defienden la estudiada y comprobada biología humana.
Sin embargo, cada vez es mayor el rechazo a esta imposición. Disney, la marca de cerveza Bud Light o la cadena Target son la prueba de que cuando el cansancio de los compradores prevalece, sus ganancias sufren y ahí es cuando se ven en la necesidad de recular sus imposiciones ideológicas.